El Enigma del Espejo Roto

Capítulo 1

La ciudad de Samewood siempre había sido conocida por su tranquilidad y encanto pintoresco. Sus calles adoquinadas y casas con jardín daban la impresión de un lugar donde el tiempo se detenía y los problemas se mantenían a raya. Sin embargo, en la esquina de la calle principal, un pequeño y viejo edificio guardaba un secreto que pronto alteraría la vida de cuatro jóvenes amigos.

Era una tarde de otoño cuando Álex Martínez decidió visitar la tienda de antigüedades del señor Whitaker, un lugar que había estado en la misma esquina durante décadas.

Álex, un joven de veintidós años con pasión por la historia y los objetos antiguos, había oído hablar de la tienda desde que era un niño. Hoy, en busca de una pieza especial para su colección, decidió que era el momento perfecto para explorar el establecimiento.

La tienda estaba abarrotada de objetos curiosos y exquisitos. Desde relojes de péndulo hasta candelabros de bronce, el lugar era un festín para los ojos de cualquier amante de lo vintage. El suelo de madera crujía bajo sus pasos mientras el chico recorría los pasillos estrechos, observando cuidadosamente cada artículo.

—¡Bienvenido, joven! —dijo el señor Whitaker, un hombre mayor con una barba canosa y ojos vivaces—. No te he visto por aquí antes. ¿Buscas algo en particular?

—Hola, señor Whitaker —Álex se volvió hacia el anciano con una sonrisa amable—. Estoy buscando algo especial, tal vez una pieza antigua que tenga una historia interesante. Algo que pueda agregar a mi colección.

El hombre frunció el ceño, pensativo, mientras ajustaba sus gafas redondas de montura metálica.

—Tenemos muchas cosas con historias interesantes, pero creo que tengo justo lo que necesitas. Sígueme.

El anciano lo condujo a la parte trasera de la tienda, donde las sombras parecían danzar entre los objetos apilados. Se detuvieron frente a un viejo espejo con un marco intrincado de bronce. El objeto estaba cubierto por una tela polvorienta.

—Este es un espejo muy antiguo —dijo el señor Whitaker al retirar la tela con cuidado—. Tiene una historia bastante peculiar.

Álex lo examinó con interés. El marco estaba adornado con intrincados grabados de enredaderas y símbolos que parecían casi enigmáticos. El espejo, aunque con algunas imperfecciones, mantenía un aire de elegancia y misterio.

—¿Qué historia tiene? —preguntó el joven con los ojos brillando de curiosidad.

El anciano miró al objeto con una mezcla de respeto y cautela.

—Se dice que este espejo ha estado en varias casas a lo largo de los años. Algunos dicen que refleja no solo la imagen de quien se mira en él, sino también sus pensamientos más oscuros y deseos ocultos. La gente ha tenido experiencias extrañas con él, pero nunca he tenido la oportunidad de corroborar tales historias —le narró con un aire misterioso.

Álex frunció el ceño, intrigado por la leyenda.

—¿Está diciendo que el espejo podría tener propiedades sobrenaturales?

—Eso es lo que se cuenta, aunque nunca he visto nada por mí mismo. He escuchado muchas historias, sin embargo, el espejo tiene un precio elevado debido a su antigüedad y su supuesto origen. Si estás dispuesto a aceptar el riesgo, es tuyo —contestó el anciano casi como si no le importara venderlo o no.

El joven, fascinado por la idea de poseer un objeto tan enigmático, decidió comprarlo. No pudo resistir la tentación de descubrir por sí mismo si las leyendas eran ciertas. Pagó por el objeto y lo llevó a su apartamento, sin saber que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.

***

Al llegar a casa, Álex colocó el espejo en su sala de estar, un lugar central donde podía admirarlo y observarlo con detenimiento. A medida que se instalaba en su nuevo hogar, comenzó a notar algo extraño. Cuando se miraba en el espejo, veía un ligero movimiento en su reflejo, algo que no coincidía con sus propios movimientos. Al principio pensó que era producto de su imaginación o de la luz tenue del apartamento.

Esa noche, mientras el viento soplaba con fuerza fuera de la ventana, el joven se acomodó en el sofá con un libro. El crujido ocasional de la madera y el sonido del viento le daban una sensación inquietante. No obstante, no fue hasta que el reloj marcó la medianoche que las cosas comenzaron a volverse realmente extrañas.

Los susurros comenzaron de manera sutil. Al principio, eran apenas audibles, como un murmullo lejano. Pero a medida que la noche avanzaba, los susurros se volvieron más claros, más insistentes. Álex se levantó del sofá al sentir un escalofrío que le recorría la espalda. Caminó hacia el espejo y lo miró fijamente. No había nada extraño en el reflejo, pero el murmullo persistía.

—¿Hay alguien ahí? —le preguntó al objeto con la voz temblando.

El susurro parecía intensificarse, llenando el aire con una sensación de desesperación y ansiedad. El joven trató de ignorarlo, pensando que estaba cansado y que su mente le estaba jugando una mala pasada. Sin embargo, a medida que los susurros se volvían más claros, pudo distinguir palabras sueltas: “Ayúdame… encuentra la verdad…”

El corazón del chico comenzó a latir con fuerza. Decidió que necesitaba compartir su experiencia con alguien, por lo que se puso en contacto con sus amigos más cercanos: Luna, Jake y Emma.



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En el texto hay: amistad, suspense, rituales

Editado: 11.02.2025

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