El Enigma del Espejo Roto

Capítulo 9

El silencio dentro de la cueva era casi tangible, envolviendo a Álex y a sus amigos en una oscuridad que parecía absorber incluso el leve sonido de sus pasos. La luz de sus linternas apenas lograba abrirse paso a través de la espesa negrura que se extendía ante ellos, proyectando sombras que bailaban de forma inquietante sobre las paredes rugosas. Cada uno de ellos estaba completamente consciente del peso de lo que estaban haciendo; no era solo una exploración, era un enfrentamiento con lo desconocido, con algo que había permanecido oculto durante siglos.

Luna, que caminaba al frente del grupo, levantó la mano para indicar que se detuvieran. A pesar de la tensión, había algo en su mirada que transmitía una calma y una concentración implacable.

—Escuchad —susurró al inclinar ligeramente la cabeza para captar cualquier sonido inusual.

El grupo se detuvo, conteniendo la respiración mientras trataban de identificar lo que había alertado a su amiga. Por un momento, solo se escuchó el goteo distante de agua que resonaba en las profundidades de la cueva. Luego, muy débilmente, escucharon algo más: un susurro, como el eco lejano de una voz, demasiado tenue para ser comprendida, pero lo suficiente claro como para helar la sangre de cualquiera.

—¿Eso… es una voz? —preguntó Jake con un tono lleno de incredulidad.

—Parece que sí —respondió Emma con los ojos abiertos de par en par por el miedo y la sorpresa—. No puede ser. Estamos demasiado lejos de cualquier otro ser humano.

—Sea lo que sea, no estamos solos aquí —dijo Álex con la voz más firme, pero con un matiz de inquietud—. Manteneros juntos y no se separen bajo ninguna circunstancia.

Continuaron avanzando, cada paso más pesado que el anterior, como si la cueva misma estuviera resistiéndose a su intrusión. Las paredes parecían más angostas en ciertos tramos, obligándolos a pasar de uno en uno, con cuidado de no tropezar o perder el equilibrio. Cada vez que lo hacían, las sombras parecían alargarse y deformarse, casi como si fueran seres vivientes tratando de alcanzarlos.

Después de lo que les pareció una eternidad, llegaron a una cámara más amplia. Era un espacio abierto, lo suficientemente grande para que pudieran estar de pie, en círculo, sin sentirse apretados. En el centro de la cámara, el suelo parecía más liso, como si hubiera sido desgastado por el tiempo o por algún ritual antiguo. «Era aquí donde Edgar Hawthorne debía haber realizado sus prácticas más oscuras», pensaron al unísono sin siquiera darse cuenta.

Luna se inclinó para examinar el suelo con más detalle, pasando la luz de su linterna sobre las extrañas marcas que lo cubrían. Eran símbolos arcaicos, similares a los que habían visto en el diario y en los registros históricos, pero mucho más intrincados.

—Estos símbolos… —comenzó a hablar Luna mientras los tocaba con suavidad—. Son parte de un ritual, sin embargo, no están completos. Es como si alguien hubiera interrumpido el proceso.

—Si Hawthorne intentó abrir el portal aquí, puede que no lo haya logrado del todo. Pero si esos rituales están incompletos, podría significar que la conexión entre nuestra dimensión y la otra sigue débil… aunque no completamente cerrada —apuntó Emma al observarlos con atención cuando se acercó.

Álex también se acercó al centro de la cámara, donde las marcas eran más profundas. Allí, en el suelo, vio algo que le hizo contener el aliento. Era un objeto pequeño y rectangular cubierto de polvo y suciedad. Se arrodilló para recogerlo, sintiendo su peso y la textura familiar.

—Esto… esto es una foto —dijo el chico mientras mostraba a los demás lo que había encontrado.

La foto estaba muy deteriorada, pero era posible distinguir a una persona en ella. ERa una imagen en blanco y negro, claramente antigua, y mostraba a un hombre de pie frente a lo que parecía ser el mismo círculo de piedras que habían visitado. El hombre en la foto tenía una expresión grave y solemne.

—¿Podría ser este… Hawthorne? —preguntó Jake observando la imagen con atención—. ¿O alguien relacionado con él?

—Es posible. La fecha parece coincidir con la época en la que vivió Hawthorne —Emma tomó la foto y la examinó más de cerca—. ¿Por qué estaría esta foto aquí?

Antes de que pudieran especular más, un ruido fuerte resonó en la cueva, un estruendo que hizo eco en todas direcciones. Fue un sonido profundo, como el de una piedra pesada que golpeaba contra el suelo, y provenía de la dirección por la que habían venido.

—¿Qué ha sido eso? —quiso saber el hacker con la voz apenas en un susurro, lleno de pánico.

—Parece que algo se ha caído —contestó Luna, aunque su tono indicaba que temía que fuera algo más que eso—. Averigüemos qué es.

Con cautela, se dirigieron de regreso por el camino, con sus linternas temblando ligeramente en sus manos. Cuando llegaron al pasillo estrecho, se dieron cuenta de lo que había sucedido. Un derrumbe parcial había bloqueado la salida, amontonando piedras y tierra en la entrada que habían usado para acceder a la cueva.

—Estamos atrapados —murmuró Emma con desesperación—. ¿Qué hacemos ahora?

Álex examinó el derrumbe, buscando un punto débil o una manera de mover las piedras, pero pronto se dio cuenta de que era inútil. Estaban atrapados allí, con el peso de la cueva sobre ellos.



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En el texto hay: amistad, suspense, rituales

Editado: 11.02.2025

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