El Enigma del Espejo Roto

Capítulo 14

Con un plan en mente, el grupo decidió contactar con la Directora Rivera lo antes posible. Sabían que el tiempo era crucial. Algo oscuro y peligroso aún acechaba en la sombra y, aunque no sabían qué forma tomaría, estaban decididos a enfrentarlo. Por Luna y por ellos mismos.

A medida que la noche caía, los tres amigos sintieron que algo se movía en las sombras de la casa de Emma, pero esta vez, en lugar de ser consumidos por el miedo, encontraron fuerzas en su determinación. Habían llegado demasiado lejos como para rendirse ahora.

Con el amanecer del día siguiente, el camino hacia la verdad y, tal vez, hacia la salvación de Luna, se desplegaría ante ellos. Sabían que este viaje los llevaría a los lugares más oscuros de su mundo y de sus propias almas. Y solo el tiempo diría si estaban listos para lo que vendría.

***

La mañana siguiente trajo consigo una atmósfera de urgencia. Álex, Emma y Jake se reunieron temprano para planificar su encuentro con la Directora Rivera.

El campus estaba tranquilo, apenas salpicado de estudiantes apresurados que comenzaban su día, ajenos a la oscura sombra que se cernía sobre los tres amigos.

Emma había conseguido una cita con la Directora Rivera para esa tarde y, aunque era inusual que aceptara ver a estudiantes fuera de horas de clase, la chica había sido lo suficientemente convincente para que la profesora aceptara. Mientras caminaban hacia el despacho, el grupo se mantuvo en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos sobre lo que estaban a punto de revelar.

El despacho de la Directora Rivera estaba en un edificio antiguo del campus, uno que siempre había tenido una reputación un tanto siniestra. La arquitectura gótica y las vidrieras oscuras daban una sensación de otro tiempo, un lugar donde lo antiguo se mezclaba con lo moderno de manera inquietante.

Emma llamó suavemente a la puerta del despacho, sintiendo que su corazón latía con fuerza. Unos segundos después, la puerta se abrió y la Directora Rivera apareció. Una mujer de unos cuarenta años con el cabello oscuro recogido en un moño y unos ojos penetrantes que parecían ver más allá de lo evidente.

—Emma, adelante —dijo la mujer con una voz suave, pero autoritaria. Su mirada recorrió a los otros dos—. Y estos deben ser Álex y Jake, imagino. Pasen, por favor.

El grupo entró en la estancia, que estaba abarrotada de libros, antigüedades y curiosidades. En un rincón había una colección de cráneos humanos y animales, y sobre el escritorio, un antiguo mapa del mundo con anotaciones en idiomas que Álex no pudo reconocer. La habitación olía a incienso y cera de vela, lo que aumentaba la sensación de estar en un lugar fuera del tiempo.

—Emma me mencionó que tienen algo urgente que discutir —dijo la Directora Rivera mientras tomaba asiento tras su escritorio, enfrente de los estudiantes—. Quiero que sepan que hablo de estos temas bajo la premisa de la confidencialidad. Lo que digamos aquí se queda aquí. Ahora, ¿cómo puedo ayudarlos?

La chica fue la primera en hablar con la voz vacilante al principio, pero fue ganando fuerza a medida que relataba los eventos recientes. Describió la cueva, el espejo, el sacrificio de Luna, y finalmente, la inquietante aparición de su amiga en la foto y las voces que había comenzado a escuchar.

La Directora Rivera escuchó con atención, sin interrumpir, aunque sus ojos mostraban un interés creciente a medida que la historia avanzaba. Cuando la joven terminó, la mujer se inclinó hacia delante para apoyar las manos sobre la tabla de madera del escritorio.

—Lo que están describiendo no es desconocido en el ámbito del ocultismo —habló con lentitud—. Existen relatos de espejos que sirven como portales entre nuestro mundo y otros planos de existencia. Pero lo que ustedes enfrentaron es mucho más oscuro. Los rituales incompletos, como el que describen, suelen dejar puertas entreabiertas… y si no se cierran adecuadamente, esas puertas pueden permitir que cosas muy peligrosas crucen al otro lado.

—¿Y cómo sabemos si realmente cerramos esa puerta? —quiso saber Jake, que había estado en silencio—. Pensamos que lo habíamos hecho cuando Luna… desapareció, pero ahora no estamos tan seguros.

La Directora Rivera asintió al comprender su preocupación y explicó:

—No siempre es fácil saberlo. Pero los signos que Emma ha experimentado, las voces, la aparición de su amiga en el espejo… son indicios de que algo quedó incompleto. Si Luna está atrapada en ese otro lado, podría estar intentando comunicarse con ustedes para que la ayuden a cerrar el portal definitivamente.

—¿Entonces, aún hay una manera de salvarla? —inquirió Álex al inclinarse hacia delante con atención—. ¿Cómo podemos ayudarla?

La Directora Rivera se tomó un momento antes de responder, como si estuviera considerando cuidadosamente sus palabras.

—No va a ser fácil y lo que les voy a sugerir es peligroso —respondió al fin—. Aunque, si están decididos a ayudar a su amiga, hay un antiguo ritual que podría permitirles comunicarse directamente con Luna y, si es posible, traerla de vuelta.

Emma sintió un escalofrío que recorría su espalda. La idea de volver a enfrentarse a fuerzas desconocidas y peligrosas era aterradora, pero no podía abandonar a su amiga. No después de todo lo que habían pasado.

—¿Qué necesitamos para hacer el ritual? —preguntó la chica con decisión.



#1858 en Thriller
#883 en Misterio
#3850 en Fantasía
#849 en Magia

En el texto hay: amistad, suspense, rituales

Editado: 11.02.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.