El grupo tocó la puerta de la casa de la Directora Rivera. La erudita les abrió y, aunque su rostro mostraba signos de cansancio, les recibió con una cálida sonrisa.
—Me alegra veros —dijo mientras los invitaba a pasar—. Supongo que queréis hablar sobre lo sucedido.
La sala de estar de la profesora estaba llena de libros y artefactos antiguos, lo que le daba un aire de museo. Se sentaron en el sofá mientras ella preparaba té para todos.
—Desde el momento en que el portal se cerró, he estado revisando mis notas —comenzó a hablar la mujer—. El hecho de que Luna haya mencionado una presencial adicional es preocupante, pero no del todo inesperado. El grimorio hablaba de entidades que a menudo se sienten atraídas por el uso de magia antigua como la que habéis usado.
—¿Qué tipo de entidades? —quiso saber Jake con voz temblorosa.
—Entidades que no pertenecen a nuestro mundo, sino a un plano diferente, uno que se cruza con el nuestro en momentos de gran tensión energética —respondió la profesora antes de tomar un sorbo de su té—. Estas entidades, a veces llamadas “vigilantes” o “guardianes”, son atraídas por las brechas entre los mundos. Cuando abristeis el portal, es probable que algo más lo haya notado e intentado cruzar.
—¿Intentado? —repitió Álex al sentir un nudo en el estómago—. ¿Entonces, no lo logró?
—No podemos estar seguros —admitió la Directora Rivera—. El sello que trazaron debería haber sido suficiente para cerrar la brecha y mantenerlo contenido, pero no hay garantía absoluta. Si esa entidad logró cruzar antes de que el portal se cerrara, podría estar aquí, en nuestro mundo.
Un escalofrío recorrió la espalda de Emma. La idea de que algo extraño y posiblemente hostil pudiera estar caminando entre ellos era aterradora.
—¿Cómo sabremos si está aquí? —quiso saber Emma casi en un susurro—. ¿Y qué podemos hacer si lo está?
La Directora Rivera se levantó y comenzó a buscar entre sus libros hasta que encontró uno especialmente grueso, con una cubierta de cuero oscuro. Lo abrió y comenzó a pasar las páginas para detenerse en un capítulo que hablaba sobre rituales de detección.
—Hay maneras de detectar la presencia de una entidad de otro mundo —explicó la mujer mientras señalaba un complejo diagrama en la página—. Podemos realizar un ritual que nos permitirá sentir si esa entidad está cerca. Sin embargo, esto conlleva ciertos riesgos. Invocar energía de detección puede atraer a la entidad si realmente está aquí. Necesitarán estar preparados para enfrentar lo que sea que puedan encontrar.
—Ya nos hemos enfrentado un portal y hemos perdido a una amiga en el proceso —comentó Álex con una determinación renovada en su voz—. No podemos ignorar esto ahora. Si hay algo ahí fuera, debemos detenerlo.
Emma y Jake asintieron, aunque sus expresiones mostraban el miedo que sentían ante la posibilidad de enfrentarse a lo desconocido una vez más.
—Muy bien —dijo la Directora Rivera al cerrar el libro—. Pero esta vez no estarán solos. Los ayudaré a realizar el ritual y les daré las herramientas necesarias para protegerse. Vuelvan aquí mañana por la noche. Debemos hacerlo bajo la luz de la luna nueva, cuando las energías son más fuertes.
Salieron de la casa de la profesora con una mezcla de temor y esperanza. Sabían que la tarea que tenían por delante era peligrosa, pero también sabían que no podían permitir que algo que no comprendían vagara libremente, amenazando la paz de su pueblo y tal vez del mundo.
***
Esa noche, Álex, Emma y Jake se despidieron con abrazos más largos de lo habitual, reconociendo la gravedad de la situación. Se fueron a sus respectivas casa, cada uno sumido en sus pensamientos mientras se preparaba mentalmente para lo que vendría al día siguiente.
Álex se quedó despierto hasta tarde, leyendo nuevamente el grimorio, intentando comprender más sobre los sellos y las entidades que podrían haberse colado por el portal. Aunque sus ojos estaban cansados, no podía evitar sentir que faltaba algo, como si una pieza del rompecabezas aún no hubiera sido descubierta.
Emma, por su parte, pasó la noche mirando al cielo desde la ventana de su habitación. Pensaba en Luna, en lo mucho que la extrañaba y en cómo desearía que estuviera allí con ellos. Se preguntaba si, de alguna manera, Luna seguía cuidándolos desde dondequiera que estuviera.
Jake, en su casa, luchaba por mantenerse calmado. La idea de enfrentarse a algo tan extraño y peligroso le aterrorizaba, pero sabía que no podía dejar solos a sus amigos. Había jurado protegerlos, y estaba decidido a cumplir con ese juramento, sin importar el precio.
A medida que la noche avanzaba, los tres se sumieron en un sueño inquieto, lleno de sombras y ecos de sus miedos más profundos. Sabían que lo que enfrentaban no era solo una amenaza externa, sino también las dudas y el terror que acechaban en sus propios corazones. Esperaban poder enfrentarlos y encontrar la paz que tanto ansiaban, juntos.
El amanecer trajo consigo un nuevo día, uno que podría ser el último en la tranquilidad del pueblo, o el primero en una batalla por la supervivencia. Todo dependía de lo que descubrieran esa noche, bajo la oscura sombra de la luna nueva.
***
La noche había llegado y la luna nueva colgaba en el cielo sin ofrecer su luz. La oscuridad parecía envolverlo todo, creando una atmósfera cargada de tensión que hacía que cada paso resonara con un eco ominoso.