El sonido de la campana del antiguo reloj de pared resonaba en el silencioso despacho de la abuela Amelia. Clara, de pie en medio de la habitación polvorienta, observaba cómo las sombras danzaban en las paredes, proyectadas por la tenue luz de una lámpara de aceite. Era como si el tiempo se hubiera detenido en ese rincón olvidado de la casa, donde cada objeto parecía guardar una historia
Sobre el escritorio, entre papeles amarillentos y cartas sin abrir, un pequeño reloj de bolsillo captó su atención. Clara lo recogió con cuidado, admirando los intrincados grabados en su superficie dorada. Era un objeto hermoso, pero lo que realmente la intrigó fue la sensación de familiaridad que le provocó. Como si, de algún modo, ya hubiera tenido ese reloj en sus manos
Decidida a descubrir más, Clara abrió el reloj. En su interior, además de las delicadas manecillas, encontró una pequeña nota doblada. Con dedos temblorosos, la desdobló y leyó las palabras escritas con una caligrafía elegante: "El tiempo guarda más secretos de los que podemos imaginar. Busca el pasado para entender el futuro"
Aquella enigmática frase encendió su curiosidad. Sabía que la abuela Amelia había sido una mujer fascinante, una investigadora incansable de la historia. Pero jamás había mencionado nada sobre un reloj tan peculiar. Clara sintió que estaba al borde de un descubrimiento importante, uno que podría cambiar su vida y la forma en que entendía el mundo
Sin perder más tiempo, decidió seguir las pistas que el reloj le ofrecía. No tenía idea de adónde la llevarían, pero una cosa era segura: estaba a punto de embarcarse en una aventura que desafiaría todas sus percepciones sobre el tiempo y el universo
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Editado: 17.07.2024