Por instinto sería cerrar la puerta, pero lo conocía a la perfección, empeoraría las cosas. Solo me mantuve firma, no podía dejarlo ver mi desesperación o miedo. No, ya no…
…
Andrés:
—Bien, nos vemos. —Me despedí de la chica, era una clienta que conocía hace algunos años, a pesar de que no me llevaba del todo bien con ella, intente mantener la calma y actuar como una persona razonable, a veces me daba ganas de romperle el cuello lo antes posible.
Llegué a mi auto y subí, cerré la puerta con un solo portazo, que rabia. Conducí hasta el departamento, mientras iba subiendo escuche voces de Lía y…no, no podía ser él.
Subí con más velocidad de lo usual, apenas lo ví pase por su lado y me puse en frente de Lía, no pensaba que le volviera a hacer daño como hace dos años, era un maldito, ¿había salido de la cárcel?. —Qué quieres. —Lía abrazaba mi brazo derecho con suavidad, sabía que ella no quería causar problemas, pero, joder…
—Pensé que te emocionarías más en verme Benetti, lastimas ¿no?, pasaba por aquí y vi la luz prendida de tu departamento y entonces me dije “Wow, Lía a vuelto, porque no darme una bienvenida cordial”.
—Tu no tienes porque darle ninguna bienvenida a mi prometida, así que te pedirías que salgas antes que llame a la policía. —Su gesto dejó de ser “gracioso”, para estar serio, él pensaba que me intimidaría como lo hace con Lía, pero no. —Ya capte Benetti…
—Vete, no lo volveré a repetir.
—Está bien, me iré si así lo deseas, buenas noches… —nos dio una última mirada a ambos y se fue, pero que hijo de…
—Está bien, ya se ha ido. —Me volteé para mirarla, la analizé de pies a cabeza para saber si tenía alguna herida.
—¿No te ha hecho nada malo verdad?. —-Solo negó, se le veía asustada, la abracé, ahora nuestro propio hogar no se sentía seguro. De tan solo abrir y cerrar los ojos, estaba Alba…me estremecí. La mayoría de veces la ignoraba o solo la saludaba, no me apetecía verla nunca y su esposo menos.
—No…—Parece a verse dado que mi miraba estaba en un punto fijo. Se volteó aún manteniendo el abrazo. —-Alba ha venido a verme un rato, hasta que bueno ha llegado Iz…
—Ni siquiera menciones ese nombre por favor.
Alba se acercó un poco, evitando tener contacto visual conmigo, solo se fijaba en Lía.
—No entiendo quién es él y que ha pasado.
Lía solo desvió la mirada, prefería evitar el tema, pero al ver la cara de Alba sin poder entenderlo creo que eso le dio el valor de poder explicarle el tema
-
—Bien, ya vuelvo, y a ti pequeño —le di un beso a mi pequeño bebe, estaba a unos meses de hacer el pequeño Ryan. —Cuida a mamá ¿vale? —le dediqué una sonrisa cálida.
Salí a trabajar como de costumbre, estos meses me he estado esforzando mucho más para poder darle a Lía y al bebé una vida mejor, durante el tiempo que nos comprometemos y estuvimos de novio…no pude darle a Lía lo necesario, vivía con las justas, el trabajo no me daba lo necesario, quien tomaría en serio a alguien en Ingeniería de Software, poco después con algunas influencias de amigos pude hacer trabajo remoto internacional. Pero no duré mucho hasta que decidí estudiar administración de empresas.
A pesar de mi trabajo, decidí explotarme a mí mismo, mientras me quedaba más horas trabajando, más me pagaban. En ocasiones Lía me dijo que con lo necesario estaba bien, ella ganaba un poco más que yo en vender su primer libro y seguir haciendo periodismo. Para mi eso no era suficiente.
Me quedé hasta las once y treinta tres de la noche hasta que recibí una llamada de un número desconocido, no solía contestar, pero mi instinto me dijo que lo hiciera.
Apenas escuché a un doctor decir que Lía estaba internada corrí sin escuchar lo demás.
Lía:
Andrés salió y decidí hacer mi ensalada de frutas como todos los días, miré algunas películas y todo parecía ir normal…menos sus llamadas.
Hace unos años que había terminado con Izan y había bloqueado todo de él, me había engañado con miles de chicas y al final me enteré que todas eran de su trabajo. Siempre conseguía mi número y llamada todos los días. Así que intentaba mantener el celular apagado. Tocaron la puerta…eran las cinco de la tarde, mmmm. Andrés siempre venía un poco más tarde. Abrí…Izan.
Retrocedí, intenté agarrar un fierro, Andrés estaba construyendo el cuarto del bebé y aún le faltaban detalles, así que estaba en plena construcción. Intente ir por él, pero Izan…
—¿Por qué Lía? —Su voz apagada, resentimiento. — ¿Por qué me hiciste esto?
Me giré despacio. Estaba …llorando. Tenía lágrimas que no alcanzaron a caer, y una mezcla de miedo, tristeza y culpa. Quise hablar, pero no encontré las palabras correctas.
Entonces todo se volvió confuso. Un segundo bastó para que el mundo se me detuviera. Un suspiro, un temblor, un instante de silencio absoluto. Sentí que el tiempo se fragmentaba, y que algo en mí se rompía para siempre
Izan me miró con esos ojos negros. Esos ojos que me decían que solo quería venganza, quería verme sin aliento.
Cuando caí de rodillas, comprendí. Todo se volvió oscuro, y el eco de su nombre quedó suspendido en el aire, como un adiós. Me había apuñalado en el abdomen, no pude pensar en otra que no fuera mi hijo. Ryan… ni me dio tiempo de razones cuando todo se volvió más borroso, no sentí dolor, no pensé en nada más que no fuera mi familia.
Luego, desperté en el hospital, al parecer una vecina del tercer piso me vio en el suelo y llamó a la ambulancia, al despertar pude ver a Andrés desesperado, nervioso mientras que el doctor le contaba algo. No logré escuchar, no entendí nada. Ví mi abdomen…mi bebé.
No necesitaba que me explicara qué había pasado, él ya se había ido, solo lloré sin poder creerlo.
—Dime que no es verdad…por favor.