Lía:
Grité y en poco mi departamento se convirtió en un caos, tirando cosas de un lado a otro sin poder creer lo que me estaba diciendo Andrés, pero como…
—Lía, amor cálmate —Volteé a verlo eufórica, después de lo que me enteré no iba a estar para NADA tranquila. —¿En serio Andrés?.
Solo bajo la mirada.
Andrés me había contado que. Alba… la mujer que CREÍ que era MI MEJOR AMIGA, resultó ser una traicionera. Alba. Ella. Había intentado estar con mi PROMETIDO.
Andrés me había mostrado todas las conversaciones, Alba fue quién siempre intentó estar con Andrés.
Pues aquí les explico.
En los mensajes se notaba como Alba siempre era la que mandaba mensajes, EN TODO MOMENTO. Había ocasiones en la que Alba deseaba ver a Andrés y él como novio, me quería llevar, pero Alba le ponía excusas de “Hay, verdad, tengo algo hoy” “¿Seguro?, tal vez Alba se puede aburrir”. Entre más, mientras bajaba la cosa se complicaba. Hasta tenía miedo de seguir bajando, hasta que, una gota derramo el vaso.
Alba: Andrés, ¿nos vemos hoy?
Andrés: No creo poder, pasaré el día con Lía.
Alba: Vamosss, por fis
Andrés: En verdad no puedo.
Alba: ¿Ella es mejor que yo?
Andrés: ¿Disculpa?
Alba: Si ella es mejor que yo. Yo te puedo dar todo lo que ella no.
Andrés: Alba…
Mientras bajaba comprendí muchas cosas, en las conversaciones también se mencionaba como Aaron pareció enterarse, donde Aaron amenazó a Andrés de que no vuelva a acercarse a Alba, SABIENDO QUE ELLA SE LE TIRABA ENCIMA.
Me sentí decepcionada por MI mejor amiga, ¿que se suponía que estaba haciendo?. Apague su celular y lo deje a un lado, no me sentía bien, no me sentía lista como para seguir
Andrés: Hay cariño, ¿todo bien?.
Lía: Nada está bien. Tengo que ir a hablar con ella — Cogí mi bolso y me dirigí a la puerta, estaba a punto de abrirla cuando Andrés me interrumpió.
—¿Que se supone que harás?, ¿vas a ir y hablarle por un tema que pasó hace siglos?. Lo único que harás es empeorar todo Lía. Además Alba está embarazada si le gritas o algo puede que le afecte —Lo miré con ira, la estaba defendiendo cuando yo era quién sufría en vez de ella. Parecía darse cuenta en mis facciones que no estaba de acuerdo con él.
—Vale, si quieres ve y encararla, pero voy contigo.
Asentí y fuimos abajo por el auto. Mientras pasaba las calles mi ira no bajaba ni un solo porcentaje, me sentí como una niña cuando pierde a su madre en medio de un lugar que no conoce, que no dónde ir. Alba fue muy especial en su momento, y digo fue, porque desde ahora pensaba no volver a hablarle.
Estábamos a unas cuantas cuadras y ya sabía cómo aclarar la situación con Alba.
—¿Segura? —Dijo.
—Sí.
Cuando Andrés estacionó, mis manos temblaban. No sabía si era rabia, decepción o miedo a escucharla decir algo que terminara de romper lo poco que me quedaba de ella. Bajé del auto sin esperar a Andrés; cada paso hacia su puerta se sentía como caminar sobre vidrios rotos. Toqué fuerte, quizás muy fuerte, pero no me importó. Era ahora o nunca. La puerta se abrió y pude ver a Alba, tan tranquila tan ella. Sabría que tendría confusión, apenas y unas horas o minutos estuvo en mi departamento.
—Tenemos que hablar —dije, firme, pero con miedo.
—Lía… ¿qué pasa? —preguntó, y se puso más confundida cuando Andrés se posó a mi lado. Por un momento quería irme y dejar la situación, y por el otro, no pensaba dejarme burlar por nadie, nunca más
—¿Podemos hablar? —dije, apretando la mandíbula—. A solas.}
Su expresión cambió, apenas por un segundo, cuando miro a Andrés, suficiente para encender aún más mi rabia. —Está bien… pasen —susurró.
Entré primero, avanzando hasta la sala. Esta casa era familiar, más de lo que quisiera. Ahí habíamos reído, llorado, contado secretos que ahora me sabían a mentira. Sentí un pinchazo en el pecho.
Alba se sentó frente a mí, y Andrés se quedó de pie detrás, como si fuera una barrera, o un recordatorio de por qué estaba ahí.
—¿Qué ocurre? Me estás asustando —dijo Alba, llevándose una mano al pecho.
La miré fijamente.
—Lo sabes muy bien. —-Sus cejas se fruncieron.— No, no sé de qué hablas.
Nunca pensé estar en esta situación, y nunca pensé ser tan directa con mis propias palabras, tal vez en parte quería que se sintiera mal como lo estaba yo, o que supiera la mala amiga que es. La persona en la que se a convertido.
—De Andrés, Alba. De ti… y de Andrés. Sé todo, todo lo que pasó mientras yo pensaba que Andrés y tú eran mejores amigos
Ella se quedó completamente inmóvil. Ni un parpadeo. Ni una palabra. Ella sabía a lo que me refería, pero decidí ser más específica
—Lo vi todo —continué—. Vi los mensajes. Vi cómo insistías. Vi cómo buscabas cualquier excusa para evitar que yo estuviera con ustedes. Vi lo que le dijiste. “Ella es mejor que yo?” ¿Te escuchas? ¿Te das cuenta?
Alba palideció. Tocaba su vientre de forma nerviosa.
—Lía… yo… no fue así…
—No me mientas —la interrumpí—. Lo vi. Y no quiero excusas. Solo… solo quiero saber por qué. ¿Por qué tú? ¿Por qué mi amiga? ¿Qué hice yo para merecer esto, dime ¿hice algo malo?, ¿Es un tipo de venganza? —- Alba tragó saliva. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no logré sentir empatía. No era la misma, solo tenía a una chica adelante mío intentando victimizarse por actitudes que sabían que si llegaban a la luz me harían sentir peor de lo que estoy ahora.
—Yo estaba mal, Lía —murmuró—. Me sentía sola, confundida… Andrés fue amable conmigo y pensé que… pensé que podía gustarle…
—TENÍAS A AARON— Pronto las lágrimas comenzaron a salir solas, sin siquiera yo darme cuenta. —¿Acaso no pensaste en él?, Aaron te quiere, ¿entiendes? TE QUIERE, me da pena que le hagas esto, porque yo sé perfectamente que el sabe de esto, tal vez por no perderte decidió ponerse de tu lado y mentir en mi casa. —Alba se puso más tensa, las manos comenzaron a temblarle.