Durante años, Aelina Morrow vivió convencida de que ciertos lazos familiares eran eternos... hasta que la vida le demostró que algunos eran solo de crianza, no de sangre. En Ravendale, un pequeño pueblo costero donde las memorias se mezclan con el salitre y las fiestas familiares nunca faltan, Aelina fue criada entre abrazos prestados y vínculos que no siempre fueron lo que parecían.
Pero en una fiesta cualquiera, su pasado la alcanza con una mirada. Él —el chico de la villa, del recuerdo borroso y de la noche en la que no pasó nada, pero lo cambió todo— reaparece… con una hija que, sin saberlo, despierta en Aelina emociones dormidas.
Entre secretos, miradas retenidas y una historia que se negó a ser contada, Aelina deberá decidir si lo más prohibido puede convertirse en lo más bonito que le ha pasado.
Una novela sobre lo que no se hereda, lo que el corazón no olvida… y ese error que, quizás, fue lo más real.