El problema de amar en secreto… es que el mundo no siempre se queda afuera.
Pasaron algunos días sin verse. No por decisión, sino por rutina.
Pero los rumores viajaban más rápido que los mensajes de texto.
Una prima habló. Otra preguntó. Y sin que Aelina lo esperara, su madre la encaró un domingo cualquiera.
—¿Desde cuándo?
El tono no fue agresivo, pero sí cargado de sorpresa.
—¿Desde cuándo qué? —fingió Aelina, aunque ya sabía.
—Con él.
Ella bajó la mirada.
—No sé. No fue planeado.
Su madre se quedó en silencio. Luego, soltó un suspiro largo.
—Solo espero que no estés reviviendo algo que nunca existió.
Aelina levantó la cabeza.
—¿Y si sí existió? ¿Y si siempre existió pero nunca lo dejamos ser?
Su madre no respondió.
Y en ese momento, Aelina entendió que su historia no iba a ser fácil.
Pero esta vez… no iba a renunciar a ella por miedo a incomodar a los demás.