Él es el amor

Capítulo 1

Con el paso acelerado y siempre mirando a su alrededor, Klarrisa entra en el estacionamiento.

-¿Nadie te sigo? - pregunta muchacho que la espero cuando llegó hacia él.

-No, tuve cuidado - verificando una vez más a su alrededor de que no hay nadie. 

-Hola - dice él poniendo las palmas en las mejillas de ella con la sonrisa del enamorado.

-Hola - devuelve ella con el mismo tono antes de fundirse en un beso. 

-Debo regresar pronto al trabajo - dice cuando rompieron el beso. 

-Yo también. Si papá no me ve en mi puesto poco me significará sé la hija del dueño cuando por el verano soy una empleada más.

-No me lo recuerdes - dice desanimado. 

-Baldo, ya no me quiero esconder. 

-Piensas que a mí me da gusto, me quedaré sin el trabajo si se enteran. 

-Les vamos a decir cuando termina la temporada y hasta entonces tenemos el tiempo de inventarnos como lo hacemos y si eso lleva a algún lado. Por eso pienso buscar a Ingrid. 

Por el sonido que vino indicando de que no se encuentran ya solos, Klarrisa se va sin despedirse. 

Dejando a Baldo confundido con la pregunta: 

-¿Quién es Ingrid? - pregunta arrugando entrecejo mientras ve a Klarrisa alejarse con el paso acelerado hacia los ascensores.

 

 

 

-Hola - sin tener la valentía de llamarla, Klarrisa espero hasta que Ingrid se dio la voltea para saludarla. 

-Hola - le devolvió el saludo mezclado con indiferencia y pesar. 

De las amigas que eran en su infancia no quedo nada, ahora ambas son jóvenes desconocidas. 

-¿Necesitas algo o...? - preguntó Ingrid al ver que no se ha movido. 

-Quisiera hablar contigo - dice Klarrisa frotándose las manos. 

-Creo que llegas unos diez años tarde - dice Ingrid lista para sentarse en atv quad. 

-Me encanta la moto - intentando romper el hielo que sola construyo dice Klarrisa nerviosa apuntándolo con el dedo. 

-Como siempre la quise, gracias - le dice Ingrid encogiéndose de hombros.

-Ingrid te lo pido por favor te necesitó - pareciendo de verdad desesperada. - Eres la única amiga que de verdad me puede comprender. 

-Está bien. ¿Dónde quieres que hablamos, en la casa o te subes en la moto? - haciendo ademán con la mano hacia la casa y riéndose al imaginarla en el quad pregunta Ingrid.

-Mejor en la casa para que nadie pueda oír.

-O que nos vean juntas - ladreando la cabeza, acusa Ingrid. 

-Ingrid - nada placentera por la acusación dice Klarrisa.

- No te preocupes, ya no duele tanto. Nada más espero que si mi mamá llega no te molesta su presencia. 

-¿Cómo puedes decir eso? - triste pregunta Klarrisa, Ingrid responde con encoger los hombros. 

-Entra - abriéndole la puerta. 

-Todo sigue igual - dice Klarrisa con la sonrisa al adentrarse. 

-Si, nosotros no tenemos dinero... 

-Ingrid, sabes que no lo decía por eso, me da gusto ver todas estas cosas que me recuerdan a nuestra infancia.

-Si, a mí también a veces... - después de quedarse pensativa agrega Ingrid - ... fue buena. 

-Claro y fuiste - eres mi única verdadera amiga - dice Klarrisa corrigiéndose tomándola en un impulso por las manos.

-¿Te ofrezco algo? - pregunta Ingrid probando detener las emociones.

-¿Hace tu mamá todavía esa aguita que nos daba de niñas? 

-Si - sonriendo contesta. 

-La he anhelado. 

Ingrid asiente y va hasta la cocina que es en un plan abierto y se ve toda la casa. 

-Siéntate - le dice a Klarrisa que sigue contemplando cada rincón de la casa con la sonrisa. 

-Y bueno, te escucho - sentándose con los vasos en la mesita dice Ingrid. 

-Se trata de mis padres - dice Klarrisa y ve como Ingrid se deja caer en la profundidad del sofá. - Bueno, es más de mí y tiene que ver con ellos porque estoy enamorada de un chico. 

-Y él no te conviene.

-A mí si, pero a ellos no, él trabaja en el hotel. Se llama Baldo, es bueno, sincero, tierno - por los ojos le sale el amor y en esa sonrisa que lleva mientras habla de él Ingrid comprende por qué la busco. 

-Klarrisa ¿no crees que es tarde de buscar la solución a algo que en diez años no logramos cambiar? 

-Ahora es distinto, ya no somos unas adolescentes, yo me dejé influenciar por mis padres y sus prejuicios. Ya no me pueden controlar y si no te quedó claro no me lograron cambiar de otra manera no estaría aquí. 

-No lo se, Klarisa - insegura dice Ingrid.

-Te lo pido Ingrid, tú eres la única que me puede ayudar - pide Klarissa apoyando los codos en las rodillas mientras implora con las manos.



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En el texto hay: amor, amistad, prejucios

Editado: 01.04.2024

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