Con el paso acelerado y siempre mirando a su alrededor, Klarrisa entra en el estacionamiento.
-¿Nadie te sigo? - pregunta muchacho que la espero cuando llegó hacia él.
-No, tuve cuidado - verificando una vez más a su alrededor de que no hay nadie.
-Hola - dice él poniendo las palmas en las mejillas de ella con la sonrisa del enamorado.
-Hola - devuelve ella con el mismo tono antes de fundirse en un beso.
-Debo regresar pronto al trabajo - dice cuando rompieron el beso.
-Yo también. Si papá no me ve en mi puesto poco me significará sé la hija del dueño cuando por el verano soy una empleada más.
-No me lo recuerdes - dice desanimado.
-Baldo, ya no me quiero esconder.
-Piensas que a mí me da gusto, me quedaré sin el trabajo si se enteran.
-Les vamos a decir cuando termina la temporada y hasta entonces tenemos el tiempo de inventarnos como lo hacemos y si eso lleva a algún lado. Por eso pienso buscar a Ingrid.
Por el sonido que vino indicando de que no se encuentran ya solos, Klarrisa se va sin despedirse.
Dejando a Baldo confundido con la pregunta:
-¿Quién es Ingrid? - pregunta arrugando entrecejo mientras ve a Klarrisa alejarse con el paso acelerado hacia los ascensores.
-Hola - sin tener la valentía de llamarla, Klarrisa espero hasta que Ingrid se dio la voltea para saludarla.
-Hola - le devolvió el saludo mezclado con indiferencia y pesar.
De las amigas que eran en su infancia no quedo nada, ahora ambas son jóvenes desconocidas.
-¿Necesitas algo o...? - preguntó Ingrid al ver que no se ha movido.
-Quisiera hablar contigo - dice Klarrisa frotándose las manos.
-Creo que llegas unos diez años tarde - dice Ingrid lista para sentarse en atv quad.
-Me encanta la moto - intentando romper el hielo que sola construyo dice Klarrisa nerviosa apuntándolo con el dedo.
-Como siempre la quise, gracias - le dice Ingrid encogiéndose de hombros.
-Ingrid te lo pido por favor te necesitó - pareciendo de verdad desesperada. - Eres la única amiga que de verdad me puede comprender.
-Está bien. ¿Dónde quieres que hablamos, en la casa o te subes en la moto? - haciendo ademán con la mano hacia la casa y riéndose al imaginarla en el quad pregunta Ingrid.
-Mejor en la casa para que nadie pueda oír.
-O que nos vean juntas - ladreando la cabeza, acusa Ingrid.
-Ingrid - nada placentera por la acusación dice Klarrisa.
- No te preocupes, ya no duele tanto. Nada más espero que si mi mamá llega no te molesta su presencia.
-¿Cómo puedes decir eso? - triste pregunta Klarrisa, Ingrid responde con encoger los hombros.
-Entra - abriéndole la puerta.
-Todo sigue igual - dice Klarrisa con la sonrisa al adentrarse.
-Si, nosotros no tenemos dinero...
-Ingrid, sabes que no lo decía por eso, me da gusto ver todas estas cosas que me recuerdan a nuestra infancia.
-Si, a mí también a veces... - después de quedarse pensativa agrega Ingrid - ... fue buena.
-Claro y fuiste - eres mi única verdadera amiga - dice Klarrisa corrigiéndose tomándola en un impulso por las manos.
-¿Te ofrezco algo? - pregunta Ingrid probando detener las emociones.
-¿Hace tu mamá todavía esa aguita que nos daba de niñas?
-Si - sonriendo contesta.
-La he anhelado.
Ingrid asiente y va hasta la cocina que es en un plan abierto y se ve toda la casa.
-Siéntate - le dice a Klarrisa que sigue contemplando cada rincón de la casa con la sonrisa.
-Y bueno, te escucho - sentándose con los vasos en la mesita dice Ingrid.
-Se trata de mis padres - dice Klarrisa y ve como Ingrid se deja caer en la profundidad del sofá. - Bueno, es más de mí y tiene que ver con ellos porque estoy enamorada de un chico.
-Y él no te conviene.
-A mí si, pero a ellos no, él trabaja en el hotel. Se llama Baldo, es bueno, sincero, tierno - por los ojos le sale el amor y en esa sonrisa que lleva mientras habla de él Ingrid comprende por qué la busco.
-Klarrisa ¿no crees que es tarde de buscar la solución a algo que en diez años no logramos cambiar?
-Ahora es distinto, ya no somos unas adolescentes, yo me dejé influenciar por mis padres y sus prejuicios. Ya no me pueden controlar y si no te quedó claro no me lograron cambiar de otra manera no estaría aquí.
-No lo se, Klarisa - insegura dice Ingrid.
-Te lo pido Ingrid, tú eres la única que me puede ayudar - pide Klarissa apoyando los codos en las rodillas mientras implora con las manos.