Él es el amor

Capítulo 5

Desayunando a lado de su esposa e hija, Reynaldo no deja de mirar de reojo a Klarrisa, incómodo con lo que escucho e intrigado porque su hija parece no tener ningún cambio visible.

-¿Y qué planes tienes para hoy? - la pregunta.

-Nada, puede que me vaya a la playa.

-¿Por qué a la playa como las personas corrientes? - con desprecio pregunta su madre.

-Porque me pasó todo el día en el hotel, lo último que quiero es pasar y mi tiempo libre ahí - responde.

-Ahí también tienes la playa y con personas mucho más educada y fina.

-Eso no me importa.

-Debería.

-Me voy, he perdido las ganas de comer.

-¿Debiste de hacer eso? - pregunta Reynaldo a su esposa.

-Por supuesto que no la escuchaste quiere juntarse con las personas que no son a su nivel.

-¿Y hacerla abandonar el desayuno si es de educación?

-Sí, tienes razón, debo hablar con ella, eso no se hace - escuchar las firmes palabras de su esposa Reynaldo baja la cabeza a la mano para negar ella ni lo escucho.


 

-¿Puedo? Vengo en paz - dice Reynaldo tocando la puerta de Klarrisa.

-Si - para no causar nueva discusión.

-Solo quería decirte que a mí no me importa dónde sales y te comprendo muy bien que a veces y a mí me aburro estar solamente en el hotel.

-Gracias, pero cambie de idea, no saldré.

-Klarrisa...

-No, papá pasó y ahora te pido que salgas que tengo algo que hacer - dándole la espalda dice Klarrisa.

Rendido Reynaldo se va.


 

-Hola Eva.

-Reynaldo. - sorprendida le pronuncia el nombre.

-Hola, ¿Sabías que las niñas han vuelto a juntarse? - pregunta algo.

-Noo. Ingrid no me menciono nada.

-Las escuché hablar, menos que hay otra Ingrid que no conozco.

-No sé nada de eso. Ingrid no me dijo nada y ya salió hacia el trabajo.

-¿Tu cómo has estado? - pregunta Reynaldo con la distancia que se formó por los años.

-Bien, trabajando, con mi hija. Nada nuevo... Por ti no necesito preguntar toda la ciudad lo sabe.

-Sí...

-¿Quieres café o te vas? - sin saber que otro hacer, pregunta.

-Yo no tendría problema pasar. 

Eva asiente con la cabeza y lo deja pasar abriendo la puerta. 

-Aquí nada cambio - dice mirando la estancia.

-No tuvo por qué.

-Claro, eso solo a Sandra sé le ocurre cambiar los muebles por aburrida.

Eva llegó con los cafés y se sentó al otro lado. Cuando silencio se prolongó, Eva lo rompe preguntando: 

- ¿Tú, cómo estás?, a lado el trabajo como persona.

-De la salud bien, profesionalmente algo cansado y personalmente ya ni no me pregunto.


 

Klarrisa comprobó si tiene todo lo que pretendió llevar antes de colarse por la ventana para salir.


 

-Ven, ven - llama en voz baja a Ingrid para qué la sigue.

-¿Qué dirá tu papá si se entera de que te metiste en su oficina de esa manera? - pregunta Ingrid mirando por la oficina. - WOW.

-No es algo - dice Klarrisa al comentario de Ingrid extendiendo la manta.

Ingrid llega sentarse a lado de Klarrisa en la manta, sacando de la mochila como Klarrisa un peluche que intercambian.

-Como extrañe a mi osito. - dice Klarrisa abrazándolo.

Mientras Ingrid hace caritas a su perito:

- Ya me olvidé y de qué color era.

-¿Cómo? - sorprendida pregunta Klarrisa. - Si cada día hablabas que cuando seas grande te conseguirás uno así.

-Si, pero es obvio que para eso debería mudarme - levantando el peluche de husky -, él no soportaría estás temperaturas.

-¿Cómo has estado amigo? - pregunta Klarrisa con la voz profunda moviendo al osito.

-Extrañándote compadre - con la misma voz dice Ingrid ladeando al perito.

-¿A sí? Y yo a ti mucho.

Riendo las dos y extendiendo la mano fuera de la manta para tomar poco de patatas fritas.



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En el texto hay: amor, amistad, prejucios

Editado: 11.08.2024

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