Él es el amor

Capítulo 16

-Papá - sale del cuarto, sorprendida de verlo.

-Hola, mi niña, ¿te sientes mejor? - acercándose pregunta.

-Sí. Me hicieron sentir mejor que en casa - sonriendo mira a Ingrid.

-Bueno, yo los debo dejar o llegaré tarde - comenzando como loca recorrer la casa, informa Ingrid. - Tienes el mensaje de Baldo, dijo que va a venir - le hace saber Ingrid.

Ingrid dice a su mamá, volviéndose a la puerta:

-Voy a llegar más tarde, solo para que sepas. Baldo puede llegar en cada momento, para que seas enterada. Chao.


 

Baldo vino exactamente frente la casa de Ingrid cuando ella salía por lo que lo deja pasar, saludándolo:

-Hola, Baldo.

-Hola, Ingrid.

-Mamá, vino Baldo - levanta la voz, caminando hacia el quad.

Baldo entra en la casa, saludando con el asentimiento de la cabeza los presentes. El deseo que tiene de saludarla con un beso queda reprimido por la presencia de los adultos.

-¿Estás bien? - pregunta, acercándosele suficiente para poder tomarla de las manos.

Klarrisa comparte la mirada con mamá Eva, que asiente dando el permiso a Klarrisa de besar a Baldo.

Para Reynaldo es difícil mirar, sin embargo, entiende por qué Eva les dio el permiso, quería que vea algo que no se puede fingir, amor que se trasmite en el acto.

-¿Le puedo pedir permiso para que demos una vuelta? - pregunta Baldo al romper el beso a Reynaldo.

-Una vuelta, pequeña - pide también Klarrisa, haciendo el gesto con los dedos para indicar el pequeño tiempo que tomarán.

-Está bien - se rinde ante los tres pares de ojos que lo miraron con súplicas. - Los espero aquí - advierte papá, dejándolos ir.

-Gracias, adiós - besándole la mejilla, Klarrisa se despide.

Exhalando, Reynaldo se sienta en el sofá con las manos apoyadas en las rodillas para después mirar a Eva.

-¿Cómo estás tú con toda esta situación? - pregunta Eva.

-No estoy. Me es difícil aceptar que Klarrisa creció, de su relación no te necesito ni hablar. Lo que hizo Sandra... - sin ver la necesidad de seguir permanece callado.

-¿No comprendo como lo pudo hacer?

-Como si no la conoces, es ambiciosa, tiene ese afán de estar a la cima, la más popular de la sociedad. Está tan descontrolada que cada año está cambiando los muebles, no sé por cuál razón.

-Bueno, no hay nada malo en eso ¿O si?

-En el trabajo lo puedo aceptar, no obstante, en la casa no veo la razón por qué hacerlo cada año. Mira, aquí nada cambio en años - dice, gestionando con la mano por el plano abierto de la casa. - Hasta estaría seguro de que te ayude a traer el último mueble que cambiaste.

-Tuve que cambiarle la cama a Ingrid - dice con risa, considerando chistoso lo que afirma.

-Sí, tienes razón. No se me ocurrió que su cama era muy chiquita en ese entonces.

-Era hace mucho ni no tenías como.

-Tiempo vuela, pero nosotros nos quedamos atascados ahí.

-Es difícil darte cuenta de que tus hijos crecieron... Tú menos puedes ser seguro que vivirán felices, que te harán abuelo y que no se quedarán solos y desprotegidos cuando te vayas y yo no puedo ni eso - algo triste confiesa. - Así que sé feliz por ella y déjala vivir, saber que tiene tu apoyo los va a hacer más unidos - con tono alegre le aconseja.

-No lo sé, si lo hago Sandra...

-Sandra le hará la vida imposible contigo o sin ti a su lado.

-Ya le hice daño una vez, mejor no repetirlo - determina Reynaldo.


 

-Ahora nos toca la parte que no hemos planeado - caminando tomados de la mano, dice Baldo.

-Si tienes miedo de que cambiaré de opinión nada más por lo que me hizo mi mamá o puede hacer, te equivocas - le asegura Klarrisa.

-Eso dices ahora...

-Ni habrá después, no puedo cambiar mis sentimientos únicamente porque ella lo desea - lo interrumpe para borrarle todas las dudas.

-Tu papá y yo terminamos la conversación ayer - la informa. - Me dejó claro que sigo en proba... No sé qué decisión tomará acerca de nosotros y si los dos están en contra...

-Vas tú de nuevo ahí - cansada de sus intentos de convencerlo. -, nadie me hará cambiar de opinión, porque no es algo que se puede cambiar de la noche a la mañana. ¿Me oyes? - deteniéndose, lo pregunta mientras una mano le queda entrelazada con la de él, la otra le pone en la mejilla para qué la mira a los ojos. El momento se prolonga, terminando ella uniendo sus labios con los de él en medio de la calle, dejando atrás la relación secreta.

-¿Te llevo de regreso? Todavía te toca hablar con papá y decidir que vas a hacer - la pregunta al terminar el beso.

-Está bien - acepta Klarrisa, depositando su cabeza en su hombro mientras caminan de regreso a casa de Ingrid.


 

-¿Te estoy molestando mientras cocinas? - pregunta Reynaldo, sintiendo las aromas del almuerzo.

-No, ¿cómo vas a molestar? Si estás sentado ahí, ni hablas - contesta, revolviendo el almuerzo.

-Dijeron que será corta y mira ya pasó la hora - se queja por esperar a Klarrisa.

-Ni hay problema por mí, como sea trabajo a la tarde y pueden quedarse a comer.

-No quiero molestarte más. Han tenido suficiente con hospedarla a noche.

-No es ninguna molestia y nosotras felices de que se quedó con nosotras. Aquí los tienes - dice cuando llaman a la puerta.

-¿Y dónde estaban? Dijeron que será corto - los reprende al verlos Reynaldo.

-Estábamos hablando - contesta Klarrisa.

-Está bien ¿Y dónde está ese novio tuyo?

-Se fue a trabajar.

-Vamos a hablar - dice, enseñando al sofá para que se sientan.

-Me dijo Baldo de que hablaron - comienza ella, sentándose.

-Sí. Quiero ser sincero contigo, no me gusta ni un poco de que nos hayas estado escondido esa relación. Y por supuesto, como cada padre quiero lo mejor para ti y también sé que prohibírtelo, no llevará a nada.

-Papá...

Levantando la mano, pide:

-Déjame terminar. Klarrisa vuelve a casa. Te dejaré vivir esa relación que tanto quieres, solamente vuelve conmigo.



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En el texto hay: amor, amistad, prejucios

Editado: 11.08.2024

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