-Entra, amor - la alienta papá mientras ella está toda encogida y con mirada miedosa busca a su madre al entrar en la casa.
-¡Oo, mira quién regreso a casa! ¿Has hecho lo que te dije? - viéndola entrar, pregunta mamá.
Poniendo las manos en sus hombros, papá contesta:
-Klarrisa tiene todo el derecho de venir a su casa y sobre lo otro no podemos hacer nada.
-¡Ooo!, sí que podemos - dice en un tono satisfacción.
-¡No harás nada! Vamos a dejar que Klarrisa decide sola, como, cuando y hasta cuándo.
-No puedo creer que estás a su lado en esta estupidez.
-Klarrisa puedes subir a tu cuarto - bajando las manos la deja libre de decidir por sí misma.
-Hola, amiga - feliz, la saluda Martina.
-Hola - baja de humor, devuelve el saludo.
-¿Vienes al hotel? Nos apuntamos para unos masajes.
-No estoy de humor - triste, contesta.
-Anda, no seas aguafiestas, te llegará bien, sabes cómo dejan unos buenos masajes y el spa.
-De verdad, no estoy de ánimos de salir - explica, rechazando.
-Anda ven y te animará.
Exhalando, dice:
-Está bien - conociendo a Martina, acepta sabiendo que no la dejara en paz hasta que no la convence.
-¡Así se habla, amiga! - dice tan fuerte, que tuvo que alejar el celular de la oreja.
De mala gana se arrastra de la cama para dirigirse al hotel.
Cuando bajo por las escaleras la detiene papá:
-¿Dónde vas, cielo? - viéndola con el bolso en el hombro.
-Voy a hotel, me llamo Martina para que me uniera a ellas para unos masajes - contesta, sin enseñar mucho entusiasmo.
-Sí, ve con ellas, pódese que entres en razón - desde el sofá le dice mamá.
Ambos nada más la miran por unos segundos para después ignorarla.
-¿Quieres que te llevo? - la pregunta, sosteniéndole el rostro en su las manos.
-No, voy a caminar, me vendrá bien.
-Está bien, llámame si me necesitas.
Escuchando esas palabras de papá, Klarrisa abandona la casa.
Después de un masaje relajante, Klarrisa se siente más positiva, saliendo con las chicas del spa.
-Oh my God, cuando escuché que quieren hacer un viaje familiar a París me quedé de... - se queja Joela.
-Yo con los míos a Europa, seguro que no iría - dice Martina, estando de acuerdo con ella.
-¿Tú, Karrisa que harías? - ausente escucha la pregunta.
-¿Con qué?
-Si los tuyo te informan que van todos juntos a Europa - explica Joela.
-No sé, de seguro, no sucede.
-Debes tener una opinión, anda imagínate - la incita Martina.
-No lo sé, por el momento no estamos en buenas relaciones y si, París no consideró una ciudad que quisiera visitar con la familia.
-Ves, todos entienden menos ellos.
-Encuentra un hombre para que te lleve y entonces ellos no van a ir, además es obvio que van para controlarte los gastos - le sugiere.
-Horror - dice Joela que ama gastar sin límites.
-Bueno, yo las dejo voy a visitar alguien - informa para que no buscan que se queda.
-Está bien, nos vemos después - dice Martina.
-Salut - en francés la despide Joela.
Se le escapa una pequeña risa, por lo que, alejándose, dice:
-Ya comenzaste practicar.
Joela sonriendo se encoge de hombros, por lo que Klarrisa niega con la cabeza mientras se aleja en la dirección a Baldo.
-Hola - sonriendo, Klarrisa le tapa los ojos, llegándole por detrás.
Dejando la tumbona Baldo voltea.
-Hola - la saluda, alejándose, no queriendo llamar la atención.
-No te alejes, ya no - pide frunciendo la boca mientras se abraza a él.
-Klarrisa...
-No Baldo, lo de estarnos escondiendo se terminó, míos lo saben y ya no existe la razón.
-Muchas siguen sin saber - la recuerda.
-Nadie más importa. ¿De verdad crees que estaría contigo si me importará lo que piensan los demás?
-Sé que no, te conozco - contesta. - Lo digo por tu mamá, a ella eso si importar.
-Cuando te hagas novio de ella, entonces haz así, hasta entonces no hay necesidad. ¿Vamos a cine cuando terminas?, pediré a Ingrid que nos haga la reservación.
-Trabajo hasta la tarde, si tú sigues queriendo en ese momento ir, está bien.
-Ok, se lo digo.
Para despedirse y dejarlo trabajar, Klarrisa lo abraza por el cuello acercándose lo suficiente para besarlo. Esta vez él no hace ningún intento de alejarla, permitiéndole de traspasarlo en el mundo donde no hay nadie que más importante.
-Me voy - más animada y sonriendo, dice Klarrisa al alejarse.
-Te hablo - le promete, regresando al trabajo cuando la perdió de vista.
-Hey - saluda a Ingrid, visitándola en el trabajo.
-Hola, ¿Qué haces aquí? - sorprendida pregunta, levantando la ceja.
-Vine para ver tu lugar de trabajo y por unos boletos para esta noche.
-¿Te los doy ahora?
-Pueden esperar, eso sí, ¿Si tienes tiempo?
-Si, como ves, no hay nadie - dice, moviendo la mano adelante de sí.
-Nos traigo unos jugos, ¿O quieres café?
-Jugo, está bien.
-Ahora vuelvo - dice, tomando el paso atrás.
Al volver la encontró afuera, sentada en una de las sillas que parece había saco.
-Adentro no cabemos - dice Ingrid explicándose.
-Está bien, a mí no me molesta - contesta, sentándose después de haberle entregado el jugo.
-¿Cómo has estado, en casa?
-A penas tengo contacto con mamá, así que bien, sin embargo, ella sigue con su actitud.
-Otro no era de esperarse.
-Las chicas me obligaron a salir, si no, hoy no salía. Después bajé a ver a Baldo y ahora aquí.
-Es mejor que sales que matarte en casa o que tu mamá te cierre de nuevo.
-Si y estado de ánimo me mejoro. Desde hoy estoy en una relación, ya no la esconderé al público.
-Mi apoyo tienes y cruzo los dedos por ustedes.
-Gracias - le agradece tomándola de la mano.