Él es el amor

Capítulo 19

-Estás de verdad aquí, no lo puedo creer. Cuando papá me lo dijo, estaba segura de que estaba bromeando - dijo desde la entrada. - Además, tienes una oficina - agrega, entrando mientras contempla la decoración.

-Por obligación, aquí me tienes - dice, levantando las manos.

-Me gusta - dice, refiriéndose a la oficina con el dedo.

Encogiéndose de hombros, Óscar le deja saber lo poco que le importa.

-¿Tú como estás, cómo van las cosas? - la pregunta.

Suspirando, contesta:

-Bien - con la mirada abajo.

-No lo diría.

-Todo está bien, pero sabes mamá, los prejuicios de los demás, supongo que afectan a Baldo, es algo frío - confiesa.

-Bueno, supongo que él no estaba tan preparado para todo esto como tú.

-¿De verdad opinas que es solo eso? - ilusionada, pregunta.

Mirando al reloj, le dice:

-Mira, vamos a comer para que te animes y lo discutimos.

-¿Me dejas trabajar desde aquí? - lo pregunta mientras van a la salida.

-Tu compañía siempre es bienvenida - contesta, acercándola a él con el brazo en sus hombros.


 

-Sabes esto es lo que necesitaba - dice volteando a mirar a Ingrid. - Todos que me rodean tienen tantos prejuicios que ya me comencé sentir insegura, entonces no quiere imaginar como se siente él.

-Aléjalo de ahí - el concejo la hace mirarla con susto. 

El que parece divierte a Ingrid que ríe antes de explicarse: 

-Oye, no pensé que lo despidas o alejas de tu mundo, más como un descanso de todo eso, el que le va a hacer olvidarlo todo que dicen y donde le vas a dejar claro que lo que dicen no afecta tus sentimientos hacia él.

-Debes ser hija de tu madre - le comenta, recordando la sabiduría de mamá Eva.

La atención le roban las rosas que están en la mesa, por lo que tocando un pétalo dice:

-Son bonitas las rosas.

-Si y la hora peor gastada de tu vida.

-¿Por qué lo dices?

-Porque tanto necesito para cambiarle el agua.

-¿Y siguen sin saber de quién son?

-O para quien. Hoy vino la única cartita que es tan misteriosa como el que las manda.

-Sigue siendo un bonito detalle, ¿Qué no?

Callada, Ingrid se encoge de hombros.

-Si quieres, llévate uno - le ofrece.

-¿Y estás segura de que no son de tu pretendiente? - divertida la pregunta.

-Que se las queda - fría responde Ingrid.

-¿Qué ni un poco te da curiosidad de saber quién es?

-Me interesa lo mínimo saber, ¿quién es?, y basta, no tengo otro interés.

-Yo no podría - comenta. Eso es único del carácter de Ingrid que no comprende, su frialdad y desinterés. 


 

-¿Cómo van las cosas por allá? - pregunta, caminando por el cuarto con el celular en la oreja.

-Como siempre, ya sabes, aquí no cambia nada.

-¿Y ellos? - pregunta con nudo en la garganta.

-Testarudos como siempre.

-¿Crees que no me perdonarán?

-No sé, Baldo. Los conoces mejor que yo.

-¿Les contaste de mis planes?

-Como acordamos y se hicieron desinteresados. Lo único que te puedo decir es que les des tiempo.

-Lo sé, primo, pero no es fácil. En principio no me importo porque yo era igual, sin embargo, ahora cuando las cosas están cambiando...

-No los podemos obligar, como ellos no han podido a ti para que te quedaras.

-Tienes razón, solo espero que no cabían cuando me encuentro casado y con hijos.

-Si eso será lo que los haga entrar en razón que sea...

-Está bien, primo. Cambiando el tema que está me amarga.

-Como quieres, en fin fuiste tú el que la inicio.

-Son mis padres, ¿Qué puedo?


 

Cuando escucharon la puerta de la casa, abrirse, dejan de hablar.

Al ver que mamá Eva cojea y tiene el pie vendado, corren a su lado mientras Ingrid pregunta:

-¿Mamá, que pasó? 

-Me torcí el tobillo, no es nada grave - asegura mientras se deja ayudar hasta el sofá.

-¿Cómo paso, mamá Eva?

-Se me fue el pie - contesta.

-¿Estás bien? - preocupada la pregunta Ingrid.

-Sí, hasta estaba en hospital.

-Te traigo la comida, supongo que es mejor que la tienes levantada y no camines - dice Ingrid, levantándose del sofá donde se sentaron las tres.

-Sí.

-Klarrisa me ayudó a cocinar, a sí que vamos a ver cómo le fue - informa Ingrid, sonriendo.

-Sean gentiles, es la primera vez que entro en cocina - pidiendo informa con sonrisa.

-Está bien - dice Ingrid, sirviendo la comida en los platos.

-Seremos - dice mamá Eva, tocándole la mano.


 



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En el texto hay: amor, amistad, prejucios

Editado: 11.08.2024

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