Nos reservé la mesa para esta noche en ocho, Ian - decía el mensaje.
Esa noche:
-¿Y dime que era de ti en estos años?
-No mucho, trabajo aquí y estoy feliz - respondió.
-Me da gusto escuchar eso - dijo sonriendo. - Para mí es lo mismo, después de graduarme papá poco a poco me dejaba la empresa y ahora soy su único dueño - dijo, orgulloso.
-Sí, me da gusto por ti - dijo forzando una sonrisa.
Sin saber por qué con él comenzó sentir lo mismo que con sus amigas, una sensación de apariencias.
-Buenas noches, ¿Qué gustan de tomar? - los pregunto el mesero.
Oír su voz, la hizo giro la cabeza, sorprendiéndose al saber quien será él quien los servirá.
-Baldo - murmuro.
-Quiero la botella de su mejor champán, debemos celebrar nuestro reencuentro, ¿Qué no? - le dijo, sonriendo.
Sintiéndose entre la espada y la pared, contesta solo con una leve sonrisa.
-Enseguida - contesto Baldo, haciendo una leve inclinación antes de marcharse.
-¿Qué te gustaría comer? Me dejo en tus manos, supongo que la dueña sabe que es lo mejor.
-La dueña es mi mamá. Es ella la que escogió al cocinero y sobre lo que te recomiendo no sé, todo depende, ¿de qué te gusta y qué tipo de comida comes?
-Te dije, me tienes en tus manos.
-Su champán - dijo Baldo, llenando las copas que trajo y dejando la botella. - ¿Han decidido que quieren de entrada?
Ian la enseña con la mano mientras las tiene frente los labios con las que esconde su sonrisa.
-Boa Buns y Tiradito. Filete de Pescado al Pistache, Pollo con Curry Verde y Costilla de Res. De desert Crème Caramelo y Tatin de Manzana.
Sin decir nada, Baldo se fue con los pedidos escritos en papel.
Consiente de lo que su madre quiere, puso las cartas sobre la mesa. Hizo el contacto visual con Baldo y lo llamo con el dedo nada profesional.
-¿Hay algún problema?
-No, ninguno. Baldo, él es Ian, mi amigo de la escuela - lo presento, levantándose y poniendo la mano en su brazo. - Baldo es mi novio, Ian.
La cara de Ian tomo una expresión extraña mientras ella sonreía feliz.
-Mucho gusto - dijo Baldo, sin molestarse en ofrecerle la mano consiente, que con esa expresión no piensa lo mismo.
-Escuche de la cena que tuvo con Klarrisa y no me aguante de no averiguar como les fue - decía Sandra mientras en su sala le llenaba la taza a Ian.
-Todo era excelente, mis felicitaciones, hasta un momento.
-La disculpo, me parece que a mi hija la pego tarde la rebeldía. Eso es en realidad la razón por el que lo quería aquí. Como se dio cuenta, Klarrisa pasa por una fase nada agradable y considere que su compañía la podría sacar de ese poso. Y quien sabe puede que en final nazca algo... - dijo, inclinándose con una sonrisa que revela sus intenciones.
-Pero Klarrisa tiene un novio.
-¿Y qué? ¿Usted de verdad cree que puede ser feliz con uno así?
Después de consentirle unos minutos en silencio para que asimilara su propuesta:
-¿Trato echo? - pregunta, ofreciéndole la mano con la sonrisa malévola.
Ian le devolvió la sonrisa en el mismo tiempo en el que extendía la mano:
-Trato echo.