Él es el amor

Capitulo 25

Sol ya calentaba el día, mientras él preparaba todo para abrir el bar.
-Ven conmigo - dijo la señora Rodozo, haciéndole la sobra. - Ahora - enfatizo mientras se alejaba.
Sabiendo que la tiene en contra de todas maneras, decidió obedecer.
-Dígame, señora, ¿Para qué soy bueno? - pregunto cuando vinieron en un lugar aislado.
-Para desaparecer, alguien como tú solo para eso sirve - contesto, haciéndolo tragar.
-Señora...
-Exacto, señora. Tú nunca serás digno de llamarme de otra manera porque nunca dejaras de ser tan poca cosa. ¿Por qué entonces no nos haces el favor a todos y desaparezcas? Mi hija nunca será feliz con algo tan poco.
-Señora, deja de insultar.
-La verdad no es insulto, es solamente eso, verdad - dijo, encogiendo el hombro.
-De todo lo que usted ha nombrado, lo único que de verdad importa es el amor.
-El amor - dice con cinismo. - El amor viene y va. En final, lo único que ese amor va a hacer a mi hija es destruirla. Por eso yo ya le encontré el candidato perfecto, el hombre de su clase y con todos los privilegios.
-Nada de eso interesa a su hija.
-¡La interesará! - dijo levantando la voz. - Yo la convenceré de que así sea.
-Haga lo que quiera, a nosotros no nos importa, nos basta con nuestro amor. Y en final la única que saldrá perdiendo será usted - dije y se largó.

-Los quiero conmigo en la reunión - los informo papá desde la puerta de la oficina de Óscar.
-¿Qué fue eso? - pregunto.
Óscar respondió encogiendo los hombros, sacando el labio y levantándose en proceso.
-Vamos - dijo después mientras se iba hacia la puerta.

Se detuvo en el pasillo del los camerinos al verla:
-¿Qué hace usted aquí? ¿Cómo entro?
-Con dinero todo se puede - contesto atrevida la huésped.
-Salga, eso son los camerinos de los empleados.
Negando con la cabeza se le acercó y puso los brazos en la nuca:
-Ven cuando pruebas mis besos se te olvidara la del restaurante.
El agarre era tan fuerte que lo único que podía era poner la cabeza de lado y hacer los intentos de alejarla mientras intentaba separas las manos que lo tenían atrapadas.
Al ver que no las logra separar, se agacha, lo que hace que las manos caigan y se aleja.
-¿De qué manera le hago entender? Sola ha dicho vio que tengo novia, déjame ya. Cuando vuelva no la quiero ver más aquí - dijo y salió por la puerta sin cambiarse.

-Estamos entrando en la época más ocupada del año - dijo papá, comenzando la reunión. - De ustedes quiero que dan todo de sí mismos y que de nuevo seamos el hotel número uno de la zona.
Como la reunión seguía, su aburrimiento crecía. Al terminar Óscar pregunto:
-¿Me puedes decir que hago yo aquí?
-¿A qué te refieres? - pregunto.
-A que en esta reunión eran todos los jefes de departamentos.
-Eso te pasa por no estar aquí - dijo, desinteresado.
-De esa manera papá pretende que aprendemos a manejar el hotel - le explico.
-Como sea, eso no es mi puesto.
-Un día podrá serlo - comento papá.
-A mí no me interesa ser el líder, yo estoy contento con el puesto que tengo - dijo y abandono la sala.
-Tu hermano me va a mandar al cementerio - le dijo papá.

-¡Klarrisa! - la llamo Ian del otro lado.
-Hola - se saludaron con el beso en la mejilla.
-¿Cómo estás? 
-Bien, ¿Cómo va tu descanso?
-Ahí la llevo. Es difícil alejarte cuando tanto depende de ti, pero si aceptas hacerme la compañía lo pasaría mejor - contesto sonriéndole de manera convincente.
-Ian... - comenzó decir cuando sintió la mano en su cadera. - Baldo - dijo al verlo a su lado.
-Amor - la saludo sin quitarle la mirada de encima a Ian.
-Hola, Baldo - saludo Ian, sonriendo de un lado.
-Señor Albarán - dijo visiblemente enojado.
-Ay, dime Ian - dijo quitándole la importancia a la formalidad. - Todos los amigos de esta hermosura son y los míos - agrego, acariciándole la mejilla.
-¿Nos vamos? - la pregunto, tragándose la rabia.
-Uhm - murmuró, asintiendo. 
Baldo se le adelantó en despedirse de Ian:
-Nos estaremos viendo. Que mi novia y yo tenemos planes - y se la llevó.
-¿Por qué te comportaste de esa manera? - lo pregunto mientras se alejaban.
-¿Cuál? - pregunto fingiendo no entenderla.
-No me permitiste despedirme.
-No era necesario, él ya lo hizo.
-¿De qué hablas? - lo pregunto sorprendida.
-De que su interés en ti no es el que tú crees.
Extrañada lo continuo mirando, sin entender a qué se refiere.

Con el mar goleando sobre la arena y las voces de la gente en la playa, Klarrisa se encuentra acostada entre sus piernas con la cabeza en su pecho.
-Esto es divino - dijo.
-Contigo todo lo es.
-¿Sigues enojado por lo de Ian? - lo pregunta, bajando las lentes para mirarlo.
-No, lo que pasa es que perdí el control. Me sentí inseguro - confeso.
-No tienes porque sabes que te amo.
-Lo sé - dijo, abrazándola. - Sin embargo, con tu mamá...
-Detente ahí - dijo, interrumpiéndolo. - Lo que haga, diga o planea mi madre no me hará cambiar de opinión menos puede interferir en mis sentimientos.
-Te creo y te amo - dijo besándole la cabeza.
-Y yo a ti - dijo sonriendo y rodeando los brazos encima de los de él.

-Tengo hambre - se quejó.
Acercando la canasta le dijo:
-Escoge lo que quieres.
-Mira quien vino preparado - cometo, antes de mirar dentro de la canasta.
-Si te secuestro no te puedo dejar morir de hambre.
Lo goleo con la palma, diciendo:
-Tonto - comenzando reír juntos.

-¿No son esos Ingrid y tu hermano? - pregunto Baldo apuntando el muelle.
Miro hacia donde señalaba a la pareja abrazada.
-No. No puede ser - contesto desconcertada mirándolos.
-No sé, se parecen mucho - dijo antes de empezar caminar de nuevo.
Perdida en el asombro, los siguió mirando hasta que no sintió que la jalo hacia adelante.



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En el texto hay: amor, amistad, prejucios

Editado: 11.08.2024

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