Él es el amor

Capítulo 33

-¿Cómo van las cosas en tu casa? - pregunto.

-Mal... Mis padres no se hablan, mi madre está enojada, mi papá está durmiendo en el cuarto de visitas y Óscar... Óscar, Óscar, no sale de su habitación - dice entre pesados suspiros. - Está sumido en una depresión, dilema en... - se detuvo y suspiro. - Los dos nos encontramos en lo mismo, no sabemos qué creer. 

-¿Y Ingrid? - pregunta en voz apagada, sintiendo que preguntarlo puede ser cosquilloso.

-De Ingrid... No sé nada. No me atrevo a llamarla - continuo después de una pausa. - No me atrevo a verla, no sé cómo verla en los ojos, no... 

Después de un rato callada, continuó:

-No sé cómo voy a mirar - suspirando se detuvo. - Esto todo es tan... Nos afectó a todos. Y más, parece que lo logro. Desde que se enteró de la posibilidad, que existe de que Ingrid... No la ha vuelto a ver... Ya no se hablan, no se ven, se alejó completamente.

Se quedaron callados, acompañados por la pesada carga que siente y que invade todo su cuerpo.

 

-Hola, Klarrisa - la saludo Ingrid cuando contesto.

-Hola - dijo con pesar.

-Mira - dijo Ingrid, suspirando. - Yo no puedo con esa incertidumbre... Es que nuestros papás dicen que no, no es verdad, pero yo... Me carcome. Sé, mamá no es capaz de mentir y le creo, pero también... No sé.

Después de una pausa, ella continúa hablando:

-Ya pasaron días y... No estoy capaz de contactar a Óscar y veo que él tampoco.

-No sé qué decirte. Esto es difícil para mí también.

-Lo sé y por eso he decidido hacer algo y necesito tu ayuda.

-Por supuesto. ¿Dime qué es?

-Quiero... - comenzó decir. - ¿Nos podemos ver? - pregunto, cambiando el tema. - Es que e... Estoy caminado por la playa... No quiero hablar de esto por el teléfono. ¿Puedes venir y?

Aprovechando el silencio hablo:

-Ingrid, yo no estoy capaz de verte... Me da miedo, no sé cómo voy a reaccionar, no... - se detuvo suspirando. - Tú siempre fuiste mi hermana de... Y a mí esto, no sé... Más de que es... Traición a mi madre... Yo fui tan feliz con saber que Óscar y tú y ahora. No sé...

Le explicó con dolor por el que le fue difícil hablar.

-Ven, por favor - la pidió Ingrid. - Pienso que podemos poner fin a eso - y colgó.

 

Teniendo el edificio en frente, unos nervios e inseguridad la invaden, por lo que pregunta:

-¿Estamos seguras de hacer esto? - pregunta, nerviosa de repente.

-¿Tenemos algo más que perder? - preguntó Ingrid con seguridad. - Hagamos o no, vamos a perder, pero si el examen sale negativo...

-Ganaremos - termina, poniendo los nervios a lado.

-Vamos - dice, caminando hacia la recepción.

Llegando hacia la recepción dice:

-Buenos días, queremos hacernos una prueba de ADN - la mira buscando su aprobación.

Unos minutos después salieron apretando la mano de la cual les sacaron la sangre.

-¿Le vas a contar a tu mamá? - pregunta.

-No. Ella asegura que no es verdad y diciéndole solo empeoraría las cosas.

 

-¡¿Qué hicieron qué?! - pregunto Baldo, más que sorprendido.

-¿Por qué te sorprendes tanto? 

-Es que no me lo esperaba - respondió aturdido aún.

-¿Que quisieras que hagamos?

-Sí, bueno, puede ser que tienes razón y que la única manera de resolver esto es haciendo una prueba, pero... Es fuerte.

-Son pasos de... Dos desesperadas - le aclaro.

-Te estás insultando - le dijo.

-Supongo.

-No sé por qué estás tan dura contigo misma. 

-No soy dura conmigo misma ni es nada por el estilo, es que esta cosa de verdad nos afectó a todos. Principalmente a ellos dos. Yo con el tiempo podre vivir con la respuesta que van a llegar ellos... Ellos no. 

Después de un silencio continuo:

-Esa prueba va... Esa prueba puede destruir sus vidas para siempre. Por eso necesitamos hacerla. Para saber qué punto van a tomar nuestras vidas desde hoy en adelante - expreso toda su razón y los sentimientos.

Exhalando, Baldo hablo:

-Fuerte...

-Sí. Es fuerte, pero no creo que a mis padres les importa tanto.

-¿Se los has dicho?

-Por supuesto que no, no lo sabe ni Óscar.

-Estás bien. Supongo que entonces será un secreto entre ustedes dos.

-Sí, hasta que no vienen los resultados, nadie sabrá que los habíamos hecho.

-Bueno - dijo en tono alegre. - Tu ánimo me dice que me aceptas una salida - dijo, cambiando el tema por uno más agradable.

-Baldo, yo te acepto lo que quieres.

-Me gusta eso escuchar.

-A, sí - dijo jugona.

-Sí.

-Bueno, ¿qué tenías en mente?

-En mente... no tengo mucho - dijo, haciendo el plan. - Pero, supongo que... una cena tú y yo. En la playa.

-¿En la playa, como piensas hacer eso?

-No sé. Podemos organizarlo aquí en el hotel.

-Eso requiere mucho dinero - razono.

-Lo sé... Estoy trabajando aquí. A pesar de que no sé cada precio de memoria, supongo que no es barato tener todo eso preparado. 

-No, no lo es.

-Pero, ¿no crees que podríamos aprovechar un poco de la situación y convencer a tu papá?

-¿A mi papá? 

-Sí, podría darnos un precio más bajo.

-No creo que aceptaría algo así.

-Y yo... Lo opino al contrario. Mira, tomamos en cuenta que su hija está de... Muy agobiada - cambio de palabras. - Que él lleva parte de la culpa y que con una cena romántica podríamos levantarle un poco el ánimo.

-Eso es como un chantaje.

-No importa. Lo importante es que lo logramos.

-Además... Podría ser la última que tendremos - informa, bajonado.

-¿Qué te refieres con eso? 

-Klarrisa, los predios de los estudios van a agotar lo que estoy gane este verano y sabes que el hotel no mantiene muchos empleados fuera de la época.

-Sí, lo sé.



#3076 en Joven Adulto
#16132 en Novela romántica
#2940 en Chick lit

En el texto hay: amor, amistad, prejucios

Editado: 11.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.