Él es mi Jefe

Capítulo 13: Primer día con Anderson

Al día siguiente ya tenía mis cosas en la oficina de mi jefe. Yo no quería, lo juro, pero él prácticamente me obligó. ¡Hasta me ayudó a llevar cosas!

—Querida amiga, voy a extrañarte.— dice Andrea dramatizando sus movimientos.

—Oh querida Andrea, también voy a extrañarte.—le sigo la corriente. Nos abrazamos y hacemos como que lloramos.

—¿Qué hacen?.— escucho la voz de mi jefe y me doy media vuelta para verlo. Está apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

"Papasito"

—¡Tú!, ¡Maldito rufián, me quieres separar de mi mejor amiga por tus intereses sexuales! ¡Maldito egoísta!.— grita Andrea mientras lo señala.

Yo abro los ojos demasiado y le pego en el brazo.

Sebastián frunce el ceño y cuando pensé que iba a regañarla o a decirle lo inmadura que era, pasa todo lo contrario.

—Lamento mucho quitarte a tu mejor amiga, querida Andrea. Pero mi necesidad "sexual" está primero y yo soy el jefe aquí así que ella hace lo que yo ordene.— dice exagerando sus movimientos, siguiéndole el juego a Andrea.

Estoy más que sorprendida por lo que dijo. ¡Tendría que haberla retado no seguirle el juego!

—Me las vas a pagar, maldito hombre.— Andrea le hace un gesto como que lo está vigilando y Sebastián viene hacia mí. Me agarra de la cintura y sin quitarle la mirada de encima a su hermana, me lleva hasta la puerta.

Ambos se hacen los serios y cuando salimos de la oficina Sebastián larga una carcajada, no puedo evitar reírme por ello.

—Andrea es terrible, disculpala.— dice riéndose, todavía con su mano en mi cintura. Apenas se da cuenta, la saca rápido.

Después de lo que pasó ayer, ninguno de los dos volvió a hablar del tema.

—Vamos a la oficina que ya hay trabajo.— dice más serio.

Yo asiento y lo sigo a la oficina.

Una vez que terminamos todo el trabajo que teníamos, agarré mi celular.

Revisaba si mi hermano me mandó mensaje pero nada. No tenía ninguna señal de vida de él después de la pequeña charla que tuvimos.
Todavía me intriga saber lo que estaba haciendo y para que me llamaba, capaz que más tarde lo llame yo.

—Malena.

Miro a Sebastián y él se levanta de su asiento para venir a mi escritorio. Se apoya en él y yo tengo que levantar mi cabeza para poder verlo.

—Estaba pensando en que podríamos ir a comer algo. ¿Te parece?.— me muestra esa sonrisa baja bombachas y yo me quedo sorprendida.

Esto nunca había pasado. Es raro que mi jefe quiera salir a comer conmigo.

"Este algo quiere..."

—Sí, obvio, no hay problema.— le sonrío y vuelvo a mirar mi celular.

Noto que él se va y se vuelve a sentar en su silla. Creo que esperaba otra respuesta...

(...)
 

[Sebastián]
 


No puedo creer que solo haya dicho eso. La invité a cenar y dijo "no hay problema". ¿Qué clase de persona dice eso?

"¿Una persona que no está desesperada por salir con otra?"

Me desespera. Es la única mujer que no cae en mis encantos, o por lo menos así lo demuestra.

Agarro mi maleta, me levanto de la silla y salgo de mi oficina, pero no sin antes avisarle a Malena que me iba.

Ya es muy tarde y estoy tan cansado que soy capaz de ir a mi casa y simplemente dormir. 
No Netflix, no chicas, no sexo. DORMIR.

Suena mi teléfono y atiendo.

—¿Hola?.

Amigo, amigo de mi alma. ¿Nos vemos?.— pregunta Julio del otro lado de la línea.

Miro mi reloj y suspiro. No tengo ganas de ir a ningún lado, pero si no voy va a sospechar lo que me pasa, aunque creo que ya lo sabe.

—Bueno, te veo en el mismo lugar de siempre.

¡No! Vení a mi casa, así estamos más cómodos, aparte hoy no tengo ganas de salir.— frunzo el ceño y miro el nombre de quién me llamó.

—¿Seguro que vos sos Julio? ¿Desde cuándo no tenés ganas de salir?.

Después te cuento, ahora decime si vas a venir.

—Sí, voy.— digo desganado.

¡Perfecto!.— se escucha un ruido del otro lado y frunzo el ceño.

—¿Está todo...?.—no puedo terminar de hablar porque me corta. Me quedo mirando mi celular y suspiro, estoy cansado de todo y ahora Julio quiere que vaya a su casa. Genial, nótese el sarcasmo.

Primero voy a mi casa y me pongo en condiciones para ir a lo de Julio. 
No podía ir en traje y con el maletín.

Me meto al baño para bañarme y me acuerdo de Malena.

"¿Se habrá ido a su casa? ¿Habrá llegado bien?"

Salgo de la ducha y agarro mi teléfono.

Primer tono... 
Segundo tono... 
Tercer tono y Malena no contesta.

Corto y ruedo los ojos.

¿Por qué me preocupo por ella? Sólo es una chica más que pasa por mi oficina. No es nadie especial.

Me termino de cambiar, agarro las llaves del auto y me voy.

Llego a la casa de Julio y está todo oscuro.

Qué raro.

Toco la puerta y nadie responde.

¿Le habrá pasado algo? Entro y prendo las luces pero cuando lo hago muchas personas me asustan con un "¡sorpresa!".

Estoy rogando para que esto no sea...

—¡Feliz cumpleaños!.— grita eufórico mi amigo viniendome a abrazar.

Ay no, ya son las doce de la noche.

Sonrío falsamente y lo abrazo de vuelta.

Iba a decir algo pero él se me adelanta.

—No me digas nada. Ya sé que no te gusta festejar tu cumpleaños.—lo miro mal y él prosigue.—Peeero eso no evitó que yo te hiciera una fiesta sorpresa.

—Julio, gracias, en serio te agradezco pero no me puedo quedar.—a él se le va la sonrisa que tenía de la cara y me agarra de los hombros para llevarme a un lugar más tranquilo.

—Sebastián, tenés que olvidarte de eso.— me dice melancólico.

Yo me río sarcásticamente.

—Como si fuera tan fácil.— ya siento mis lágrimas acumularse en mis ojos y miro hacia otro lado así él no puede verme.



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En el texto hay: contrato, empresa, jefe secretaria

Editado: 20.04.2021

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