[Lucía]
Mi teléfono suena, suena y suena. No para de sonar hace dos horas atrás y mi prima Ludmila, que vino a visitarme desde Santa Fe, está harta.
—Si no lo callas vos, lo callo yo.— dice señalando mi celular.
—Dejalo que suene. Es Gerardo, no quiero atenderlo.— digo rodando los ojos.
—¿Por qué?.— pregunta mientras va a la cocina de mi casa.
—Tuvimos sexo.— confieso, al instante me sonrojo.
Ella viene y pone su típica mirada de pícara.
—¿No te gustó?
—Al contrario, me encantó.— digo acordándome de esa noche en la que ambos estuvimos borrachos. Nosotros nos acostamos por culpa del alcohol si no yo no lo hubiera hecho nunca.
—¿A qué le tenes miedo?.— pregunta mientras come una galletita oreo.
—Al amor.— digo agachando mi cabeza.—El último novio que tuve fue Alexis y ya sabemos como salió esa relación.
—Alexis no es Gerardo. ¡Él te está llamando hace dos horas y no sé si más! Algo que claramente Alex no hacía. Tenes la casilla de mensajes llena por Gerardo.— dice riéndose.—Ya sabemos que tus amores no fueron los mejores pero tenés que darle una oportunidad a este chico. No hay nadie mejor que yo para decirte eso, conozco demasiado bien a los hombres.
En eso ella tiene razón.
Ludmila es mayor que yo. Tiene 33 años y dos hijos de siete años que son mellizos, ambos son nenes a los cuales AMO con todo mi corazón.
Toda su vida ella fue una persona que amaba ir de fiesta y conocer hombres para salir. Ludmi era muy enamoradiza y con esa personalidad todos la usaban. La trataban como un objeto en donde poner sus penes pero ella en ese entonces no se daba cuenta hasta que conoció a Franco, su esposo. Él la quiso por cómo es y nunca la trató como basura o como una estúpida. Se le nota en la cara que la ama mucho al igual que ella a él.
Mi celular suena una vez más pero esta vez Ludmila atiende y lo pone en alta voz mientras se hace pasar por la operadora. El boludo de Gerardo se lo cree, pobrecito.
—Me cansé, me cansé de llamarte y que no respondas. Si a vos no...— baja la voz.—Si a vos no te gustó lo que hicimos la otra vez solamente decímelo y voy a dejar de llamarte. Aunque tengo que admitir que a mí sí me gusto y más en la parte cuando te agachaste y....
Yo agrando mis ojos y le hago una seña a Ludmila para que le corte. Ella no puede aguantar más la risa pero como puede le contesta.
—La casilla de mensajes está llena, ¡no vuelva a llamar!.— le corta y empieza a reírse.—¡Si yo no le cortaba estoy segura que me hubiera dado detalles de todo lo que hicieron ese día!
Yo niego con la cabeza por la vergüenza que me hace pasar este hombre y después me río con Ludmi.
—Ay Dios, no lo conozco y ya lo amo.— dice secándose las lágrimas de la risa.
Mi teléfono vuelve a sonar y ruedo los ojos pensando que otra vez es Gerardo, entonces atiendo de malhumor.
—¡¿Qué?!
—Buenos días para vos también.— contesta Andrea del otro lado de la línea.
—Andrea, perdón.— digo tapándome los ojos.—¿Todo bien?.
—Sí, solamente quería saber si vos tenes ganas de hacer día de chicas con Malena y conmigo.— dice Andrea alegre.
—¡Sí obvio! ¿Te veo más tarde?.
—Sí, después te digo dónde nos juntamos. ¡Besos!.— corta.
A Andrea la conocí un día que fui al lugar donde trabaja Malena, ella me la presentó y nos caímos bien. Desde ese día las tres somos inseparables.
A Sebastián no lo quiero demasiado. Él es el hombre más egocéntrico que conocí en mi vida, además de maleducado. Y creo que yo tampoco le caigo bien, pero todo lo que hacemos lo hacemos por Malena, o por lo menos yo lo hago por ella.
A Julio también lo conocí un día yendo a la empresa, según él, desde que me conoció que se "enamoró" de mí. Era tan insoportable conmigo hasta que un día me dijo que lo hacía a propósito porque le divertía verme enojada, después de eso nos hicimos buenos amigos y hasta el día de hoy nos seguimos hablando.
—¿Hoy salís?.— me pregunta Ludmi.
Yo la miro y asiento.
—¿Querés venir con nosotras?.— le pregunto con una sonrisa, ella tiene debilidad por mis sonrisas y no sé por qué.
—No, vayan ustedes. Yo voy a recorrer la ciudad con Franco, hace mucho tiempo que no veníamos. Aunque me hubiera gustado que vinieran los chicos con nosotros.— dice algo triste. Ludmila nunca había dejado a sus hijos solos al cuidado de mi tía por una semana, encima ella es loca como yo y no sé si más, así que los chicos la deben estar pasando bomba.
—Voy a prepararme.— le sonreí y me fui a bañar.
Después de bañarme, cambiarme y peinarme, Andrea me dijo que iba a venir a buscarme para ir a su casa.
Mi prima se fue y yo le mandé mensaje a Andrea que ya estaba lista.
Ella pasó a buscarme y cuando llegamos a su casa nos pusimos a hacer pochoclos para después ver películas de terror. Obviamente ninguna de las tres se despegaba de la otra. "La Monja" es una película muy fuerte.
Después de vernos como cuatro películas, yo les ofrecí irnos de fiesta. Para mí las fiestas son mi debilidad y más si voy con las chicas. A ellas no les quedó otra que decir que sí.
Lo que mis amigas no pensaron era que las iba a llevar a un cabaret. Les dije que hoy iba a ser un día sin chicos, necesitábamos olvidarnos de ellos.
Pero al parecer los hermanos Anderson están en todos lados, son como espías o Los Hombres de Negro.
Después de haber peleado con Gerardo por habernos arruinado el día de chicas, él y Sebastián empezaron a buscar a Andrea.
Yo sabía que estaba con Julio y que algo se traía con él. Lo sospechaba y al parecer mis sospechas eran ciertas porque los hermanitos celositos, (así les decimos con Malena), vieron a su hermana besándose con él.
Ambos se enojaron y se acercaron a la parejita. Luego de eso le dije a Malena que distraiga a Sebastián.
Había que salvar a Julio de una manera u otra.