Yerno.
Sentí como las puertas de ascensor se abrían.
—¡Director! —Gritaron asombrados, aquellas personas que se encontraban en el.
—No es nada —se limitó a responder.
Mientras él imponía respeto y seguridad yo me escondía detrás de esa chaqueta.
Se escuchó ese característico sonido que indicaba que el elevador estaba abierto y sentí como comenzó a caminar.
Abrió la puerta del auto, aun no entiendo cómo hace para abrirla conmigo encima, y me sentó en el asiento de copiloto.
Me quité con lentitud la chaqueta que cubría mi ruborizado rostro y me dediqué a mirarlo.
—¿Te encuentras mejor? —preguntó con una sonrisa.
Negué con la cabeza mientras que las lágrimas seguían brotando de mis ojos.
—Tranquila, llegaremos en un dos por tres al departamento. —Comentó.
En estos momentos son cuando quiero que la tierra me trague, ¿por qué tengo que tener este problema? ¿Por qué no puedo parar?
Maldiciendome el tiempo pasó ligeramente y no noté que ya habíamos llegado al estacionamiento del edificio.
Él abrió mi puerta y parecía decidido a volver a levantarme.
—Espera —sorbí por mi nariz —Ya puedo sola.
El dolor de cabeza me estaba matando, solo quería tirarme en una cama. Al levantarme el lugar se me dio vuelta, me había mareado.
Él me tomó del brazo al ver mi tambaleo. —¿Segura que puedes sola?
—¡Que si! —Me quejé no me gustaba que me vean en este tipo de momentos y menos que me tratasen como si no pudiese hacer nada por mi misma.
Tomamos el ascensor, Shin vivía en el quinto piso.
Colocó el código y me abrió la puerta del apartamento, yo como si mi vida dependiera de eso corrí a la habitación y me encerré.
—Hey —gritó pero no le preste atención.
Golpeó suavemente la puerta —¿Cómo te encuentras?
Su tono de voz mostraba inseguridad, como si temiera decir algo incorrecto.
—Super mal, me duele la cabeza.
—¿No vas a dejarme ingresar a mi cuarto?
—No, me da miedo.
—¿Miedo de qué Emma?
Tenía miedo de que el volviera a besarme, pero no podía decirle eso, estaba confundida y necesitaba esclarecer mi mente.
—De todo.
—¿Quieres estar sola?
—Si...no, no se —lagrimas comenzaron a brotar nuevamente.
Él abrió la puerta dulcemente y al entrar la entornó.
Yo me encontraba sentada en una de las esquinas de la cama.
Shin se acercó y se sentó a mi lado.
—¿Qué necesitas para estar mejor? —preguntó dubitativo.
—Necesito que Alex desaparezca del universo.
—Si su presencia te perturba es por que él te importa. —suspiró.
No supe que responder, realmente si me importaba Alex, y después de lo que paso salieron muchos recuerdo que tenía reprimidos.
Al ver que no respondía Shin se acomodó aún más cerca de mi y me abrazo.
—Prometo que te ayudaré a superarlo y serás la chica más feliz que el mundo podrá ver.
Sin poder evitarlo sonreí, era demasiado cursi.
Apoye mi rostro sobre el pecho de Shin y cerré mis cansados ojos.
Pov Shin:
De un momento a otro, sentí como la respiración de Emma se tranquilizaba.
La recosté y tomé su celular para avisarle a su madre de que ella estaba aquí.
—Hola —hablé al teléfono.
—¿Otra vez tu?
—Sí, quería decirle..
—A mi y a mi chancla nos importa un comino que es lo que quieras decirnos, ¿esa niña vaga sigue ahí no? Dile que no vuelva, así como no se atrevió a dar la cara el otro día; que ni se atreva a darla ninguno de los días siguientes. Su perro está bien, por cierto. ¿Quién me vino a pedir que pariese a una niña tan irresponsable? Si vuelve la bañaré en chanclazos. No la hagas llorar o lo lamentarás.
—¿Entonces si está preocupada? —sonreí.
—Ja, si la haces llorar no parará por horas, odia las tormentas y no come sushi. Ah y por nada del mundo la dejes beber alcohol, se vuelve un tanto caliente el asunto en esas ocasiones... tómalo como quieras. Adiós Yerno.
—Adiós ¡¿Espere qué?!
—Por favor no dejes que Alex vuelva a herirla, fue una época difícil para ella te lo encargo.
No me dejo responderle que colgó la llamada.
Al menos mi suegra me apoya.
Miré a Emma quien aún tenía los párpados y mejillas húmedas y supe que era tarde para escapar de ella.