Bubbies.
Shin bajó y caminó apurado hasta el otro lado del automóvil para abrirme la puerta, me sentí como una super estrella, no tiene mucho sentido, pero vamos no todos los chicos corren para abrirte la puerta, ni siempre tienes la oportunidad de ser la chica a la que le abren la puerta.
—Gracias —tomé la mano de Shin quien me ayudó a incorporarme.
—Es lo que los hombres deberían hacer siempre, ayudar a las señoritas —sonrió y le quitó importancia.
Aw creo que estoy en modo tomate.
Entramos al grandioso y majestuoso Starbucks para luego acercarnos al mostrador.
—¿Qué quieres tomar?
—Un latte de vainilla con crema y un croissant de chocolate por favor —le sonreí a la vendedora.
—Y para mí un Cortado y un budín marmolado
La vendedora nos entregó el budín, Shin pagó y fuimos al final de la barra a esperar las bebidas.
—Emma ve a sentarte yo te llevo las cosas.
—Esta bien, no me molesta esperar contigo —sonreí.
Nos entregaron las bebidas y el croissant y volvimos al auto.
—¿Segura que quieres ir al trabajo y no quedarte aquí? —preguntó mientras me abría la puerta del copiloto para que me sentase.
—Si, si no llegaremos tarde.
Él entró, le dio un sorbo a su café y puso en marcha el auto.
Le di un sorbo a mi latte de vainilla y sonreí ampliamente.
—¿Por que eres tan rico y perfecto?
—No se —respondió confundido.
—Hablaba con mi café —reí
Shin se detuvo en el semáforo y le dio otro sorbo a su café.
Creo que hubiera sido mejor desayunar en el local, no noté que él no podría desayunar tranquilo.
—Emma, hoy tenemos una cena con un inversionista, me olvidé de comentarte.
—¿Por qué yo?
—Por qué se supone que eres mi secretaria y las secretarías acompañan a sus jefes en las cenas almuerzos, eventos y demás.
Resoplé molesta.
—Te compraré un lindo vestido esta vez, lo prometo —me miró con una amplia sonrisa.
—Tsk.. Seguro...
Llegamos a la compañía y fuimos a tomar el ascensor.
Me hizo señas de que subiese primero y luego él me siguió.
En el ascensor pude notar tantas miradas llenas de envidia y celos que pensé que iba a morir en ese instante, a veces las mujeres si somos aterradoras.
Una de las mujeres que estaba a mi lado sacó su pecho, sus grandes pechos para delante y me empujó con ellos.
—Ah.. —la miré molesta.
—Deberías tener cuidado —Shin se molesto con esa mujer. —Y cubrirte un poco, no habla bien de ti misma que vengas así a trabajar.
Ella me miró super furiosa —Si jefe.
Bajamos del ascensor y llegamos a la oficina.
— Aigo.. que se cree esa con grandes pechos —puse mis manos imitando sus pechos —Hay lo siento puerta te golpee con mis sandias —resople molesta —Idiota —me tiré en el sillón.
—¿Terminaste? —Shin estaba aguantando su risa.
—No, esto no se termina hasta que la empuje con mis grandes pompis. —Me crucé de brazos.
—Y eso será ¿Cuándo?..
—No se —lo miré irritada.
—No te pongas así por esas cosas Emma —
—¿Esas cosas? ¡Esas cosas! Esa mujer me declaró la guerra con la mirada y sus pechos, yo solo recibí la señal.
—Como sea —Shin carcajeó —En un rato iremos a comprar la ropa para la cena.
—Okey, yo veré mi drama —sonreí y corrí a buscar la compu.