Truenos:
Mi corazón estaba a mil, recordaba sus besos, sus caricias... -cerré fuerte mis parpados, deseando que Alex desaparezca, que se calle, que deje de tentarme.
Sentí frió al sentirlo lejos y abrí los ojos al escuchar un golpe.
—Emma ¿Estás bien? ¿Por que vuelves a tu casa? ¡No quise aprovecharme de ti!
—E-Estoy bien.
¿Qué hacia Shin aquí?
—¿Qué haces aquí? —Alex gritó enfurecido.
—Vine por Emma y me encontré con basura —se refirió a Alex.
—Ts, si tan solo tardabas unos minutos más ella estaría devuelta bajo mis sabanas gritando mi nombre.
La cara de Shin se transformó, estaba enfurecido.
Volvió a estampar su puño en el rostro de Alex y me tomó fuerte de la mano.
—Emma no volverá contigo. —Afirmó y comenzamos a caminar, va comenzó a arrastrarme.
Tomó el bolso y la valija con su otra mano y llegamos al auto.
Me ayudo a entrar, guardo las cosas en el maletero y entro.
—Emma —suspiro—¿Si recuerdas lo que él te hizo no?
—Si —susurré—Lo odio —murmuré.
—¿Entonces? No quiero ser mal educado ni meterme en tus asuntos pero-
—Simplemente mi instinto animal va más rápido que mi cerebro —lo interrumpí —Lo recuerdo todo —suspire—Su tacto, sus besos-
—Haré que lo olvides —estaba molesto —Ya veras.
Me dejo en el departamento y el volvió al trabajo.
Me senté en el sofá y con mis manos oculté mi rostro.
¿Por qué Alex logra mover tantas cosas en mi?¿Por qué tiene que aparecer siempre en mi camino? -suspiré sonoramente- Qué vergüenza Alex me puede tanto y lo que le dijo a Shin, dios, es tan cierto. Agradezco ampliamente que haya llegado, si no ahora estaría lamentándome. -Me recosté en el sillón y plante mi vista en el techo.
No se en qué momento me quede dormida, pero un gran trueno me despertó.
Todo estaba oscuro y otro trueno resonó.
Mi corazón empezó a acelerarse, los rayos aislados iluminaban la habitación y los truenos rompían el silencio.
Pegue un grito al tercer trueno irrumpiendo y comencé a correr.
Me choque con Shin en el pasillo a su habitación y me colgué de él.
—¿Estás bien?
No, no, no, y no
Negué con mi cabeza. Otro trueno se escuchó y me sobresalte en sus brazos.
—Le tienes miedo a los truenos —sonrío.
Negué con la cabeza, no me gusta ser tan vulnerable.
Mi corazón iba a explotar y las primeras lágrimas escapaban de mis ojos.
Shin camino hasta el cuarto, llevándome en brazos, y me depósito sobre la cama.
Me tape los oídos con mis manos y cerré los ojos.
Estaba sentada en medio de la cama y sentí como Shin subía a la misma.
Quito mis manos de mis oídos y me coloco unos auriculares.
Realmente no sé qué decía la canción, ya que estaba en coreano, pero era lenta y tranquilizante.
Abrí los ojos y él estaba sentado frente a mi.
Ninguno apartaba la vista, él limpió algunas lágrimas que quedaban resbalando por mis mejillas y besó mi frente dándome paz.
Sus labios apenas se separaron de mi frente y bajo hasta mi mejilla, también depósito un suave beso en ella.
Se alejó unos centímetros y me miró fijamente.
Sin darme tiempo a entender beso mis labios y lo alejé confundida.
Sentía que eran demasiadas emociones en un solo día.
Él se apoyó contra el respaldo de la cama y me acercó a él tomándome de la cintura.
Volvió a besarme y correspondí intentando seguir su ritmo.
Nos separamos en busca de aire y me recosté en su pecho, él me abrazo con ambas manos y así fue como logré volver a conciliar el sueño.