El es mi Koreano

Capítulo 21:

Entré a uno de los cubículos del tocador y me senté en la tapa del inodoro.

¡Dios! ¿Ese era el otro beneficio? ¿Ser adulada por él?- reí emocionada.

  —Viste la nueva secretaria del presidente —se escuchó desde afuera.

—Si, es tan simple y sosa —risas —pero parece que él presidente esta ciego.

—¿Por qué lo dices? 

—No lo notas, hasta le preparó su propio escritorio. llevo nueve años en esta empresa y recién hace un año logré tener mi propio espacio y ella en nada llega y pum, tiene todo.

—Es cierto, ahora que lo dices ¿Estará enamorado de ella?

—De seguro ella vio su billetera. 

¿Eh? ¡No!

  —Es verdad —risas —Hasta yo me tiraría a sus brazos con esa cantidad de dinero, haría lo que fuese.

¡Puf! Regalada.

—Seguro que ella lo engaña, lo engatusó de alguna manera.

—Pobre nuestro presidente, ha sido engañada por una bruja.

¡Bruja tu abuela!

Golpee la pared molesta y casi grito del dolor.

—¿Quién está ahí?

¡Hay! no fue algo inteligente creo que me rompí algo. Duele, duele.

—¿Hola?  

—Mejor vayámonos.

Me aseguré de su partida antes de salir de aquél cubículo.

¡Yo bruja! ¿Yo lo engatusé? ¡Él me besó! Soy inocente en todo esto... Bueno no tan inocente. Dios mi mano, duele mucho, al menos no es con la que dibujo.

Volví a mi escritorio y me senté bruto en la silla.

El teléfono sonó —¿Hola?

—Ven un segundo a mi oficina.

Corté y obedecí.

—¿Qué sucedió? —Shin preguntó apenas ingresé.

—Nada —susurré y escondí mi mano.

—¿Qué tienes ahí?

—No es nada —hablé fastidiosa.

—Emma —levantó una ceja —¿Qué sucedió? y ¿qué tienes ahí?

—Shin —sonreí —Nada sucedió y nada tengo.

Él se incorporó de su silla y se acercó peligrosamente a mi.

Sonreí nerviosa.

Me abrazó por la cintura, fijó su mirada en mis labios y comenzó a acercarse lentamente. Cerré mis ojos.

 

—ah, ah —me quejé cuando el tomó mi mano.

—¿¡Qué te paso aquí!? —no se si estaba sorprendido o enojado.

—Golpee una pared. ¡No! en realidad la pared se puso frente a mi mano —sonreí inocente.

—Emma, tu mano está hinchada. Debemos ir al hospital. 

—No hace falta —me apresuré  —. Con hielo estaré bien.

 Shin suspiró y tomó el puente de su nariz.

—Emma, por favor, no seas necia y vamos al hospital.

—Esta bien —no son muchas las veces que vi molesto a Shin y no quiero ser una pesada. Así que es mas fácil acceder a lo que quiere.

Él sonrió triunfante y ahí supe que su sonrisa era la mas hermosa del universo, al igual que sus rabioles, digo, sus ojos...

 

 Salimos de la oficina y muchas miradas se centraron en nosotros, algunas de todas esas personas eran las chicas llenas de envidia que estaban hablando a mis espaldas y a las de Shin.

 

—Hay un hospital cerca, así, que si no te molesta. Iremos caminando —sonrió.

—No, por mi esta perfecto.

Al salir del edificio él tomo mi mano sin temor alguno y me miro contento.

—No te preocupes, tu mano estará perfecta ya que me tienes a mi para cuidarte —sonrió para luego depositar un beso fugaz en mi frente.

Realmente este hombre estaba haciendo palpitar a mi corazón. El tiempo que estaba con él era único y mis pensamientos eran todos invadidos por su perfecto ser.

Al entrar al hospital me senté en la sala de espera y él fué a pedir un turno.

  —¿Cómo paso eso? —señaló mi mano al volver.

—No fue nada, en serio —sonreí.

—Emma. Quiero formar una verdadera relación contigo, me encantaría que no tuviésemos secretos y que podamos ser sinceros con el otro al cien por siento. ¿Se podrá?  —sus ojos parecían analizar cada movimiento de mi rostro, esperando una respuesta.

  —Está bien —hablé dudosa.

—Entonces dime. ¿Qué sucedió?

—Habían unas chicas en el baño, ellas no me vieron. Pero yo escuché todo.

—¿Qué escuchaste?

—Ellas estaban hablando mal de mi y pude soportarlo, pero luego dijeron que te engatusé, que te estoy engañando y me molesté tanto que, sin pensar, golpee la pared.

—¿Las viste?

—No —susurré.

  —Gracias por contarme —Sonrió para luego acercarse a mi y besar la comisura de mis labios. 

 Lo miré sorprendida, pero antes de que pudiese decir algo, mi turno fue anunciado.

  —Te acompaño —sonrió Shin.

Asentí.



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Editado: 25.08.2020

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