Yang Mi
Entré al apartamento, dejé mis cosas en el sofá y me dediqué a buscar la laptop de Shin.
Una vez que la encontré me preparé un café y me senté decidida a actualizar mi obra "Mi gato: Aun eres mía" es la segunda parte de "Mi gato" en esta segunda parte la historia ah dado un gran giro y a algunos usuarios no les agrada pero, a muchos otros si. Y lo mas importante, a mí me encanta para donde esta yendo la obra.
Realmente prefería escribir capítulos cortos de 500 a 800 palabras, para que se haga menos tedioso a la hora de leer, o eso pienso yo.
Cuando estaba en el climax de mi inspiración y a mitad del capítulo la puerta del apartamento se abrió.
—Shin ¿Eres tu? —hablé aun desde el sofá.
Me levanté y fui a ver, ya que nadie me respondió.
—¿Quién eres? —cuestioné al ver a una mujer asiática cerrando la puerta.
—La pregunta aquí es ¿Quién eres tu pequeña?
¡Pe-pequeña! no soy ninguna pequeña.
—Yo vivo aquí, así que aquí las preguntas las hago yo —sonreí victoriosa.
—¿Este no es el departamento de Shin?
—Si, vivimos juntos ¿quién eres? —insistí.
—Su novia, y ¿tu? ¿su mucama?
¡Mucama tu abuela!
—Disculpa, seguro él te dejó una gran impresión y no quieres acepar que te dejó pero, Shin es mi novio ahora. Hazme un favor y lárgate.
—Pobre pequeña, te ah estado engañando.
—No, Shin no es esa clase de persona.
—¿Hace cuanto lo conoces? —rió divertida.
—No se, un mes. —me quedé pensativa.
—No sabes nada de él —rió.
Me estaban entrando unas ganas de tirarle la mesa por la cabeza que mejor ni se lo imaginen.
—Lo siento, lárgate.
—No tengo donde ir —sonrió —. No puedo irme.
—Espera aquí.
Tome mi móvil y me encerré en el cuarto, decidida a arreglar cuentas con Shin.
—¿Cómo te llamas? —asomé mi cabeza desde el cuarto.
—Yang Mi —sonrió.
Me senté en el borde de la cama y le marqué.
—Si tesoro, ¿qué sucede? —sonó tranquilo.
—Hay una mujer de rasgos asiáticos en el departamento, ingresó con la clave. Es alta, pechos promedio, cabello corto y negro. Se llama Yang Mi y dice ser tu novia.
—Ah —pronunció para luego quedar mudo.
—Solo diras eso ¿¡ah!? —hablé molesta.
—Te explicaré cuando llegue a casa.
—¿Por qué no puedes explicarme ahora?
—Por que estoy en medio de una reunión con accionistas —suspiró —. Quédate tranquila.
—¡Lo haré! —grité molesta.
—No lo estas Em.
—Si lo estoy .
—Confía en mi.
—Eso hago, y por eso todavía esa mujer esta viva —sin esperar mas corté la llamada.
Suspiré y bloquee el teléfono.
Emma, compórtate como una señorita, él dijo que confiaras. No dejes que esa zorra te engañe.
—Querida —hablé con odio, pero con una gran sonrisa en mi rostro —¿Deseas tomar algo?
—Ya que lo preguntas si, un té blanco por favor.
Tomé una banqueta y la coloqué debajo de la alacena, ya que me quedaba muy alta. Tomé la caja de té blanco y saqué un sobre.
Si sigue mirándome con esa sonrisa de superada la dejaré pelada.
—Aquí tienes —sonreí amable mientras le entregaba la infusión.
Mientras ella bebía el té, me senté en el sofá para esperar la llegada de Shin.