El es mi Koreano

Capítulo 28

Boliche

Ya estaba oscureciendo y yo seguia dando vueltas, no quería encontrarme con él, no luego de lo que había ocurrido. Y menos tenía ganas de ver a esa zorra.

El clima refrescó y el sol se ocultó.

A eso de las nueve volví. El departamento estaba vacío.

Revise cada cuarto y habitación, pero nada.

Idiotas...

Prendí la televisión y me senté a esperar que él llegara.

Quizás, él pensó que yo estaba aquí y tampoco quiso verme.

A eso de las 12 mi celular sonó, atendí. Era un número desconocido.

—Emma —la voz insufrible de Yang mi se escuchó del otro lado —Tengo a tu noviecito y ya sabes cómo se pone con el alcohol —río divertida.

¡Qué! Es una broma ¿verdad?

—Te deje muda querida —carcajeó —Te enviaré la dirección.

Ella cortó y por un WhatsApp envió la dirección del lugar, era un boliche.

Trague fuerte, odio los boliches.

Llegue a la entrada y como soy mujer entre sin pagar, obviamente tuve que vestirme como zorra para que no me vetaran en la entrada.

Estaban en el boliche más turro que podría haber en el país, hay boliches que tenes que ir bien vestido, pero en este... aj un asco.

Al entrar fui a la barra y pedí un vaso de agua.

—¡Esto no es agua! —grité al sentir como ardía mi garganta.

—Claro que no, es Vodka

—Te pedí agua —empecé a balbucear, yo nunca fui buena con el alcohol.

—Aquí esto es agua —río.

Comencé a caminar por la pista buscando señales de Shin.

Mi cuerpo poco a poquito comenzaba a moverse al ritmo de la música.

Emma la borracha reina del baile, si, esa era yo. Por eso deje de beber. Solo un poquito de alcohol y ya no pensaba con claridad.

Te encontré zorra —Tome a Yang mi de los pelos.

—Emma —Shin se lanzó sobre mi. 

Él intentó besarme.

—Espera..Shin, me aplastas —caí al suelo.

—Es increíble  —Yang mi gritó.

—Increíble es lo que hiciste —me incorporé quitando a Shin hacia un costado.

La tomé de los pelos y tire con fuerza.

  —Maldita —ella me imitó.

Ambas comenzamos a atentar contra nuestros cabellos hasta que un chico vino a separarnos.

—¿Qué sucede? —él hablo.

—Esta china fea quiere robarme a mi novio —grité.

Shin se tiró nuevamente sobre mi.

—¿Ch-china? ¡No soy china! —Yang mi estaba que echaba humo del enojo.

Te lo mereces, eres todo lo china que yo quiera que seas.

—No entiendo —él chico se rasco la nuca.

—No te metas, piérdete.

Tome con todas mis fuerzas a Shin y lo arrastré fuera del boliche. Como pude paré un taxi y tomamos viaje rumbo al departamento. Obviamente dejamos a Yang mi atrás. 

Pague el taxi y ya en el edificio saqué fuerzas de donde no existían para resistir hasta llegar dentro.

Lo dejé en el sofá y me senté rendida a su lado.

  —Emma —sonrío 

—Aléjate, solo dios sabe en cual boca estuvieron esos labios.

—Solo en la tuya —sonrió  

—No te creo —bufé.

—Créeme, no te mentiría 

—Mmh

Él se acercó y me beso.

—Ves, solo la tuya.

—¿Lo juras?

—Lo juro

—¿Aunque estés borracho?

—Si, solo la tuya.

Me recosté sobre su pecho.

—No estoy tan borracho a demás, al menos no ahora, salir de ahí, tomar un poco de aire me hizo bien—Él comenzó a acariciar mi cabello.

—Te creo —cerré los ojos y me acomodé entre sus brazos.

—Buenas noches, tesoro —susurró antes de que cayera dormida.

 

 

 



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Editado: 25.08.2020

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