La despedida de Yang Mi
Narrador:
Los cinco días con Yang mi al fin transcurrieron, Emma no podía estar más contenta, podría volver a vivir pacíficamente junto al sexy de Shin sin una China demente.
Aunque Shin era el encargado de llevarla hasta el aeropuerto, el humor de Emma no iba a decaer.
—Los acompañó —Emma afirmó al verlos salir.
Tomó su café allí más rápido que pudo, y aunque mancho un poco su blusa, logró salir a tiempo.
Antes de arrancar el auto Yang mi y Emma discutían por quien iría delante.
—Es mi novio, yo soy su copiloto —Emma se defendía de los insultos de ella.
—Basta, perderás el vuelo —Shin le abrió la puerta trasera.
Yang mi refunfuñando ingreso, no iba a dejar las cosas así.
En camino al aeropuerto nadie se dirigió la palabra, Emma cantaba cada canción que se transmitía por el estéreo y Yang mi odiaba ver su estado de felicidad.
Llegaron, Shin sentía más liviandad cada vez que bajaba una maleta del auto, él estaba contento que al fin esa invitada no deseada saliera de su apartamento, necesitaba algo de intimidad con su chica.
—Adiós mocosa —Yang mi se despidió de Emma.
—Adiós amor —ella le guiñó uno de sus ojos.
—Ya lárgate asquerosa —Emma gritó.
La asiática sin dudarlo un segundo más beso a Shin.
Emma tapó su boca con ambas manos, sintió como la historia se repetía, al igual que Alex, Shin estaba besando a otra.
En ese momento el enojo habló por ella, cosa que no debió suceder.
—Maldita zorra—tiró de los pelos a Yang mi y luego abofeteó a Shin.
—¡Ustedes dos pueden irse a la mierda! —luego de gritar esas palabras comenzó a alejarse.
—¿Emma donde vas? —Él gritó preocupado, lo que sucedió lo tomó desprevenido, ademas ¿cómo volvería desde tan lejos?
—A donde se me cante —gritó en respuesta.
Shin intentó alcanzarla, pero antes de poder llegar a ella, ya estaba sobre un taxi.
Emma en el fondo sabía que había exagerado la situación, pero se sintió tan doloroso que no le importó.
Llegó al departamento, tomó sus cosas, el dinero que había ahorrado del trabajo y se fue.
Shin llegó minutos después, pero ya era tarde, Emma ya no estaba.
Tomó su celular y la llamó.
—Emma, ¿puedes contestar? Ella me beso, me tomó desprevenido. Llámame.
Era el décimo mensaje que dejaba.
Él se tiró agotado sobre el sofá y apretó su cabello nervioso.
No podía creer que todo esté así por culpa de Yang mi, cuando pensó que todo iba a avanzar, todo retrocedió.
¿Cómo acabó en esta situación?
Shin horas después recordó de la traición que sufrió ella con su ex y pudo comprender un poco más su reaccionar.
Emma por su parte alquiló una habitación en el hotel más cercano al trabajo, ahora si necesitaba ese trabajo. Volver a su casa no era posible e ir a donde él mucho menos.
No quería verle, sabía que había exagerado un poco, pero de igual forma él tiene la fuerza para evitar esas situaciones.
—Odio a los hombres —gritó para luego ahogar sus lágrimas en la almohada.