¡el es mi mascota!

I

Otro día más de vida, otra vez vivir lo mismo que cada día repetidamente. Levantarme de la cama, tomar un baño usar ese horroroso uniforme del trabajo, comer un simple cereal día a día, no importaba el clima que tuviera el día nada cambiaba, se lloviera, estuviera soleado. No cambiaba el hecho de que iba a tomar el mismo camión para dirigir a mi trabajo, la gente que había en el la conocía nada más por cara, pero nunca había tenido una plática con esas personas. Nunca eh sido buena interactuando con otras personas, abrí mi bolsillo y ahí saque mis audífonos y solamente puse play a la primera canción que estaba ahí, así fue como en todo mi recorrido de trabajo solamente me dedique a escuchar mi música y mirar el paisaje que tenía la ciudad el cómo en el gran cielo se combinaban a la perfección el azul del cielo junto el naranja del sol dejando rastros de hermosos colores. Cuando un asiento estuvo libre me senté en él, por primera vez el camión no estaba tan lleno como costumbre, será por la prisa de aire fuerte que esta últimamente en las noticias han hecho muchas alarmas sobre ese tema.

-Espero que por lo menos no llueva y solamente sea aire

Empecé a ver alrededor, ya casi me iba a bajar cuando este dio un ligera vuelta hacia la derecha me levante del asiento y me acerque donde estaba ubicado el timbre para avisar al chofer que alguien se iba bajar, lo toque y este se detuvo inmediatamente. Entonces el aire me golpeo agresivamente logrando que me abrace a mí misma.

- ¡Hubiera traído un suéter de más!

Empecé a caminar con pasos acelerados enserio que hacía demasiado aire y lo peor ese aire no era un aire refrescante si no uno de esos que te cortan la cara con tan solo te dé un poco. Entre al edificio que trabajo empiezo a dirigirme al elevador mientras me acomodaba un poco mi uniforme, hasta que . . .

- ¿Chole?

Alguien había dicho mi nombre, dejé de verificar mi falda para ver atrás de mi entonces solté un pequeño grito de sorpresa.

- ¿Jean?

- ¡No lo puedo creer! ¡Eres tú Chloe!

El corrió abrazarme, como es posible. . . Como puede ser que todavía me recuerde, después de la secundaria.

-No puedo creer que todavía me recuerdes

- ¡Como no hacerlo! Tú me ayudaste a enamorar a Elena

Cierto, yo lo había ayudado a enamorar a esa mujer.

- ¡Por dios, mujer! Como veo has cambiado demasiado después de la secundaria

El me empezó a mirar de arriba y abajo, desde que me salí de la secundaria empecé a perder peso por la tensión de la preparatoria.

-Por eso mismo me sorprende que me haigas reconocido, dime ¿Qué haces por aquí?

- ¡Oh!, vengo por una reunión con el jefe de este proyecto

- ¡Vaya! Entonces lograste tu propósito

-Si. . . ¿y tú?

-Trabajo aquí, en realidad soy secretaria del jefe de este edificio

- ¡Increíble!

Antes de que siguiéramos hablando . . . Alguien nos había interrumpido, una voz que me trago a la realidad.

- ¿Ya termino señorita Vorobiev?

Esa voz provenía de mi jefe

-Si, señor

-En vez de estar coqueteando en los pasillos con nuestros socios debería de ir a su oficina hacer su trabajo

Jean me vio con ojos de lastima, mientras yo solamente me iba y en el recorrido me despedía con la mano. Vaya forma de terminar una plática. La noche llego a esa ciudad, era el momento donde la mayoría de la gente salía de sus trabajos, cansados, ansiando con mayor deseo el fin de semana. Entonces en ese momento es cuando uno se da cuenta de la gran soledad que uno vive, por el simple hecho de que es cuando, algunas personas usan esa fabulosa noche para salir con sus amigos a distraerse un poco del trabajo solamente siendo ellos mismos, donde algunas personas están siendo esperadas con ansias en sus casas ya sean por familiares incluso por sus propias mascotas. En ese momento te das cuenta en la forma en la que tu vida te favorece. Pero al parecer no a todos los favorece. Por fin había salido del trabajo

- ¡Por fin!

Aunque seguía el clima de la misma forma, lo malo de tomar camión es que tenía que caminar unas cuantas cuadras para llegar a la parada a diferencia de la llegada, hacia mi recorrido abrazándome a mí misma, el aire se encontraba incluso peor pero eso no impedía algunas personas para festejar, veía los vidrios de algunos restaurantes, algunas personas trabajaban donde yo mismo pero igual que siempre . . . Solamente los conocía por su cara nunca por una conversación propia entre yo a ellos, todos se encontraban sonriendo, brindando, hablando, gritando. . . Abrazándose. Antes de que yo me diera cuenta, ya había caído unas cuantas gotas de agua encima de mí. Mire encina mío por si era alguien que estuviera acaso tirando agua desde lo muy alto, pero simplemente no había alguien, ni siquiera había un lugar para que alguien pudiera estar ya que solamente veía el cielo azul oscuros y unas cuantas luces que iluminaban . . . Oh acaso.

-No creo que sea . . .

Antes de que terminara mi frase, un gran diluvio cayó encima de todos. . . En definitiva, esto era lluvia, mierda, tengo que llegar rápido a la parada. Corría entre las calles evitando que la gente me mojara más de lo que la lluvia ya lo hacía, hasta que por fin llegue a la parada. Qué bueno que tiene techado, agradezco que las hayan hecho así. Me senté en el asiento que por suerte estaba seco y que la lluvia no lo mojaba.

-Vaya lluvia que se vino, espero que no caigan true. . .



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En el texto hay: perros, secretos, amor

Editado: 02.01.2022

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