Frederick sentía un dolor de espalda inmenso al día siguiente, su frente poseía temperaturas inmensas semejantes a un hervidero, parecía haber visto un muerto con los temblores que tenía, equivalente a una fractura inexistente, aun con ese afán por detenerse Frederick salió de su caza como siempre con Filve a mano, en ese momento Filve no está en el mejor momento, su mundo creado ladrillo a ladrillo por su ideología existencialista se derrumbaba al darse cuenta que estaba vivo que no era hijo de nadie más que de un mísero roble, ¿era acaso un hijo de Dios como suponía el hombre? o una conciencia dada por una serie de coincidencias infinitas como las hojas del árbol que caen y caen, oh, cómo caen, es que no lo ven pero todos somos esas hormigas que roban esas hojas para sobrevivir pensaba Filve enredándose en un nudo de razón y duda.
Dulce hombre de palos viejos creados por quien sabe quién, como dudas, pero si dudas todo a tu alrededor se derrumba y al derrumbarse no verás a nadie más que a ti y solo entonces dirás que tu pensamiento es la razón pura, está innato en, aunque te libres serás esclavo, ¿por naturaleza?, lo dudo pero qué más da soy tu cabeza soy tu razón que el hombre que no es de palo piensa que es el único en poseerla atribuyendo como el ser racional, si supieran que solo ellos se ven como el ser perfecto, si ni siquiera pueden sobrevivir sin su razón como serán la última especie, pero por eso Filve, soy tu razón en esa cabeza racional y por ende yo también qué equivoco.
Frederick se paró en medio de todo el cruce de esas hormigas esclavas de una reina esclava denominados hijos de Lilith o Eva, ¿pero acaso son buenos?, Filve bajo la cabeza apagando su mirada que es lo único libre que se puede mover y refleja su alma racional, entonces Frederick grito
_ ¡Acercaos todos y vean la última gran obra del maravilloso Filve, el hombre de madera! _ Frederick agito los brazos y Filve bailo, paso a paso que daba era una lágrima inexistente, giro a giro era un lamento sordo, la gente poco a poco se acercaba a ver el espectáculo.
Caminaban juntos cual sujeto y sobra, entonces Frederick also losa dedos y Filve salto con entusiasmo aunque sus ojos reflejaban lo contrario, cuales perlas de plástico, la gente miraba atenta como filve era llevado de aquí a allá posando cual musa, pero en ese instante la gente soltó un aplauso ante el manejo maestral del titiritero, con un movimiento fugaz de manos como si tocara el piano hiso que filve hiciera más que bailar cruzando la barreras de lo irreal, pero no hubo mayor aplauso que cuando en un salto Filve se alzó cual cometa caminando en el aire,
El titiritero estaba excitado, su marioneta, paro y empezó a caminar con un gran porte y elegancia que parecía la bailarina de ballet más delicada, los aplausos eran magistrales, pero Filve estaba al borde de colapso, pasando de ver formas de cómo salvar su vida con la libertad a ver formas de acabar con su vida para no despertar en el mismo cuarto.
Pero en ese instante algo socorrió al público, entonces Frederick vomitó en medio de la calle cayendo desmayado al piso, la gente se exaltó para luego continuar con su paso por ese hormiguero llamado ciudad.
Paso los días tumbado en ese infierno de cama tendida sobre un pedazo de cartón viejo, su frente hervía su piel semejante a pétalos de girasol, un girasol al borde de marchitarse cada vez más pero aun así no perdía su coloración, se acercó a Filve a él diciendo con sus secos labios _Hijo de madera mío, no se si esta noche vere el sol, o si siquiera la luna…_ antes de que digiera algo más su boca pugno para después vomitar es sus sabanas que eran toallas viejas.
Su abdomen lo estaba asesinando lentamente, cada vez sentía el cálido y frio abrazo de la vida antes de marchar y no volver jamás,
_Hijo mío lamento nunca amarte, amar no es malo, solo pensé…que así no te enfrentarías a la pena de perder un padre_ su boca pugno una vez más expulsando un gran charco de sangrado
Como podría terminar esto para aquel pobre titiritero que tanto avía vivido, tantas risas habían sacado, él y Filve, como padre e hijo, o más bien amo y esclavo, esclavo que no podía salir de eso pues esa era su naturaleza, servil, joven de roble negro.
_Como irías a morir, si Dios no lo permitiría_ Filve tras años y décadas por fin hablo.
_Oh, Dios quiere que todos mueran, es parte de la vida y eres rehén de ese sistema_ Frederick soltó varias lágrimas en ese momento antes de caer dormido en el sueño de la muerte.
Al amanecer Filve vio ante él el cadáver de su amo, padre y creador, solo entonces sintió que Dios avía muerto, que todas sus cadenas se rompieron y por primera vez se sintió libre, libre al fin al no estar sometido a la mano de alguien, al no obedecer ordenes, al poder comer lo que quiera, al poder tomar decisiones, al poder por primera vez sonreír.
Filve intento dar un paso un tropezarse, torpemente lo logro, poco a poco iba en contra de su pasado, lleno hacia su futuro libre, ya no a de morir el pequeño pues es libre, no tiene que esperar hasta morir, las cuerdas de las que colgaban sus manos brazos, pies, piernas, cabeza. Hombros, cuello, boca, tobillos, codos y pecho, lo intentaban detener jalándolo pues solo ellas sabían lo que le espera a un alma libre, el triste destino de la libertad ya es libre, la marioneta terca solo comino en contra hasta que las cuerdas cedieron rompiéndose y con esa libertad como es de esperar callo en los instintos de los seres vivos condenados a la esclavitud por la naturaleza.
Al abrir esa puerta vio la luz ante sus ojos, vio como todos caminaban ignorando su presencia, ignorando el hecho de que en ese mismo lugar hay un hombre muerto y otro vivo, miro sorprendido, al sol, al cielo, era irreconocible, todo parecía estar a su dominio _ahora todo tiene sentido, la felicidad depende de la libertad, soy feliz por ende soy libre_ su existencialismo había acabado, después de tanto encerrarse en sus pensamientos por fin llego a una conclusión o no pues habían preguntas sin respuestas, pero no le importaba, su mayor preocupación era experimentar todo lo que quiso experimentar.