El escudero leal (el viaje del caballero)

PARTE OCHO A - JURAMENTOS

Iba a galope lento por el camino, el viento nocturno se le hacía lo más conocido posible y a lo lejos vio el camino: uno iba a la taberna «La Doncella Roja,» y por el otro sendero se dirigía a Torre la Doncella. Milton paró y se sintió dubitativo, tenía ganas de volver a ver al señor Roland por un momento no supo qué hacer; Lynette acarició su mano y preguntó preocupada:


—¿Estás bien? —Milton asintió y puso en marcha. 

Subió por el sendero camino a Torre la Doncella y vio de reojo a lo lejos la taberna: era un establecimiento muy sencillo y bonito, de piedra y adobe, con un cartel grande en la entrada que mostraba una doncella roja en honor a la Casa Moller. Aceleró y el caballo soltó un relincho mientras subían. Pasaron entre montes y dejaron atrás la taberna, reduciendo la velocidad, y a los pocos metros se alzó la fortaleza, «Torre la Doncella» que había sido construida por Sir Merlyn Moller para su doncella de los Bosques. Había comenzado con una simple torre, pero con los años, cada lord que pasaba la remodelaba. La torre más vieja estaba en el medio, flanqueada por otras dos más pequeñas y más nuevas. Una muralla alta de piedra la protegía.

Lynette lo tocó y dijo:

—Bajemos aquí y sigamos a pie.

Milton obedeció, Colm a su lado, hizo lo mismo. Al llegar a la muralla, el guardia gritó:

—¿Quién llega?

Lynette gritó:

—Lady Lynette Moller, hija de vuestro lord, me acompañan mis rescatadores, Sir Milton del Dorado y Colm... «calló porque no sabía más sobre él» 

él le murmuró: —Colm de Robledar.

Ella repitió:

—Colm de Robledar.

Pasó un instante y las puertas de las murallas se abrieron, un guardia salió y dijo:

—Bienvenida, mi lady —haciendo una reverencia—. Los miró a ellos y dijo:

—Sirs.

Milton sonrió al ver la expresión de Colm al ser llamado Sir, el guardia les indicó que pasaran. Lynette iba delante junto al guardia hablando, y detrás iban ellos. Un mozo de cuadras apareció y se llevo las monturas de ellos. el guardia dijo a Milton:

—Sir, Lord Moller estará con usted en un rato. Su amigo puede acompañarme, yo lo llevaré a su estancia. Lynette lo espera y le comento:

—Informaron a mi padre. Querrá hablar, nada más.

Al entrar a la torre, se percibió un delicioso olor a vainilla que hizo que a Milton le rugiera el estómago. «sinceramente con todo lo que había sucedido, no recordaba cuando fue la ultima vez que comió adecuadamente.» Lynette se detuvo junto a él en la entrada, un hombre mayor apareció y dijo:

—Mi lady, es un placer verla de vuelta en casa —hizo una reverencia—. 

Miró a Milton y le dijo— Sir, es tan amable, lo llevaré con Lord Walter. Lynette le dio unos golpecitos en la espalda para animarlo, y Milton lo siguió.

Subió los escalones y se dirigió al salón de audiencias del señor. Milton noto lo sudorosas que tenía las manos. se las frotó disimuladamente en el pantalón, al llegar, el hombre mayor le indicó que pasara. 

Al entrar vio por todo el salón; espadas, escudos y el blasón de la Casa Moller: una doncella roja caminando en un campo negro, así como el mirador desde donde se podían ver todas las tierras pertenecientes a la familia. detrás de él apareció un hombre mayor, más anciano que Sir Jude. «se veía fuerte, con el pelo raleado y un bigote blanquecino, igual al color del poco pelo que le quedaba» Caminaba sereno pero firme, Milton sintió cómo sus pies se tambaleaban. 

El hombre dijo: 

—Sir, tome asiento —e indicó la silla junto al estrado del señor. Se sentó en el estrado, más alto y continuó— cuénteme, ¿por qué un caballero que no conozco entrega a mi hija?

—Su mirada era penetrante y prosiguió—

¿Dónde está Sir Jude? Los ojos azules del señor parecían dardos.

Milton balbuceó y dijo: 

—Mi lord, yo... yo soy Sir Milt... —Lord Walter lo interrumpió y dijo: 

—Ya sé quién es usted. me informaron. Quiero saber por qué no se presentó Sir Jude. 

Milton lo miró y dijo directamente: 

—Sir Jude murió en el camino, Lord Butcher le rompió la pierna, se infectó en el camino y no pudo llegar. Milton intentó actuar como un caballero, tomó saliva y dijo lo más firme que pudo: —Me nombró caballero, y vuestra hija es testigo de que fui nombrado. Puede preguntarle. Trató de seguir hablando, pero Lord Moller lo detuvo en seco. se levantó del estrado y gritó: 

—¡Dike! el hombre mayor apareció rápido, y Moller dijo: 

—Llévalo a la habitación de invitados, dale algo de comer si es lo que desea. 

Milton trató de hablar, pero no pudo, lo dirigieron hacia afuera del salón junto a Dike... 

La habitación que Dike le mostró era acogedora: «tenía una cama completa con colchón y almohadas, una tina y un escritorio»

—¿Quiere comer algo? —preguntó educadamente Dike. 

Milton lo observó y preguntó: 

—¿Quién es usted exactamente?

—Soy el mayordomo de la fortaleza. Me encargo de muchas cosas por aquí —le recordó—. ¿Quiere comer algo? 

Milton sonrió y dijo: 

—¿Tienen estofado o empanadas de pescado? Dike le respondió: 

—Quédese, acomódese pronto vendrá la sirvienta con la comida. Milton se recostó en la cama. era tan blanda y suave, y olía tan bien. se quitó las botas, y sus ojos se fueron cerrando poco a poco.

 




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