El espacio entre tú y yo

PRÓLOGO

Hay marcas que por más que quieras nunca se borran, porque están grabadas en tu alma. Cuando la persona que más amas te rompe, es difícil volver a unir esos pedazos. Cuando te falla la gente que se supone que no te tiene que fallar, la confianza se convierte en algo utópico. Algo dentro de ti deja de creer, y sin querer, pero tampoco sin poder evitarlo, tu interior se convierte en una habitación que solo ve pasar el invierno por su ventana. Yo me di cuenta de que gracias a mis heridas empecé a vivir al revés. Que cuando todos querían conocer el amor, yo me hice la idea de que no existía. Cuando todos deseaban encontrar a alguien a quien amar, yo me dediqué a romper los lazos que pudieran atarme. Cuando todos soñaban con que les dijeran «te amo», yo eliminé esa palabra de mi diccionario porque vi a la humanidad convertirla en un arma que destruye todo a su paso. Dejé de creer en el amor cuando vi a las dos personas que más amaba, destruirse, después de amarse tanto. Ellos me enseñaron que cuando amas, la brecha para perderte a ti mismo es muy estrecha. Pero de pronto llega esa persona que te dice que no necesitas de ella para sentirte completa, porque ya tú lo estás. Que no tienes que dejar nada y puedes seguir siendo quien eres; con tus defectos y virtudes, y aún así te amará igual, porque no eres su otra mitad, ni ella tu complemento, sino que son almas que compartirán un fragmento de tiempo en el que no piensas si será eterno o efímero, porque al final eso también deja de importar. Y es que supongo que de eso se trata el amor, de encontrar a alguien que le sume a tu vida. Que se case con tus sueños sin dejar de lado los suyos. Que se enamore de lo que amas y al mismo tiempo te enseñe a amar nuevas cosas. Que rompa tus cadenas, y no que se convierta en una de ellas. Esa persona que no camina adelante, ni atrás, sino a tu lado en perfecta sintonía. El problema es que no puedes decidir quién logrará hacerte sentir esa clase de amor. Yo no elegí enamorarme de ella, no elegí enamorarme de alguien que ya tenía a otra persona a su lado, pero ya ven, en el corazón nadie manda. Y te pregunto: ¿Has sentido alguna vez que perdiste algo que en realidad nunca fue tuyo?




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