El espejo

Segunda carta

Claudia:

 

En Barcelona el sol se pone tres veces más rápido. Las noches son cálidas. Veo a los viandantes callejear y te escribo desde un pequeño balcón con vistas a la calle Muntaner.

Sé que estás enfadada porque solo leo tus mensajes y no los respondo, pero no estoy preparado para enfrentarme a tu reacción abrupta y efusiva. Lo bueno de las cartas, ya lo sabes, es que dilatan el dolor en el tiempo. No sé cuándo te enviaré esta, así que, en mi futuro, que ahora es tu presente, la rabia haya disminuido considerablemente.

No es del todo cierto que esté utilizando este modo de comunicarme contigo como un pretexto para desahogarme, pero necesito aclarar mis sentimientos con respecto a nosotros. Sí, escogí a Julen. Pero uno no escoge, a uno lo eligen. Reconozco que es absurdo que yo mismo esté escribiendo esto, al fin y al cabo siempre me he sentido el dueño absoluto de mi vida y de mis decisiones. La respuesta fácil sería decirte que me dejé llevar. No obstante, al contrario de lo que piensas, dejarse llevar no es tan sencillo, como tampoco lo es ser escogido para tomar la decisión que cambió nuestras vidas. Si nada hubiera ocurrido de este modo, hubiera preferido que te enamoraras de otro, que empezaras una nueva etapa en otra ciudad y que me escribieras cartas para que te perdonase, a pesar de que supieras que me has decepcionado y que cualquier manera de recuperarme es en vano. Porque yo leería tus cartas, ávido de conocer cómo es tu vida lejos de este pueblo, y me teletransportaría a los lugares que me describieras, creyendo que soy yo y no otro el que te acompaña en esa trepidante aventura. Sí, tienes razón. Qué sumamente egoísta soy escribiéndote todo esto.

Te respondo a una de las infinitas preguntas que me lanzaste en tus mensajes: Sí, sigo trabajando en la redacción. Antonio me ha cedido la columna de opinión de los domingos para que pueda escribir “más literaturita”, como él dice. En la próxima carta te adjuntaré el relato. Se lo dedicaré, como todo lo que escribo, a mi musa, la eterna protagonista de mi obra. Ya sabes quién es.

 

Con cariño,

 

D.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.