El espejo de la serpiente

— TENOCHTITLÁN —

Nadie se sorprendió cuando el anuncio de la muerte de Huehue se hizo público, y mucho menos cuando se informó que el nuevo líder de Tizatlán sería Xicohténcatl. Lo que sí tomó a todos por sorpresa fue enterarse de que Maxixcatzin había sido supuestamente traicionado por los invasores de las costas, siendo capturado y mutilado para impedirle culparlos de cualquier cosa. Tampoco esperaban que esos mismos “aliados” fueran señalados como los responsables de la muerte de Huehue, el hombre que no solo les ofreció a sus guerreros, sino también a su mayor tesoro, su hija.

¡Es una mentira! Nosotros jamás haríamos algo para dañar a quién ha puesto su confianza en nuestra causa— Pedro al escuchar las acusaciones, dejó que su mano azotara encima de la mesa — ¡Nos están inculpado!

Está vez, por pedido del nuevo líder de Tizatlán, era Xihuitl quién se estaba encargando de las traducciones. Así que después de transmitir el mensaje de Alvarado a su esposo, ella guardó silencio, tenía bastantes expectativas sobre lo que respondería.

Sé que mi padre confiaba en ustedes y aunque yo no comparto su opinión, tengo respeto por los deseos del señor Huehue, por lo que la decisión de que los guerreros los acompañen a Tenochtitlán, será tomada por el pueblo. Es a ellos a quiénes debo proteger, es por ellos que voy a luchar o ceder— la habitación se quedó en silencio con esta declaración —. Por favor, convoquen al pueblo, hoy tendremos una reunión con ellos.

Uno de sus hombres asintió, saliendo de ahí para dar el comunicado.

—¿Hay algo más que quieras que les diga?— pese a que Xihuitl llevaba el mando, Malinalli no dejaba de prestar atención a cada palabra, solo para asegurarse de que el mensaje de sus acompañantes no fuera mal interpretado.

—Diles que pueden retirarse, que necesitan preparar su discurso, porque a quién deben convencer es a ellos, no a mí.

Xihuitl transmitió el mensaje, quedándose en silencio hasta que se quedaron solos.

—¿Estás seguro de esto?

—Confío en mi gente, en el pueblo. Tengo plena seguridad que mis hermanos y hermanas no permitirán que la muerte y el sacrificio de nuestros guerreros sea en vano — Xicohténcatl tomó con fuerza la mano de su esposa, besando sus nudillos— Es por eso que quiero pedirte un favor.

Ella asintió, dejando que su cabeza se recargara en el pecho de su esposo. Le gustaba oír los latidos de su corazón.

—Adelante.

Xicohténcatl de manera nerviosa acarició los cabellos de su esposa, antes de buscar sostener su cabeza entre sus manos y besarla. Aunque a diferencia de otras ocasiones el gesto de amor fue más enérgico, más demandante y exigente.

La única queja de Xihuitl ante la actitud que tomó su esposo durante aquella caricia fue que, cuando a ambos les faltó el aliento, se vieron obligados a separarse.

—Quiero que tú digas el discurso al pueblo — murmuró el guerrero aún agitado — Cortés va a usar todo lo que tenga a su favor para convencer a nuestra gente y quiero que tú, con la verdad, les hagas ver qué el verdadero enemigo no son los mexicas, sino ellos, los invasores de las costas.

· · ─ ·𖥸· ─ · ·

Xihuitl no podía mantener sus nervios a raya, porque su mente no dejaba de pensar y pensar en que si fallaba, entonces su intervención no habría servido para nada; si su discurso no era lo suficientemente convincente entonces, habría decepcionado a todos quienes confiaron en ella.

Respira, así no vas a ayudar a nadie— se repitió mientras no dejaba de dar vueltas alrededor de su habitación. Para su fortuna, Axayacatzin estaba con ella, aunque su atención estaba centrada en el diario del señor Ramírez—¿Es interesante lo que ahí encuentras?

—Sus códices son muy buenos, ¿Estás segura que él no proviene de aquí?

Xihuitl agradeció que Aquetzaly hubiera decidido interrumpirla

—Lamento venir así, pero la gente ya está reunida en la plaza central— aquella joven mujer hizo una reverencia con la cabeza, sin entrar por completo en la habitación—. El señor de Tizatlán solicita su presencia.

—Gracias, vamos enseguida — Xihuitl compuso una sonrisa mientras tomaba la mano del niño quién guardó apresuradamente el diario entre sus ropas—¿Estás listo?

Axayacatzin asintió, apretando con fuerza la mano de su acompañante.

—Lo que preparaste aunque fue apresurado está bien. Vas a convencerlos, lo presiento.

Con las palabras del niño resonando en sus oídos, Xihuitl llegó hasta dónde su esposo estaba sentado. Al verlo, se saludaron con un leve movimiento de cabeza, antes de observar a Cortés sus aliados que ya estaban de pie, listos para hablar.

—Él va a dirigirse a mi gente primero, así cuando sea tu turno, tendrás la posibilidad de rebatir todo lo que diga — Xihuitl respiró hondo, tratando de alejar la sensación de vómito—¡Adelante señor Hernán!

Al escuchar esto, el hombre asintió, mostrando una sonrisa de cortesía y respeto que en verdad no sentía.

—¡He venido desde tierras lejanas, cruzando mares que ustedes no imaginan que existen! — Malinalli al traducir, trataba de mover las manos como Hernán, se esforzaba por sonar tan elocuente como él — Mi presencia en estas sagradas tierras no tiene la intención de someterlos, sino de buscar aliados. He visto su valentía, su fuerza y la manera en que han resistido a los ataques de quienes quieren verlos arrodillados.

Los murmullos de la gente hicieron que el corazón de Xihuitl se agitara aún más.

Todos sabemos que el poder de Tenochtitlán ha caído sobre muchos pueblos como una peste. Les exigen tributos, les arrebatan a sus hijos, y les obligan a luchar en guerras que no son suyas. ¡Ustedes han sido de los pocos capaces de mantenerse firmes! — Xihuitl admitió con pesar que Cortés tenía el mismo talento inquietante de Hitler para poder convencer a las masas. Era evidente qué aunque muchos no comprendían del todo sus palabras, bastaban sus gestos y su mirada para atraerlos— Yo no vengo a pedirles que me sigan por obediencia, ni por obligación, sino porque juntos podemos lograr algo que solos sería imposible. ¿No les gustaría llegar hasta Tenochtitlán no como esclavos ni prisioneros, sino como quienes han tomado las riendas de su propio destino?



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En el texto hay: mexico, prehispanico, romance

Editado: 20.12.2025

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