Capítulo 31 : Odio al espejo.
Odio con todo mi ser al espejo.
Me hace ver cosas que no quiero ver, cosas que no deberían estar, cosas que me hacen llorar.
Es duro de narices, ver cicatrices del malestar de una persona, reflejados en su cuerpo.
No sólo hablo de dañarse físicamente, también de emocionalmente.
Estamos en un estado de tanta angustia y desesperación que solo vemos lo malo, no vemos ninguna luz al final de ese horrible túnel largo y oscuro, que nos pueda salvar de todo esto que sentimos.
Que duro es ver un reflejo, en un espejo cualquiera y no reconocerse.
Mirarte y llorar.
No ver lo q te gustaría ver...
En ese momento, aparecen en nuestra vida la ansiedad y la depresión.
Las que nos hacen ver las cosas peor, de lo que ya veíamos todo anteriormente.
Es tan complicado y difícil de ver...
Nadie entiende porqué nos vemos más gordos o más flacos, nosotros tampoco entendemos porqué nos sentimos así, pero los problemas mentales, tampoco nos ayudan a avanzar y los comentarios, menos todavía.
Nos dicen que debemos amarnos tal como deberíamos ser, tal y como nos vemos reflejados en un espejo.
Pero luego llega el médico y te dice: "sino cambias, vas a enfermar y te vas a morir".
Y es algo que nos jode, porque solo queremos vernos bien con nuestro cuerpo.
La adolescencia, bueno y la vida en sí, es tan complicada.
Y cada uno la vive de una manera totalmente diferente, es difícil ayudar a personas que padecen de esto,pero no imposible.
Leyendo libros de autoayuda, donde otra persona explica cómo se sentía y logró salir de todo aquello que le hacía mal.
Así, se logra ayudar y mucho, aunque no te lo quieras creer.
Los problemas de salud mental no son un juego tonto, son importantes y eso debería tenerlo en cuenta muchísima gente.
No somos la generación de cristal, somos personas y sentimos.
No tenemos que tener miedo a mostrar como nos sentimos, ya no lo vamos a ocultar más.
Eso se acabó.
¿Qué es eso, de qué un médico sea capaz de decirte a la cara "si estas delgada o anoréxica come más"?
¿No se da cuenta de qué ese problema va más allá de comer o no comer? Quizás el paciente, esté sufriendo mentalmente por algo y de ahí que se le quite el apetito, entre otras cosas.
Este es un ejemplo de muchos otros, que todos hemos vivido.
Hay profesionales médicos, que gracias al cielo, si que están actualizados y si nos pueden ayudar a sanar tanto mentalmente como físicamente, pero por desgracia, también tenemos a los médicos "anticuados" que no tienen un gramo de empatía con el paciente y todo esto le parece "una auténtica chorrada".
Te digo desde ya, que a esos doctores y los que te quieren medicar solamente, "para que se vayan tus problemas" no les hagas caso, cámbiate de médico, a uno que de verdad entienda por lo que estás pasando, con el que puedas abrirte con confianza y te ayude de verdad.
Porque las pastillas, no harán que tus problemas desaparezcan, si te piensas que he escrito este libro porque las pastillas me ayudaron, déjame que te diga que realmente te estas confundiendo.
Me dieron esa opción y la rechacé.
Sí, lo estaba pasando súper mal, pero tampoco quería estar en los mundos de yupi por 8 horas diarias.
Fue un larguísimo proceso, de aprendizaje, caídas, lloros, lamentos, pero logré superar todo aquello para poder escribir todo este libro y poder ayudar a las personas que piensan que están solas en todo esto, cuando en verdad, no es así.
Son años de aprendizaje, de caídas y de levantarte con o sin ganas,para seguir luchando, para lograr el objetivo de sanar y tener una buena salud mental.
También debo avisarte, que tendrás recaídas, pero que si sigues haciéndolo así de bien, esas recaídas no serán tan jodidas como la primera vez, cuando creíste que ya no podías más, pero ¡ah! Encontraste este libro que no deja que te rindas.
Yo cada vez que me da un bajón, me leo mi propio libro, para levantarme el ánimo, si he logrado superar todo eso, no dejaré que una recaída me vuelva a enfermar como estuve en un principio, y si me rindo, aunque sea por un pequeño tiempo, sé que si lo vuelvo a leer, saldré de ese problema, pero poco a poco, como siempre digo.
Pasé de odiar al espejo, a reconocerme y verme fantástica con los resultados que poco a poco fui obteniendo de todo aquello.
Cuando recaigo, intento evitar mirarme a un espejo, hasta sentirme preparada para verme realmente.
Seguro alguno de vosotros pensará,
¿y cómo se peina o maquilla? Concentrándome sólo en eso, si me viene algún otro pensamiento autodestructivo, me retiro del espejo y me distraigo con otra cosa que me guste hacer, para poder terminar de maquillarme o peinarme, y salir por la puerta de mi casa.
Una vez fuera, no pienso en más espejos.
Si no estás preparado para afrontarte con la realidad de tu espejo, lo mejor es esperar a estar bien preparado, porque sino en vez de sentirte liberado, vas a sentirte peor que antes.
El espejo siempre va a estar ahí, tú cuando estés preparado te pondrás frente a él, te observarás y tendrás una conversación con tu reflejo.
¿Qué es lo que veo?
¿Qué es lo que me gusta?
(Físico, comportamiento y emociones).
¿Qué es lo que no me gusta?
(Tanto físico, como comportamiento o emociones).
¿Qué es lo que quiero cambiar?
Entre otras preguntas que surgirán de ti, al verte reflejado.
Pero recuerda, siempre que vengan pensamientos negativos o preguntas autodestructivas, te vas, no te quedes frente a el espejo, te alejas lo más posible y te distraes con cosas que te gusten hacer o que te hagan bien claramente, como por ejemplo: caminar, bailar, dibujar, leer, etc.