Una persona no sabe que sabe pelear hasta que debe hacerlo. El momento en que estas parado frente a esa persona, que probablemente esta igual o más asustada que tú, es el momento en el que debes decidir qué vas a hacer. ¿Vas a pelear? ¿Vas a huir? Tú decides. El honor es algo muy importante para un peleador. El respeto hacia su cara. Hacia su fuerza. De eso vive un peleador. Pero... ¿Qué si no puedes ganar? ¿Qué hay si tu rival es mucho más fuerte que tú? ¿Acaso no es mejor ser asesinado en el ring que huir como gallina? Eso está más a decisión del peleador. Pero no es mi caso. Mi nombre es Louis Parker. Vivo en Remington City, Estados unidos. Una ciudad industrial, considerablemente grande, con varios sectores divididos por algunas empresas, pero con muchas fábricas alejadas de los suburbios. En esta ciudad abundan los callejones oscuros y los barrios. Una buena parte del sistema de alcantarillado esta averiado, por lo cual se creó uno nuevo abandonando el original, lo cual fomenta las pandillas, las drogas y el crimen en general. Tengo 20 años, hace tiempo que me gradué de High School y desde ese momento me he dedicado a tiempo completo a lo que más amo: El Karate. Practico Karate-Do desde que tengo 5 años. Alcancé mi cinturón negro a los 15 años y desde que lo hice, me retiré del Dojo. Pero no abandoné el Karate, solo pasé al siguiente nivel; y ese nivel era el de empezar a entrenar individualmente con mi Sensei. Mi Sensei es un anciano japonés llamado Hiro Takeda. Según él, es un apellido muy común en Japón. El vino de Japón antes de explotar la segunda guerra mundial, pero llego a mi ciudad hace 24 años. Inmediatamente llegó, fundó su Dojo de Karate para mantenerse. Y cuando me volví su estudiante estrella, tras ganar muchos campeonatos, dejé el Dojo para entrenar en su casa, con un entrenamiento superior al que ya había conocido. Sin embargo, ese entrenamiento que recibía no era para simplemente sentirme fuerte, era porque para el mundo en el que me involucraría necesitaría ser fuerte.
Remington City, ciudad industrial. Al menos 800,000 personas en esta ciudad. Las obras en construcción y los alcantarillados averiados adornaban la simple belleza de la ciudad. El olor del humo salido de las fábricas contaminaba mucho la zona. Pero los suburbios eran el refugio... el refugio a todos los peligros de este lugar. Sin embargo, todos estamos expuestos al peligro de esta ciudad, y los peligros iniciaban en pandillas y mafia. Lamentablemente, los jóvenes estaban muy expuestos a la influencia de las drogas y las pandillas. Sin embargo, la obtención de armas de fuego en Remington era muy complicada. Apenas y los oficiales de policía tenían suficientes armas para todo su personal. Así que las pandillas se valían de cadenas, palos, anillos bajo un guante de cuero, tubos... lo que fuese. Y el bajo mundo ofrecía muchas cosas, inseguridad, peligro... y dinero. Yendo más al punto, a eso quiero llegar; Mi meta de hacerme mucho más fuerte es porque mi Sensei tiene como objetivo lograr algo que ni la policía ha podido: Eliminar el bajo mundo. Desde hace tiempo la gente ha creído que las Artes Marciales existen para destruir, para matar, para ser superior y para dañar. Pues no. Mi filosofía acerca de las Artes Marciales es la verdadera. Las Artes Marciales son para sentirte bien contigo mismo, para crecer, física, mental y espiritualmente. Para superarte a ti mismo, para elevar tú autoestima, para acabar con tus debilidades y para adquirir fortalezas. Si compartes mi filosofía, las Artes Marciales te hacen mejor persona. Sin duda, todo aquel que practique Artes Marciales gozará de una satisfacción personal gratificante. Es por eso que mi misión es devolver al mundo la verdadera esencia de las Artes Marciales. Y lo haré peleando.