El Espíritu Guerrero

Capítulo 16: El Pozo de La Muerte.

En las afueras de la ciudad, hace al menos dos años, se quiso levantar un centro comercial. Desafortunadamente, hubo un error de planos en la construcción y las columnas bases del edificio eran muy débiles. Tuvieron que cancelar la construcción y se perdió mucho dinero. Así fue como uno de los nuevos centros comerciales de Remington fue cancelado. Aunque la policía suele patrullar la zona de vez en cuando, dentro de esas ruinas está ubicado un peligroso club de pelea, del que pocos hablan, al que muchos temen, y por lo tanto, no lo conocía. Robert y Martín llegaron allí de alguna forma y me invitaron a participar. No tenía pensado volver a los clubes de pelea, pero según ellos, hay alguien muy fuerte ahí. Así fue como me decidí a pelear en ese club. Janet también quiere ir. Es hora de que verifiquemos la calidad de los peleadores de El Pozo de La Muerte.

-¿Es aquí? ¿Ya llegamos? –preguntaba impaciente.

-Ya Lou, calma. Sí, es aquí. La entrada es por detrás. –dijo Robert.

-No sabía que tenías auto Martín. –dijo Ronnie.

-Reginald tiene mucho que ofrecer cuando le das dinero. –respondió el.

Nos bajamos del auto y entramos al centro comercial. Había grafitis por doquier. Basura, ratas, cucarachas, de todo. Sin embargo, el bullicio empezó a escucharse cuando fuimos bajando al estacionamiento. En cuanto bajamos las escaleras, en el estacionamiento del centro comercial había un montón de gente. Era sorprendente la cantidad de personas que había. También habían metido carros buenos por el portón y ponían música a todo volumen. Pero la atención no se centraba ahí, la atención giraba alrededor de un agujero, así es, un agujero enorme en el suelo. De alguna forma, habían abierto un agujero en el suelo de al menos unos 4 metros de profundidad. Dentro, estaban peleando dos hombres. La pelea no era muy interesante, eran solo dos tipos en guardacamisas dándose puñetazos. Había adultos en el lugar, y nos miraban como unos pequeños niños. Sin embargo, también habían jóvenes y cuando quisimos participar en las peleas, nos fuimos a anotar en la barra de apuestas. Al llegar, Robert se anotó como "Rocky Jr." Janet se anotó como "Fighting Rose" y Martín...

-Dígame su nombre. –dijo el chico que anotaba.

-......... -Martín estaba muy pensativo.

-Venga, solo dile Kick. –le dijo Ronnie.

-No, ya no quiero ser Kick. –replicó Martín. –Anóteme como... "Hurricane".

-Vaya... eso sí que es un apodo. –decía Robert mientras reía.

-Ese es nuevo. –Dijo Martín –me venía bien un cambio.

Ahora Martín sería conocido como Hurricane. Me gusta su nuevo alias. En cuanto me anoté, noté algo sospechoso en el chico.

-Yo soy Byakko.

-Claro... eh... Un momento... ¿Eres Byakko? ¿El original?

-Claro. Soy yo. El que venció 200 veces consecutivas en La Jaula Sangrienta.

-¡Vaya! ¡Soy tu fan número uno! ¡Venga chico! Hoy pelearas de primero. Hablaré con el jefecito para que nos muestres tus habilidades.

-Gracias. Vaya, soy famoso ¿lo vieron?

Ya que sería una pelea en un club de mala muerte, no llevé mi traje puesto. Solo mi pantalón y una franela azul. Dispuesto a combatir en la siguiente ronda, me acerqué al pozo. El tipo del micrófono hablo:

-¡Buenas noches! ¡Damas y caballeros, hoy tenemos un anuncio especial! Al parecer, hoy ha venido a visitarnos un peleador excepcional. El chico que ven frente al pozo afirma ser Byakko, el famoso peleador que ha triunfado 200 veces seguidas en la que solía ser La Jaula Sangrienta. Pues él está de visita en nuestro club, y déjenme decirles, no creí que fuese un niño. Pero no importa. ¡El Peleará esta noche! –entonces bajaron la escalera para que yo bajara al pozo. Baje. –El Peleará esta noche contra unos peleadores invitados.

-Espera... ¿Qué? –dije yo. -¿Peleadores invitados?

-¡Porque el deberá probarnos a todos de que en verdad es Byakko!

Por las esquinas bajaron cuatro hombres. Uno de ellos tenía una lanza. ¡Así es! ¡Una lanza es un palo con un cuchillo muy filoso en la punta! Y otro de ellos tenía un tubo de acero. Otro tenía lo que parecía ser un cuchillo de cocina y el último, unas placas de metal en cada puño para golpear fuerte. No podía creer lo que veía. El miedo me abordó todo y sentí que mi hora había llegado.

-¡Cometiste un grave error al venir aquí Byakko! Nuestro jefecito es quien ha ordenado tu captura. Y le pagará muy bien a quien pueda vencerte esta noche; y si es posible, matarte.

-¡¿Qué?! ¡No! ¡Ustedes son unos traidores! –dijo Janet muy desesperada.

-¡No! ¡Te juro que no tenía ni idea! ¡En serio! –dijo Robert.

-¡Yo tampoco sabía nada! ¡Esto es injusto! –dijo Martín.



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En el texto hay: artesmarciales, acción , peleas

Editado: 02.12.2018

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