El esposo sustituto

CAPÍTULO 2:

No importaba de cualquier forma, el contrato ya estaba firmado. El abogado Francis tenía todo resuelto, tomó la hoja de la mesa y la arrastró hacia él, su jefe estaría muy orgulloso. Los señores Falcon-Evans dieron por terminada la reunión, y para el abogado no fue para tanto una de las sesiones más fáciles en toda su vida. Salió de la vivienda pensando en lo desgraciado que era el joven Stefan, probablemente el señor Octavio esté cometiendo un error, pero él solo se limitaba en cumplir su trabajo.

Presentó el documento a su jefe, el señor Octavio no gozaba de un buen carácter, al menos, no el mejor. El abogado Francis se paró erguido, realmente orgulloso.

Octavio prestó atención en cada minúsculo movimiento:—¿Qué es esto? —una penumbra se presentó en sus ojos.

—El contrato —simplificó. La confianza que cargaba comenzó a desvanecerse, tan pronto como la mirada asesina de su jefe se plantó en él.

Octavio, un hombre de pocas palabras, respondió de la mejor forma que pudo imaginar. Fue veloz. Tan pronto como el abogado parpadeó, Octavio sostuvo su cuello y estrelló su cabeza contra la mesa, un golpe duro y compacto se produjo. Entonces, no lo tenía a una distancia próxima, sino rozando sus pestañas, fue consciente de lo que ocurría. Había cometido un error. La firma no era una firma, sino un simple rayón.

—Esto… —intentó hablar, sin embargo, Octavio sobrepuso su rudeza y hundió más su cuello. El abogado intentó soportar el dolor, el leve sonido de su garganta lo expuso. Lo más problema es que quedaría un moretón, pensó.

El abogado Francis fue a la vivienda de los Falcon-Evans para poder evaluar alguna posibilidad de diálogo y fue rechazado cada uno de esos días. Durante tres días el rey del drama estuvo negándose a hablar sobre el contrato.

—No eres para nada un hombre —dijo el señor Falcón dirigiéndose a su hijo.

Stefan solo lo observó con los ojos enchinados, había algo que el señor Falcón ignoraba de su hijo.

—Pon de tu parte, o yo mismo te arrastraré hasta que firmes —expuso acomodando el cuello de su camisa, y se fue.

Stefan se encontró inmerso, frente a él el papel que había firmado hace unos días, estaba manchado con sangre y con arrugas en los bordes. ¿Esa era alguna clase de rechazo que no conocía? Se preguntó, mientras suspiró efusivo. Pese a que agradecía de alguna forma que el contrato había sido rechazado, no entendía lo malo en su firma. De alguna forma había terminado en la posición que más le encantaba: en la posición de la última palabra, ahora solo dependía de él.

Elevó el papel viéndolo desde lejos, tenía una forma extraña, pero, ¿no era ese el objetivo de las firmas?

Dos círculos interceptados por un óvalo con forma de pera.

Formó un puño con su mano, arruinando aún más la hoja firmada. Algo estaba claro, y es que él iba a mantener su decisión firme.

Ese día se sintió algo miserable, la mansión estaba casi vacía, los únicos que permanecían a su alrededor eran los empleados de limpieza y el mayordomo personal de su padre. Ugh… De pronto la imagen del señor Falcón llegó a su mente, ¿qué se suponía que haría?

Amaba las cosas bonitas, por eso la idea de un matrimonio elegante no era algo que le desagradaba. Un día, una oportunidad de ser el personaje principal, todos los ojos estarían sobre él. Era el único escenario que podía usar a su favor para recuperar todo lo que había perdido. Planeaba volver a la cúspide, el lugar que antes le pertenecía.

Ser el primero tenía muchas ventajas.

Cuando Stefan abrió los ojos por primera vez, todos los platos de oro estaban a su disposición, no solo fue el primer hijo de las dos familias más importantes del estado, sino que también fue el primer hijo de dos hombres alfas. Un hermoso diamante concebido con esfuerzo, atravesó diversas dificultades en su nacimiento, su destino era ser valorado hasta los últimos días.

“Valoramos más lo que conseguimos con mucho esfuerzo”

De esa forma, nunca en su vida debía mover un dedo para obtener algo. Y aun así lo hizo, había algo más fuerte que la suerte que lo atrajo hacia una familia acomodada, y eso era su ambición. Más precisamente la creencia implantada desde joven, porque jamás había desmedido su avaricia, por tanto, todo parecía posible, incluso para un niño como él.

El amor estaba implantado en su corazón. El amor que merecía fue desperdiciado en su nacimiento, cuando creció, el amor seguía ahí, se demostraba de forma muy distinta.

Stefan lo entendía muy bien, por eso lo odiaba, pero se mantuvo en silencio y aceptó las cosas sin rechinar.

Luego de terminar la escuela, trajo a casa una diploma de honor, era el momento de ser celebrado en familia, y así fue. Sus padres lo felicitaron y al día siguiente estaba rodeado de camarógrafos y reporteros que querían una declaración. Stefan sonrió y posó con el diploma en sus manos.

Sus dos padres estaban al lado de él. Evans a su derecha y Falcon a su izquierda. Todos estaban sonriendo. Stefan cargaba en sus manos la diploma. La foto se tomó en ese instante por un camarógrafo. Y a la mañana siguiente apareció en las portadas y en algunos sitios webs.

Pero esa misma tarde había una gran diferencia entre el ambiente que la familia tenía frente a los reporteros y la situación dentro de casa. Evans subió las escaleras tan pronto como una cámara dejó de capturar su rostro, dentro todo era distinto, sus pasos fueron apresurados. Falcon titubeo un poco, estaba en medio, Stefan lo miró con ojos llenos de curiosidad, mientras intentaba pensar una forma de explicarle por qué un día como esté papá no lucía con el mejor humor. No hubo tiempo, Falcon miró a su hijo con impaciencia y luego siguió a Evans por la misma escalera.

Stefan se quedó en medio de la entrada, en sus manos aún tenía el diploma, pero esta vez se encontró rodeado por la soledad, que se hacía mucho más evidente en una vivienda tan grande. Caminó hasta la sala de estar, sintiendo los ecos de sus zapatos en cada pisada, sostuvo el control de la televisión y se sentó en el sillón. No había programas divertidos para un joven como él a esa hora del día, pero por suerte amaba las entrevistas que salían en la sección de celebridades. Algún día vería su rostro ahí, entonces, solo se limitaba a ver el rostro de un actor muy joven.




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