Ahora si, este el último je
El cumpleaños de JK
Amy.
¿Estoy en una azotea?
Abro y cierro mis ojos con rapidez para poder acostumbrar mis ojos al nuevo ambiente. Me sostengo la cabeza con una mano porque correr con más alcohol que sangre en el cuerpo es un suicidio.
Una vez que consigo que mi alrededor este estático veo las luces de la ciudad pero una sonrisa tonta se me forma cuando veo las estrellas, en especial la más brillante. Siento mi corazón tamborilear cuando recuerdo que no estoy sola pero no quiero voltear. Ni siquiera quiero preguntar porque me trajo aquí.
Solo trato de calmar los latidos de mi corazón.
—¿En qué estas pensando, brillos?
—En lo mucho que me divertí hoy. —respondo con sinceridad.
—¿Con Eun Woo? —pregunta con voz contenida. —Lo viste divertido gracias al alcohol en tu sistema, brillos y no porque él lo fuera.
Ruedo los ojos y pareciera que se me va a quedar así porque pierdo la orientación por un nanosegundo. —Que no se te note que te cae mal, Taehyung.
—Es insignificante para mí. —empiezo a balancearme porque aun tengo ganas de bailar y en estos momentos no siento vergüenza y empiezo a tararear alguna canción. Mi cabello amarrado se balancea por el movimiento pero quiero sentirlo en mi rostro así que lo suelto. Las hebras rubias caen como si fuera una cascada. Esto del alcohol me está gustando. Taehyung desaparece de mi panorama y me muevo lentamente sin inhibición alguna. —¿Esto es una invitación para que bailemos hasta el amanecer, brillos?
—Solo hasta que la estrella más brillante deje de brillar. —suelto para seguirle.
Habla en coreano por unos segundos y si no entiendo el idioma estando sobria menos cuando todo parecer ser más distorsionado.—No suena mal.—susurra para sí mismo pero sin dejar de mirarme.—Al parecer te has convertido en mi musa.
—No quiero ser la musa de nadie.—resoplo.—No quiero inspirar a nadie porque solo soy una ilusión.
—Eso es poéticamente triste.—escucho que se acerca, volteo y alzo mi rostro hacia a él y no sé que es lo que ve en mi pero me mira como si hubiese descubierto un tesoro.—Y tu, brillos eres todo menos una ilusión. Eres real.
Y como si para comprobarlo me da un rápido toque en mi mejilla. Cierro mis ojos ante la fugaz caricia y cuando los vuelvo a abrir él ya ha retrocedido. Mi parte racional me dice que estar a solas con él solo va a empeorar lo que estoy sintiendo.
Sin embargo, hay otra parte que quiere quedarse aquí y saber que va a pasar entre los dos.
Y esa es la que gana.
Acorto nuestra distancia mientras me lamo el labio inferior y Taehyung sigue el movimiento. Pongo mis manos en su pecho y puedo sentir como sube y baja rápidamente, no me detiene y cuando pone sus manos en mi cintura me atrevo a colocar una mano en su cuello, y me demoro en ese recorrido.
—Tienes la capacidad de matar todas mis neuronas funcionales, Tae. —le susurro.
—Y tú tienes la capacidad de meterte en mis pensamientos día y noche, brillos. —su voz es ronca y me da un suave apretón en la cintura cuando entierro mis dedos en la parte baja de su cabello y confirmo, es tan sedoso como se ve.
—Y eso está tan mal. —le susurro. — No soy una chica mala, yo sigo las reglas. Trabajo para ti. —pero a pesar de eso me voy inclinando hacia sus labios y ladeo la cabeza. Estamos tan cerca que puedo sentir su respiración. Quiero besarlo, lo quiero tanto que siento el calor por todo mi cuerpo. —Pero estoy tan confundida con lo que me hace sentir bien y mal.
—Nunca estará mal algo que te hace sentir bien. —roza sus labios con los míos y me derrito por dentro.
Me pongo de puntillas y lo beso.
No es como nuestro primer beso. Es diferente, mis labios quieren devorarlo y lo hago con tanta efusión que el fuego que siento me consume hasta dejarme en cenizas. Junto mi cuerpo con el de Tae y aguanto un gemido por la sensación que me recorre al sentir su físico musculado y duro contra el mío más blando y pequeño.
No hay delicadeza en este beso y me doy cuenta que tampoco deseo que lo haya.
Quiero que dure para siempre. Nuestros labios hacen una competencia en el que solo hay ganadores. Cuando siento que su lengua toca la mía pierdo cualquier hilo de cordura que me queda. Taehyung es pasión y yo nunca había sentido algo así.
Nunca sentí esta sensación de querer fusionarme con otra persona.
No siento frío pero sé puedo sentir como mi cabello vuela hacia atrás. No sé si pasan minutos pero me separo lentamente de aquellos labios pecaminosos.
—Guardame el secreto.—aun tengo mi mano tras su cuello y le doy pequeñas caricias. Taehyung me mira y si no fuera por su respiración agitada diría que no está tan afectado como yo.
—Amy...
Lo beso para que no diga nada más.
(...)
Celeste.
Recorro las escaleras junto a la mesera que nos atendió anteriormente. No he dicho que voy buscando a mi amiga y a un famoso. La discreción es todo para no perjudicar a Amy. Sin embargo, si algo malo le paso me valdría dos hectáreas de tréboles, como diría mi madre, para acabar con esa discreción.
Así que le he dicho si hay un lugar tranquilo porque quiero llamar un amigo con urgencia y que no podía hacerlo en medio de la fiesta y los baños están súper llenos. Me dijo que la azotea es un buen lugar para hacerlo y me acompañaría.
—Gracias por esto.—le digo mientras doblamos hacia la izquierda, aun faltan subir un poco más pero ya puedo ver la puerta que da a la azotea.
Suelta un suspiro.—Es mas bien al revés chica. Me has salvado de estar aguantando a más famosillos con complejos de dioses nórdicos.—rueda los ojos mientras enciende el interruptor de la luz.—Aun están arreglando la azotea y no cuenta con luces pero estaré en la puerta abierta para no dejarte en la oscuridad.