Taehyung conduciendo es una imagen muy....
¡No!
Sin embargo, mi conciencia pierde y mis ojos hacen, por segunda vez, un recorrido desde sus manos llenas de anillos gruesos y las venas sobresalientes que se ocultan bajo la manga de su gabardina ¡Por Dios! hasta su perfil que está iluminado por la luz del sol me parece digno de una película.
Quisiera tomarle una foto pero eso sería muy extraño.
Esta tregua llegó en el momento perfecto. A pesar de mi desconfianza al principio, Taehyung era mi única salvación en ese lugar. Recuesto mi cabeza en el asiento y pienso en las palabras de mi padre.
"—Señor Presidente, déjeme decirle que su hija es hermosa.—comenta un señor. Mi padre que , cuando me vio entrar con mi madre, me dedico una mueca de asco, ahora me rodea mis hombros en un abrazo afectuoso.
—Mi única hija, mi legado y mi heredera no solamente es hermosa sino también muy inteligente.—todos asienten y contemplo el reflejo que los cubiertos me dan.
—No podemos esperar a trabajar con ustedes.—hablo otro señor.—En especial, con la señorita Amy.—¿Qué?—Es muy bueno que tengamos a alguien joven en nuestras filas, le da cierto ambiente de modernidad y en compañías como las nuestras las tendencias son parte de nuestra esencia.
¿Estar en sus filas? Volteo a ver a mi madre que me mira amenazante y eso significa que me mantenga en silencio. Respiro profundamente cuando ahora el centro de atención son las propuestas de negocios y la fusión que mi padre está tratando de conseguir.
Me desespero por que parece que las horas pasan demasiado lentas, por momentos me desconectó de la conversación porque mi cerebro solo puede repetir las palabras de mi padre: "Su única hija"
—Tenemos muchas asociaciones con varios grupos que son líderes de opinión. Hoy en día las redes sociales son la nueva era del marketing digital ¡Los famosos influencers!—escucho decir.—Actualmente nuestro grupo con mayor alcance es el de los productos que hicimos para nuestra campaña en apoyo a la comunidad LGBT.
Los futuros inversionistas de papá empiezan a recitar los porcentajes de las ganancias y yo solo puedo observar su perfil que se mantiene imperturbable.
—¿Qué le parece esta iniciativa, señor Presidente?
Contengo la respiración y me quedo en blanco escuchando pequeñas dagas que van contra mi corazón.—Una iniciativa que tanto yo, como persona y mi empresa, vemos necesario la inclusión de esta comunidad como necesaria y así poder entender mejor al público al que nos dirigimos.
Todos asienten pero yo solo me mantengo observándolo, la furia, el odio y la amargura quieren gritarle que es un maldito hipócrita, que solo lo dice de la boca para afuera,que sus palabras son solo eso: palabras, sin significado.
¿Cómo puedes decir eso, padre? Luego de que hayas arruinado mi vida y la de mi hermana.
—Bajemos aquí.
Miro hacia afuera, estamos en un parque de estacionamientos, frunzo el ceño extrañada. No me imaginaba que me traería a un lugar como este pero en definitiva es mejor que el restaurante donde salí con ganas de vomitar.
Bajamos del auto en silencio.—¿Qué haremos en un estacionamiento?
Taehyung voltea a mirarme.—Aquí nada, Amy.
—¿Entonces?
Su mirada se dirige tras de mi, volteo y veo bicicletas de alquiler.—El lugar al que quiero llevarte solo se puede llegar con ellas, así que ponte el casco y mueve las piernas brillos.—se va guiñandome el ojo y me quedo mirando su espalda.
—¡No puedo subir a una bicicleta con esta ropa!—le grito. Taehyung se voltea y me recorre el cuerpo con su mirada.
—Tienes razón.
Y la sonrisa que se le forma me dice que esto no lo detendrá.
Minutos después salgo con una sudadera de el que tenía en su auto y unos pantalones y zapatillas comprados en un supermercado. Todo me queda extra grande pero me siento muchísimo mejor con ella. Agarro la bolsa con la ropa que me dio mi madre y la tiro a un contenedor de basura. A mi costado Taehyung ríe.
—¡Gracias a Dios!
Sip.
(...)
Vemos el atardecer mientras seguimos manejando, el viento hace que mi cabello vuele libre y es la sensación de libertad que hace que mis ojos se empañen. Saboreo esa libertad momentánea que me regala la vida para atesorarla en los momentos en que las cadenas de mi pasado quieran hundirme otra vez. Dejo de agarrar el mando y estiro mis brazos hacia mis costados, el color anaranjado del atardecer lo hace todo más cálido y relajante
—Ten cuidado o no llegarás viva a nuestro destino final.
—¿Qué este no lo es ya?
La esquina de sus labios se levanta.—Esto Amy es solo el camino.
Se adelanta y yo río, manejamos quien sabe si por minutos o por horas pero no me importa, ni siquiera el ardor en mis piernas. Nos cruzamos con unas cuantas personas que al igual que nosotros disfrutan de las vistas, unos cantan y otros toman fotos.
Yo también quiero una.
—¡Tae!—lo llamo mientras dejo caer la bicicleta sin cuidado, me acerco a la cerca del camino. Taehyung se baja con más calma que yo y le pego mu celular en el pecho.—Hazme una foto ¿Que se note todo el panorama!
Bufa.—Tranquila, tampoco es que seas tan grande como para ocupar toda la foto.
Ruedo los ojos y sonrío tanto que mis ojos se achican. Taehyung no se mueve por unos segundos, me mira intensamente y pienso que quizá he exagerado con mi sonrisa, tal vez, no lo sé.
—¿Pasa algo?—el niega y me doy la vuelta.—Quizá sea mejor si la toma es solo de mi espalda, ya sabes algo aesthetic.
Taehyung me toma de la mano y me voltea.—No, quiero ver tu rostro sonriendo, como lo hiciste hace segundos.
—¿No es muy exagerada?
—Es lo más real que he visto, brillos.—lo dice en voz baja que creo que lo he alucinado pero no es así. Sin decir nada más, Taehyung se aleja y levanta mi celular.—A la cuenta de tres.