El estilo de Amy

Capítulo 36

¿Podemos vernos?

Dos palabras, un mensaje.

Mi corazón late deprisa y mi visión se concentra en esas dos  palabras que significan: caos.

Bajo la revista que parece más un letrero diciendo: Tremendo lío que te metiste, Amy.

La portada de la exclusiva revista tiene como titular la ruptura amorosa del momento. Cha Eun Woo y Ga-Young han terminado y al parecer no en buenos términos debido a que se rumorea de una infidelidad por parte de Eun Woo y me consterna ver mis fotos de ayer con él como la causante. Agradezco a todas las fuerzas del mundo que no se haya visto mi rostro ya que estoy de espaldas. Agarro mi celular pero en vez de escribir un cobarde "no puedo" me quedo mirando la pantalla como una tonta.

 Y como si el destino me odiara aun más, la palabra "madre" aparece en lugar del mensaje.

Con pesar le doy a contestar, sé que me arrepentiré de darle la oportunidad para hacerme trizas pero no puedo seguir evitándola y no quiero que venga a mi departamento en un incesable intento de arruinar mi vida.

—Madre...—alejo rápidamente mi celular de mi oreja por los fuertes gritos de mi progenitora por lo ocurrido en ese almuerzo de negocios. Cierro los ojos como si fuera una niña pequeña y como si fuera algo natural en mi, mi cerebro se desconecta por milisegundos cuando escucho el nombre de mi hermana. Cada palabra que sale de su boca son como cuchillas imaginarias lanzadas a mi corazón pero siento un dolor real.

—¡Nos dejaste en ridículo, niña estúpida!—logro escuchar más y más sermones de como soy la vergüenza de la familia.— ¿Acaso no tienes cerebro? ¿Sabes lo que significa esta asociación para tu padre y para nosotras?—una risa llena de malicia se escucha del otro lado de la línea cuando me quedo callada.—Tú ni siquiera puedes ocupar el lugar que dejó tu...

—¡Basta, por favor!—reacciono entre enfurecida y dolida.—¿Por qué me haces esto? ¿No te cansas de atormentarme, madre?

Se queda en silencio y me habla con tanto odio que siento que el cariño que tenía por ella desaparece.—Porque eres la culpable de haberme quitado lo que más me costó conseguir.

Corta la llamada dejando esas palabras resonando por mi cabeza, hundiéndome más en mi dolor. Me muerdo el labio con fuerza para evitar derramar que mis lágrimas caigan porque sé que si lo hacen no pararé de llorar.

¿Por qué siempre quise negarme lo que era evidente?

¿Por qué duele como si no hubiese escuchado esas palabras antes?

¿Por qué siempre trato de engañarme a mi misma?

 

Madre se ven tan bonita con ese vestido rojo, quisiera ser tan bella como ella algún día. Me mantengo escondida en su closet para sorprenderla, la observo mientras se mira en el gran espejo de su habitación. 

En silencio empiezo a contar hasta tres y sorprenderla con la pulsera que hice yo solita. Es toda rosa con brillos muy bonitos, y le puse nuestras iniciales.

Ojalá le guste mucho.

Me detengo cuando empieza a hablar y pienso que ha entrado alguien más. Me tapo la boca para no reírme porque madre está hablando sola. Abro un poco más la puerta y madre se toca su abdomen.

—Odio este cuerpo, odio como esa mocosa me lo dejó.—sus manos llenos de anillos se vuelven puños y golpea el espejo sobresaltándome.—Debí deshacerme de ese estorbo cuando tuve la oportunidad. Maldito seas Patrick y ahora te vas con las golfas de tus secretarias.

Aprieto con fuerza mi pulsera porque ha empezado a tirar las cosas de su tocador. Sus perfumes se derraman y el vidrio empieza a salpicar.

Una risa maníaca sale de ella y me asusta. Retrocedo hasta ocultarme entre los largos sacos, quiero tener a mi muñeca para abrazarla porque es lo que hago cuando escucho los gritos de madre. Pero mi pulsera se enreda con algo, trato de jalarla pero se ha atorado. Afuera madre sigue gritando que odia a aquella persona y suelto la pulsera para cubrirme los oídos.

—¿Quién esta ahí?—pregunta madre.

Me quedo inmóvil. 

Mi pulsera se ha roto y las perlitas que tenía se han desparramado por el lugar.

Con rudeza la puerta se abre y una mano me jala bruscamente hacia afuera. Madre me clava sus uñas haciéndome llorar.

—Mami...

—Amy, mi cruz y mi maldición.—no entiendo porque me dice eso pero nunca la había visto así. Sus ojos hinchados y su cara llena de lágrimas.—Eres tu la culpable de que mami se vaya a quedar sola. Por tu culpa que nunca debí traerte al mundo estoy pagando mi estupidez cada que me veo en el espejo.—sigo llorando y más cuando ahora es mi rostro donde clava sus uñas.

—Me duele, mami.—mis pequeñas manos intentan librarse del agarre pero no cede hasta que escuchamos la voz de mi nana.

—A mi me duele más haberte tenido, no eres más que un estorbo.

Desde pequeña supe que mi madre me odiaba a pesar de que intentaba hacer todo lo que me pedía, no funciono. A veces me gusta imaginar como hubiera sido si la persona que me trajo al mundo fuera diferente pero en estos momentos solo me imagino una vida donde nunca hubiera existido.

 

(...)

—Parece que tienes la cabeza en Pluton.—me dice Jaime mientras lo acompaño en mi tiempo libre. Doy vueltas en su silla de a lado mientras que veo como edita un video de BTS para la nueva promoción con Samsung.

Estoy muy segura que he visto a Suga usar Iphone.

—Quizá este un poco más lejos.—respondo.

—Más lejos y ya no vería esa corona brillante que ni la reina Isabel tiene.

Alejo su dedo de mi cabeza.—Es una diadema, actualízate.

—Bueno, actualizame sobre porque pareces un zombie viviente.

Me detengo de dar vueltas y lo miro en silencio unos segundos.

—¡Mujer, suéltalo ya!

—Te seguimos en tu cita con Hana.—confieso estrepitosamente. Espero una reacción o cualquier cosa pero Jaime solo asiente relajadamente.



#3958 en Fanfic
#23912 en Novela romántica

En el texto hay: bts, fanficbts, enemies to lovers

Editado: 09.07.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.