El Eter

Paz

La gravedad me arrastra, sigo su curso obligatorio y obvio sin chistar. El viento me golpea con avidez; el sol se burla de mi fingiendo avanzar conmigo durante la caída.

Mis ropajes se mueven traviesos, juegan a querer escapar de su usuario.

Las aves se paralizan al ver mi nulo vuelo, solo para posar su mirada en mi feliz trayecto.

Las gotas de agua se ven estáticas, suspendidas, cómo en un ensueño de cristal, estás traen a mi memoria recuerdos agridulces, como aquellas pastillas que vomité hace unas horas.

Unos rayos momentáneos de luz sorprenden la serenidad del ambiente, no es el solo acierto al pensar, son las nubes agresivas que imponen su presencia sobre la cuidad que un día tanto me cautivó.

Nuevamente recuerdos azotan mi mente aún más rápidos que los ases de luz de hace un segundo.

Me veo bailando de alegría mientras lloraba sin control en la azotea, plagaban mi mente un futuro inexistente, el no saber cuál pudo ser la solución a un pasado perdido, las ansias de una muerte cercana, de una profunda oscuridad que me envuelva para no dejarme nunca más, como la única compañía fiel que tendré en la vida; quería que todo termine, que nada empiece.

No tenía deseos de vivir pero me aferraba a la vida.

Lloraba sin esperanza, sonriendo porque no sabía que más hacer.

Las gotas de lluvia acompañaban mi danza trágica tan alegre, desacreditando a cualquier testigo de lágrimas en mi rostro.

Mire el estante de logros y desaciertos, tantas cajas inútiles llenas y vacías.

Mire a mi familia, gente tan lejana que estaba tan cerca.

Mire mi vida tan vacía, llena de tristeza y desasosiego. Siempre preparada para saltar.

El viento me abraza por última vez.

Siento una mano tibia tocando mi fría piel.

Un último recuerdo explota en mi mente.

Siento un cálido abrazo, llega de pronto la sensación tan añorada de seguridad y calma que se extiende por todo mi ser inundando los pensamientos de oscura paz.

Por primera vez siento felicidad.

Sumergiéndome tranquilo en la negrura.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Los medicamentos paliativos alivian el dolor

Pero nunca curaran las enfermedades”

Recordó mientras bebía el ron




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