Capítulo 1 - Parte 2
Llegando a casa aun me sentía un poco nerviosa, no podía dejar de pensar en ese breve instante, subí a mi habitación y me recosté sobre la cama, no podía olvidar su mirada, solo de recordarla me provocaba escalofríos, pero bueno al final de todo Kali había dicho que ellos no hablaban con nadie, seguramente eso había pasado totalmente desapercibido para él, además no tenía tanta suerte como para que uno de esos chicos me fuera a hablar; me levante de la cama saque los libros de la mochila y empecé a acomodar mis apuntes.
A la mañana siguiente todo parecía normal, Kali me saludo alegre y entro conmigo a clases, esperaba con ansias la hora de receso para ver si algo había cambiado pero mi decepción fue grande cuando vi que los 4 seguían manteniendo la misma actitud, suspire, creo que solo yo me lleve una primera buena impresión. Al final del día todo término de lo más normal, llegue a casa, cene con mi padre y termino mi día.
Gire una vez más sobre la cama, tome mi teléfono para ver la hora, eran las 2:45 de la mañana, me sentía intranquila, como cuando sabes que algo va a pasar pero no sabes que, esa sensación de incertidumbre que no te deja en paz. Decidí ir a tomar un vaso de leche a la cocina, la noche era tranquila, una ligera brisa movía las hojas de los árboles, todo lucia tranquilo y normal pero yo seguía teniendo esa sensación. Algo en el patio llamo mi atención, una sombra apareció en una de las ramas y por más que intente visualizar que era no lo lograba; de la nada un rayo cayó sobre el árbol, la luz fue tan fuerte que tuve que desviar la vista, cuando pude volver a ver hacia el árbol la sombra había desaparecido; seguramente no había sido nada, solo un conjunto de sombras que aparentaban una figura. Al subir las escaleras escuche un par de truenos más, seguramente no tardaría en llegar la lluvia, entre en mi habitación, me acosté en la cama pero al final logre quedarme dormida.
- Vaya carita, parece que alguien no durmió bien anoche
- Tanto se nota
- Si, un poco, por tus ojeras
- Siempre se me marcan, por eso trato de dormir bien si no parezco un zombi
- Eres graciosa, me agradas
- Gracias, tú te vs muy bien, hasta te ves contenta
- Tuve una noche excelente
- ¿Paso algo interesante?
- Algo así, digamos que estoy conociendo a alguien muy interesante
- Suena muy interesante
- Si, lo es… por cierto desde ayer que vi tu collar te iba a preguntar ¿Dónde lo compraste? – ella quiso agarrarlo y por instinto lo tome con una de mis manos –
- No lo compre, me lo regalaron
- Oye, tranquila, solo quería verlo no te lo voy a quitar
- Si, lo siento, es que… fue el último regalo que me dio mi madre antes de morir
- Umm… ya veo – hizo una mueca que no supe descifrar – ya tenemos clase, ¿vas a entrar?
- Si, vamos
En la clase de literatura el profesor nos dejó una pequeña investigación de un libro que podíamos encontrar en la biblioteca, así que al finalizar las clases decidí ir a solicitarlo antes de que llegara la fecha de entrega y todos corrieran por hacer esa tarea, tuve que dar algunas vueltas por lo de mi credencial de la escuela, pero al final me la dieron y pude ir a la biblioteca por el libro. La bibliotecaria era una mujer de unos cincuenta y tantos años pero a pesar de eso era muy dulce y amable, inclusive me ayudo a buscar el libro.
- Tú no eres de aquí ¿verdad?
- ¿Tanto se nota?
- No, no es eso, es que no te pareces a las chicas de por aquí
- Trato de ser lo más normal e invisible posible
- No deberías hacer eso, estoy segura que te esperan grandes cosas en tu vida
- Hace mucho que no escuchaba eso
- Deberías creerlo
- Muchas gracias. Y gracias también por ayudarme con el libro
- De nada, querida
- Compermiso
Camine hacia la puerta y la abrí y prácticamente al instante choque con algo o más bien con alguien, los libros y cuadernos que llevaba en los brazos cayeron al suelo, me agache para levantarlos.
- Disculpa, abrí la puerta y no me fije si venia alguien, de verdad lo sie…nto – cuando alce la vista casi me da un infarto, hacia chocado con uno de los chicos raros, con el de cabello castaño y para mi sorpresa tenía los ojos de un color azul marino, eran hermosos, en verdad me recordaban al mar
- No te preocupes, no pasó nada – sonrió amablemente, tomo el libro que había pedido en la biblioteca y me lo entrego -
- Muchas gracias
- ¿Ya terminaste Dylan? – gire el rostro y casi se me caen los libros de nuevo, los 4 chicos estaban de pie frente a mí, el que había hablado había sido el chico de cabello rojo, por su expresión parecía molesto
- Cálmate, Joas – el pelirrojo bufo –
- Los espero en el auto – y comenzó a caminar –
- Disculpa a Joas, es un gruñón, pero es buena persona
- Si, se nota
- ¿No eres de por aquí, verdad? – ahora el que hablaba era el chico rubio –
- No, llegue a vivir aquí hace poco
- No hay mucho en la ciudad pero puede que te guste – dijo el chico trigueño
- Sí, eso creo – a lo lejos se escuchó el sonido de un claxon
- Debemos irnos – el chico rubio hizo un gesto con la cabeza y comenzó a caminar , el chico trigueño me guiño un ojo y lo siguió
- Supongo que no será la última vez que nos veamos. Te veo después – comenzó a caminar mientras mantenía la sonrisa en sus labios; después de dar algunos pasos se giró – por cierto no me dijiste tu nombre
- Me llamo Valeria
- Mucho gusto Valeria, soy Dylan – sonreí, por alguna razón este chico me inspiraba confianza y calidez –
- Mucho gusto Dylan