El sol brillaba en el cielo despejado de verano mientras Sarah caminaba por el camino de tierra hacia el viejo laboratorio abandonado. Se suponía que iba a ser una aventura divertida con sus amigos, pero ahora se sentía inquieta. No podía evitar sentir que algo estaba mal, que algo malvado acechaba en el interior del laboratorio.
Había oído historias sobre el lugar cuando era niña, y aunque nunca había estado allí antes, había sido el tema de muchas conversaciones en el pueblo. La leyenda decía que un científico loco había estado trabajando allí hace muchos años, realizando experimentos peligrosos y prohibidos. Se decía que sus creaciones habían escapado del laboratorio y habían causado caos en el pueblo antes de que finalmente fueran destruidas por la policía.
Sarah no sabía si las historias eran ciertas o no, pero la idea de explorar el laboratorio abandonado la emocionaba y la asustaba al mismo tiempo. Sus amigos ya habían llegado, y estaban esperando impacientes en la entrada. Decidió que era mejor enfrentar sus miedos y unirse a ellos.
Mientras caminaban por el oscuro y polvoriento laboratorio, Sarah no pudo evitar sentir una sensación extraña en el aire. Había algo en el ambiente, un presentimiento oscuro y siniestro que se aferraba a ella. Todo en el interior del laboratorio parecía antiguo y abandonado, pero Sarah podía sentir la presencia del pasado y de las personas que habían trabajado allí.
Mientras exploraban el laboratorio, sus amigos empezaron a separarse. Sarah se encontró sola en una habitación oscura y llena de telarañas. Miró a su alrededor, tratando de encontrar algo interesante para ver. Entonces, sus ojos se posaron en un pedazo de papel amarillento en el suelo.
Se agachó para recoger el papel, pero se detuvo en seco cuando escuchó un ruido detrás de ella. Se volvió rápidamente, pero no había nadie allí. Sacudiendo la cabeza, decidió que su imaginación se estaba apoderando de ella. Miró hacia abajo para recoger el papel, pero lo que vio la dejó sin aliento.
Era una nota escrita a mano con tinta negra. La caligrafía era hermosa y antigua, y la letra estaba borrosa por el tiempo. La nota decía: "Si estás leyendo esto, es posible que ya sea demasiado tarde. El legado del científico loco ha continuado hasta nuestros días, y los peligros que creó aún acechan en las sombras. Huye ahora, mientras todavía puedas".
Sarah se sintió escalofriada. ¿Qué significaba eso? ¿Por qué alguien había dejado esa nota allí? Miró a su alrededor, pero no había nadie allí. El laboratorio estaba en silencio, a excepción del sonido de su corazón latiendo con fuerza. Sabía que debía encontrar a sus amigos y salir de allí, pero no podía resistir la curiosidad.
Mientras avanzaba por el laboratorio, buscando más pistas, se encontró con una puerta cerrada con llave. Aunque estaba marcada como "prohibida", la curiosidad de Sarah era más fuerte que su miedo. Con la nota todavía en la mano, Sarah comenzó a buscar una llave para abrir la puerta.
Finalmente, encontró una llave escondida debajo de una pila de escombros. Temblando, insertó la llave en la cerradura y giró. La puerta se abrió con un chirrido. El interior estaba oscuro y lleno de polvo. Sarah vaciló por un momento, pero su curiosidad la empujó hacia adelante.
Mientras avanzaba por el oscuro interior, Sarah notó algo extraño. Había un extraño olor en el aire, algo metálico y desagradable. A medida que se adentraba más, el olor se volvía más fuerte. Entonces, al final del pasillo, vio una figura oscura y borrosa.
Sarah se quedó sin aliento. Era la figura del científico loco, y estaba parado frente a ella. La figura estaba vestida con una bata blanca y tenía el cabello desordenado. En su mano había una jeringa llena de un líquido extraño y brillante.
El científico loco avanzó hacia Sarah, sosteniendo la jeringa. Sarah intentó retroceder, pero tropezó y cayó al suelo. La figura se inclinó sobre ella, y Sarah sintió el frío acero de la jeringa en su cuello.
Entonces, todo se volvió oscuro.
Cuando Sarah abrió los ojos de nuevo, se encontró en una habitación oscura y desconocida. Su cuerpo dolía, y todo estaba borroso. Intentó levantarse, pero descubrió que estaba atada a una silla.
Entonces, la figura del científico loco se acercó. "Bienvenida al laboratorio", dijo con una sonrisa siniestra. "Estás aquí para continuar mi legado".
Sarah gritó, pero nadie la oyó. El científico loco comenzó a hablar sobre sus experimentos peligrosos y prohibidos, y cómo Sarah sería su nueva sujeto de prueba. Mientras tanto, sus amigos se preguntaban por qué Sarah nunca regresó a casa después de su aventura en el laboratorio abandonado.
Después de varios días, la familia y los amigos de Sarah comenzaron a preocuparse. Nadie había tenido noticias suyas desde que había salido para explorar el laboratorio abandonado. Habían llamado a la policía y habían iniciado una búsqueda en toda la ciudad, pero no habían encontrado ninguna pista sobre su paradero.
Mientras tanto, Sarah estaba atrapada en el laboratorio, atada a una silla y siendo sometida a experimentos peligrosos por el científico loco. A pesar de que estaba aterrorizada, Sarah intentó mantener la calma y buscar una manera de escapar. Inspeccionó la habitación en busca de alguna herramienta que pudiera ayudarla a liberarse, pero no encontró nada.
A medida que pasaban los días, el científico loco se volvía cada vez más impaciente. Quería resultados rápidos, y se enfurecía cada vez que Sarah no respondía a sus preguntas. Empezó a usar técnicas de interrogatorio más brutales, y Sarah comenzó a temer por su vida.
Una noche, mientras estaba sola en su habitación, Sarah encontró un pequeño trozo de metal en el suelo. Se dio cuenta de que había caído de la cerradura de su atadura. Con el corazón latiendo con fuerza, comenzó a intentar desatarse. Fue difícil, pero finalmente logró liberar una mano. Luego, con la mano libre, comenzó a trabajar en la otra atadura. Después de varios intentos, logró liberarse completamente.
Editado: 12.09.2023