¡De repente! a lo lejos se empezaron a oír zumbidos, cuando estaban a punto de retornar el camino. Los chicos se alarmaron, pero se dieron cuenta que solo eran truenos provenientes de unas enormes nubes que comenzaban a formarse a lo lejos ¡Se avecinaba una gran tormenta!
La única opción que les quedaba era entrar en la cueva, si no querían exponerse a semejante tormenta amenazadora, cuando creyeron que haber llegado hasta allí fue suficiente, no fué asi algo los impulsaba a seguir adentrándose más y más .
Triana ya no quería seguir avanzando, se rehusaba a tener que entrar no tenía buenos presentimientos pero su hermana trataba de convencerla ya que no había otra salida, el viento comenzaba a soplar cada vez más fuerte.
Gael por otro lado no podía calmar a su perro que estaba muy alterado.
¡De pronto! Una fuerte explosión los hizo saltar del susto ¡un rayo había caído! no solo uno sino que varios comenzaron a caer. Las tormentas de aquel verano eran intensamente fuertes, por lo general el pueblo ya estaba acostumbrado y debido a los fuertes vientos solían tener sótanos en sus hogares.
Triana comenzaba a sentirse incómoda y arrepentida de haber ido, pensaba en sus padres, sobre el castigo que le darían a las dos cuando se dieran cuenta de que no estaban en su casa. Triana debía alimentar a los caballos y su hermana ayudar a su madre dentro del hogar. En ese momento Gadea pedía a gritos a su hermana para que corriera hacia la cueva, Pero Triana seguía en shock.
Entonces la tomó de los brazos y la sacudió con fuerza para que reaccionara
—¡Hay que correr urgente hacia la cueva!— gritó con desesperación.
Entonces Triana pudo volver en sí y darse cuenta que debía entrar y refugiarse.
A lo lejos lograron divisar una enorme masa que giraba en varias direcciones ¡Era un tornado!
Ahora si las situación los obligaba a tener que refugiarse dentro de la cueva. Corrieron hacia allí todos juntos y una vez dentro la oscuridad era total.
No sabían qué hacer, entonces gadea comenzó a buscar en su mochila alguna linterna, recordó haber metido un par de cosas antes de salir de su casa por si acaso, era la más precavida del grupo y siempre estaba atenta ante alguna situación complicada.
Como era de esperarlo, entre sus cosas había una linterna —¡perfecto!— exclamó
Como el viento era intensamente fuerte tenían que seguir avanzando hacia el interior de la cueva. Entonces encendió la linterna y comenzaron a caminar. Gadea estaba atenta alumbrando todo a su alrededor nunca sabían con lo que podían encontrarse. Caminaban los cuatro juntos sin separarse y se dieron cuenta de algo extraño. Sobre las paredes había algo escrito, algo así como una especie de dibujos, marcas, no se lograba apreciar bien por la falta de luz ¡se preguntaban! ¿Que sería o quién los podría haber hecho?
Recordaron que una de las tantas historia que escuchaban de Bill, era que hablaba sobre como alguien dejaba escrito mensajes extraños sobre aquella cueva. Les contaba acerca de la existencia de un hombre que se había transformado en una especie de lobo extremadamente horripilante. Por una maldición que le habían hecho. Se decía que este hombre en un momento había sido normal, pero una vez una mujer que él no amaba y no pudo resistir su rechazo le había lanzado esta maldición. Convirtiéndolo en lo que era ahora un temible y malvado ser (O por lo menos eso afirmaba Bill )
No se sabía con exactitud qué tan creíbles eran sus historias. Pero sin embargo los chicos estaban dispuestos averiguarlo.
Mientras tanto un problema más se le sumaba del otro lado de la aldea. Sus padres ya habían notado la ausencia de Triana y Gadea. Amanda preguntó a Martí porque los caballos estaban sueltos. Sí debían estar dentro del establo, Martí contestó que Triana lo haría, pero Amanda comenzó a llamarla dentro de la casa, salió fuera de la casa y tampoco la encontró. Por lo que pudo darse cuenta que algo tramaban, porque llamo a Gadea y tampoco la encontró desesperada le pidió a Martí que se fijara si estaban en casa de Nil.
Martí y Amanda estaban muy preocupados de que algo malo pudiera pasarle a sus hijas.
Entonces Martí se apresuró en llegar a la cima del pueblo donde viven los Antezana.
Para hablar con Nil y contarle lo que estaba pasando, pero ellos estaban en la misma situación, sus hijos tampoco aparecían y por si fuera poco uno de los caballos escapó.
Debido al temporal que se había desatado, el animal corrió despavorido en busca de refugio.
El pequeño jon alertó a sus padres de lo sucedido ya que estaba escuchando lo que planeaban sus hermanos.
Le preguntaron qué fue lo que escucho, como era muy pequeño todavía para entender algunas cosas. Jon pudo interpretar algo así como...
"Una cueva en medio del bosque"
Nil, su padre, actuaba extraño y se lo notaba nervioso ante las palabras de jon.
—¡Oh no! Se dirigen hacia la cueva— exclamó con preocupación y en voz baja
Martí estaba atónito ante el comportamiento de Nil y no entendía a qué se refería.
—Pero...¿Acaso, sabés dónde están los chicos y de que cueva habla Jon?
—Te lo explicaré en el caminó—Nil insistia en que debían apresurarse para ir tras ellos.
Se llevaron el único caballo que Martí tenía en el establo. Tomaron lo que pudieron y se marcharon rumbo hacia el bosque.
Les esperaba un largo viaje y junto a ellos también viajaba la incertidumbre de no saber lo que les podía deparar en el trayecto. Amedida que iban adentrándose en la profundidad del bosque, se miraban preocupados ya que a lo lejos se sentían aullidos de lobos.
—Nil ¿Que tan cierto es la historia de ese hombre lobo?—Preguntó Martí preocupado.
—Es una historia larga de contar Martí, ya habrá tiempo. Ahora nuestros hijos son prioridad es lo más importante y debemos encontrarlos rapido antes de que algo malo les suceda—Nil tomó otro atajo porque los caminos por donde iban estaban cerrados.
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Editado: 30.07.2023