El fantasma de Olivia James

Capítulo 4

Elizabeth:

Esta es la historia de Olivia, la auténtica. La que no tiene absolutamente nada que ver con las habladurías de la gente y en la que nadie sabía que Sara y yo estábamos involucradas.

Conocía a Olivia desde que teníamos nueve años, nuestros padres trabajaban juntos, mi madre tejía abrigos con la suya y mi hermano mayor era como nuestro niñero la mayoría de las veces cuando nos divertíamos en el parque. Nuestras familias se hicieron tan unidas rápidamente gracias a la amistad repentina que surgió entre Meredith (Lo siento, Olivia) y yo, sin embargo, no puedo negar que tuvimos instantes en los que quería dejarle de hablarle y no saber nada de ella o en el que Olivia se molestaba conmigo y duraba días sin querer ir a visitarme, pero de alguna manera lográbamos superarlo.

Al cumplir la mayoría de edad Olivia y yo nos empezamos a distanciar, seguíamos siendo amigas, aunque  no nos veíamos tan seguido pese a las nuevas responsabilidades que debíamos asumir. Ella estudiaba enfermería en las mañanas, en una universidad a las afueras del pubelo y en las tardes debía llegar a hacer trabajos o estudiar para los exámenes; en cuanto a mí, trabajaba con mi madre en la cafetería y en las tardes cuidaba de los hijos de mi hermano mayor Asher, quien es nada más ni nada menos que el sheriff, esposo de una doctora y padre de dos lindos niños llamados Arthur y Joey.

En fin, ambas estábamos ocupadas y como no frecuentábamos vernos, les propuse a mis padres ir de viaje en verano a <<Nashville>> e invitar a Olivia para poder recompensar el tiempo perdido. Recuerdo que días antes de su muerte no paraba de decirme lo cuan ansiosa estaba por el viaje, lo más lejos que había salido del pueblo era para ir a la universidad, casi dos horas de viaje, así que la idea de “escapar”, por así decirlo, la enloquecía y me encantaba el hecho de solamente imaginar las locuras, diversión, compartir juntas.

Hasta que llegó ese maldito día, el cuatro de marzo; la fecha en la que su corazón dejó de latir. Recuerdo que estaba en casa de mi hermano mayor Asher, cuidando a sus dos pequeños mientras él se suponía que estaba trabajando al igual que su esposa.

Joey, quien era la menor de la casa, no paraba de decirme que quería visitar a su padre al trabajo ya que no lo había visto la noche anterior que es más o menos era el  horario en el que volvía a casa después de arduas horas de labor .La pequeña estuvo durante horas llorando, pataleando y vacilando la poca paciencia que poseo.

No quería seguir escuchando los llantos además de amenazas de Joey, así que en lugar de ponerme en contacto con mi hermano, me dirigí de una vez a la estación de policía. Al llegar lo primero que se interpuso en mi camino era el asistente de mi hermano (Devon), inventaba excusas de que no podía pasar porque el “Sheriff” estaba ocupado. No obstante, le pedí a los niños que lo distrajeran mientras yo entraba a la oficina de mi hermano para hablar seriamente con el aunque supiera que consecuencias traería aquello.

Joey chillaba y Arthur pisoteaba al pobre Devon para entretenerlo, sin que se diera cuenta me adentré a la oficina del dichoso asistente de mi hermano, la cual  estaba unida a la de Asher. Estando en el escritorio de Devon que se hallaba vacío, le eché una mirada a mí alrededor para localizar el de mi hermano, al ver la puerta con un letrero que decía <<Sheriff>>, me acerqué silenciosamente a él, gire la manilla y poco a poco fui empujándola, seguro vería a mi hermano siendo un holgazán o esperaba que estuviera oculto entre pilas de papeles, pero no fue así, lo que vi fue repugnante y sentí pena por Riley. 

Sentado sobre mi hermano a ahorcadas estaba una chica de cabello dorado, un tanto ondulado y la espalda descubierta. Cubrí mi boca con una mano para no emitir ruido alguno, asombrada por lo que estaba viendo decidí echarme hacia atrás hasta que choque con alguien; me di vuelta y ahí estaba el asistente de mi hermano, mirándome con desconsuelo a pesar de que no era a mí a quien lastimaban.

Los niños entraron a la oficina de Devon y empezaron a fastidiarlo de nuevo. Le pedí que aguardaran allí conmigo hasta que su padre terminara de revisar unos papeles que lo mantenían atareado, no quería que entraran a esa oficina y se sorprendieran al ver que su padre se estaba besuqueando con otra mujer que no era su madre.

En ese instante le pedí al compañero de mi hermano que cerrara por completo la puerta, pensaba que quizás el golpe alertaría a Asher y acabaría con su aventura. Me quedé sentada junto a los niños por un largo rato, esperando a que mi hermano saliera de allí sin la ramera con la que se revolcaba, no podía siquiera pensar en mirarlo a los ojos y no golpearle la cara, porque eso justo era lo que quería hacer.

Entonces fue allí cuando salió de su escondite. Terminando de acomodarse el cuello de la camisa, parecía tranquilo, sin una pizca de remordimiento; sorprendido abrió los ojos al visualizar a sus dos niños acercársele.

—¿Qué haces aquí?—Oí susurrarme, mientras abrazaba a Joey y Arthur. 

De camino a casa mantuve silencio mientras que mis sobrinos no paraban de hablar sobre su día tan tedioso, Asher solo simulaba escucharlos, puesto que en su cabeza solo maquinaban posibles pretextos, amenazas o engaños, se limitaba a dar uno que otro comentario o simplemente a asentir con la cabeza.

<<¿Quién era esa chica con la que se revolcaba?>> Seguía preguntándome, incluso en la hora de la cena, la imagen de aquellos besuqueándose se fue agravando en mi mente, causando que mi estomago se revolviera y me indujera a tener nauseas. Esa noche no paré de comerme las lúnulas, pensando ¿Qué pasaría si se lo dijera a Riley? ¿Desde cuándo la engaña? ¿Su matrimonio no está del todo bien como aparentan?

Nunca olvidaré cuando confronté esa misma noche a mi hermano mayor, luego de que los niños se fueran a dormir, me quedé afuera en el patio viendo las insignificantes estrellas que adoranaban el sombrío cielo. Asher se acercó a mí y me cuestionó sobre el por qué no le había enviado un mensaje antes de aparecerme de la nada en su oficina.



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En el texto hay: espiritu, muerte, misterio y suspenso

Editado: 10.11.2018

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