El fantasma del hombro

Lucy

Luego de aquella noche tensa para Alicia ella se quedó dormida y no volvió a salir de la habitación, ni siquiera de la camilla.
Se hizo de mañana y Alicia amaneció con dolor de cuerpo, mucho más que el que tenía en la noche. Es cómo si el dolor le hubiese llegado en partes, ahora era el complemento entero.

-Buenos días señorita Miller, veo que ya despertó .-dijo la enfermera apenas entrando. Era una joven pelinegra bastante hermosa, con su cabello ondulado. No parecía una enfermera como cualquiera, tenía un bello maquillaje en el rostro que extrañó a Alicia ¿Se permitía un maquillaje así de elaborado en un hospital? ¡Si hasta tenía un admirable delineado!

-¿Buenos días... Enfermera?
La enfermera se acercó todavía más a la camilla donde estaba postrada Alicia.- ¡Enfermera Lucy a su servicio! ¡Yo, Lucy Clark estaré a cargo de cuidarla!
Aparte de ser hermosa físicamente, también emanaba una energía de ser bastante simpática y alegre con todo el mundo, sea pacientes o no.

Clark cerró la puerta tras de si y se acercó nuevamente, sujetando una bandeja de metal con comida. ¿Talvez era sopa? Pensó Alicia, pues estando acostada en la cama no podía llegar a adivinar el contenido.

-¡Ya llegó la hora de comer, señorita Miller!.- Lucy lanzó una hermosa sonrisa, cada vez que sonreía se le achinaban los ojos dulcemente.
La enfermera colocó la bandeja en la mesita donde no había una misera flor, dio unos pasos atrás sonriendo a la paciente. Se quedó esperando verla comer, con sus manos en el regazo de pie.

Alicia se le quedó viendo embobada en su enfermera. Lucy estaba justo contra la iluminación del sol haciéndola parecer un dulce angel, con su sublime figura, rostro y sonrisa. La luz del sol lo resaltaba más, Alicia se ruborizó un poco.

-¡Ah! ¡Le ofrezco una disculpa!.- Dijo Clark acercándose nuevamente a la camilla y retiró la bandeja de la mesa.- No me percaté de que el accidente fue tan grave que posiblemente no pueda comer por su cuenta...

-¿E-El accidente?.- Se veía desconcertada por un momento. Fue entonces que le llegó una oleada de recuerdos. El fantasma, su Nissan destrozado, su choque. Todo.
-Si, el accidente... Fue hace una semana.

Alicia levantó su torso de la cama, tenía los ojos como platos y se dirigió a Lucy con prisa.- ¿¡Dos semanas!? ¡Mi editor ha de estar furioso!
Intentó levantarse de la cama, no obstante el dolor de su abdomen la detuvo.
También las manos de Lucy en su hombro la retuvieron.- Debe de quedarse reposando hasta que la demos de alta...

Alicia la fulminó con la mirada, así estuvo por un rato hasta que vio que la mirada preocupada y decidida de Lucy no flaqueaba.
Nuevamente se recostó en la cama, con las manos tapándole los ojos por la impotencia que sentía al no poder moverse.

Lucy sonrió y con voz relajada comentó.- No se preocupe señorita Miller, en unas pocas semanas podrá ser dada de alta.

Alicia se retiró las manos del rostro y le devolvió la sonrisa. La presencia de la enfermera era realmente tranquilizadora, brindando paz y felicidad.
-Llamame Alicia, y háblame como a una amiga.- Le sonrió, y sin darse cuenta también entrecerró un poco el ojo izquierdo dando ilusión a un guiño.
-Como usted deseé.

Desde ese primer acercamiento ambas supieron que se iban a llevar bien, bastante bien...



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En el texto hay: tragedia, romance, trauma abuso

Editado: 07.06.2025

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