Dejó de pensar en HostingTown para pasar a pensar en su vida como novelista.
No estudió ninguna carrera por lo mismo de ser pobre.
Amaba escribir sobre el romance desde que consiguió su primer libro en toda su vida.
El libro que le había dado el misterioso señor delgado, tenía una portada un tanto genérica. pero para Alicia todo era sorprendente y nuevo. sí, así de aburrida fue su infancia.
En la portada había una pareja heterosexual una estando de espaldas contra la otra, la mujer no se distinguía bien por el contraste de la luz y la oscuridad.
"Suéter Humano" citaba la parte superior de la portada.
Detrás del libro la descripción era
"Dios asesina a la mayoría del
Mundo.Sin embargo los pocos sobrevivientes tienen la oportunidad de darle vida propia a sus materiales más preciados."
"Adentrate en está historia de
amor y tragedia futurista."
"Escrito por Nolan Dixon "
Desde ese momento, Alicia amó el romance, así fue hasta que tuvo ese accidente.
Empezó a cuestionarse muchas cosas, la vida misma, su existencia, su identidad, y se sentía muy diferente.
Repasaba todo lo ocurrido una y otra vez, sabía que tenía que hacer algo, su decisión no debía tomarse a la ligera.
¿Realmente le gustaba escribir romance? ¡Por supuesto que sí! Es todo lo que conocía, ¡Eso era toda su vida! Por algo abandonó a su padre el Mayo del 1987!
Pero... ¿Porqué pensaba en dejarlo todo? ¿Era necesario aferrarse al pasado?
Empezó a respirar agitadamente, inhalaba y exhalaba por la falta de aire.
¡Las novelas de amor lo eran todo! ¡Lo único realmente bueno y rescatable de su infancia! No podía dejarlo todo solo por un estúpido presentimiento!
Lucy Clark ingresó a la habitación con una bandeja de metal.- ¡¡Ali!! ¡Adivina qué! Hoy toca tu comida favorita...¡Hoy toca...- Se adentró al cuarto, dando pequeños saltitos de felicidad al verla denuevo.
... Dejó caer la bandeja al suelo apenas vio a Alicia tener convulsiones en la cama. Se estaba por caer.
Clark corrió hacia ella, no pudo evitar su caída de la cama.
Colocó rápidamente su mano debajo de la cabeza de Alicia, pues podría lastimarse la cabeza.
Llamó al doctor, desesperada.
Mientras esperaba, movió cuidadosamente el cuerpo poniéndolo de forma lateral, esto para evitar que no se atragante.
***
Por el resto del día Lucy nunca se alejó de su paciente. Pese a que eso le daría problemas en su trabajo, eso no impidió que ella se fuera.
-Deberías descansar, o atender a otros...-Dijo Alicia, tratando de quitar su mano.
Lucy sujetaba fuertemente su mano mientras se encontraba sentada al lado de la cama, viéndola fijamente con preocupación.
-No crea que me alejaré de usted...- Todavía tenía los ojos vidriosos, había llorado a mares horas antes por la convulsión.- No lo haré, nunca.
-N-No, D-De verdad no hace falta.
-Realmente insisto en quedarme aquí con usted.- Contestó, posteriormente echó un bostezo. Puesto que la noche se avecinaba.
-En serio. Ve a descansar, Luz.- Comentó, acariciándole suavemente el cabello.
Lucy Clark se ruborizó un poco, no tanto por las caricias en su cabello, en parte si. Pero también porque "Luz" es un apodo que nunca le habían dicho, desde ese momento eso se volvió algo sumamente especial para ella.
-Esta bien, cómo usted desee.- Se levantó de la silla.- Pero antes que nada...
Cómo ya era de noche no le importaba mucho al personal la vestimenta a esas horas. Especialmente con ese frío, el hospital parecía un iglú.
Lucy llevaba puesta una bufanda de color verde oscuro combinado con negro.
Le dio un par de vueltas para quitársela y al terminar se lo colocó a Alicia.
-Hasta mañana, señora Miller.
-Hasta mañana...- Clark ya se iba de la habitación hasta que Alicia le interrumpió.- ¡Espera!
Lucy se volteó, expectante de la razón del porqué le paró.
-N-No me vuelvas a decir "Señora Miller"... Llámame Ali.
Lucy Clark asintió con la cabeza, soltó una risita cómo de niña pequeña y salió del lugar, esbozando esa hermosa sonrisa de felicidad.
***
Durante esas tres semanas que se conocieron, llegaron a construir un fuerte vínculo.
Eran dos polos opuestos: Lucy Clark pese a llevar maquillaje siempre, era naturalmente bella. Era sumamente amable. Una cautivadora sonrisa que brinda alegría a cualquiera.
Extrovertida con todo el mundo, aunque últimamente a veces se ponía nerviosa con Alicia.
Por su parte Alicia era... Bueno, físicamente fea, un tipo de rostro con un porcentaje de grasa considerable, aunque no era muy gorda. Tenía ojos cómo platos, dientes de tiburón. Y con mucha papada. pero bueno, tenía la ¿Suerte? De gran parte de su grasa se fuera a su rostro.
Sus únicos puntos a favor eran sus ojos azules, y su liso cabello rubio. Eso hereditario de su madre.
Era bastante introvertida, al igual que lo suelen ser bastantes escritores. Era tranquila y amable, tal vez eso último no era tan buena cualidad. Pues todo el mundo se aprovechaba de ella y la menospreciaban.
Incluso con todas sus diferencias, ambas chicas se llevaron bastante bien, casi complementando la una a la otra.
Sin embargo los recuerdos no paraban de llegar en Alicia, esa sensación de dejarlo todo para comenzar algo... Algo increíble.
Sabía que tenía que hacer algo, algo pronto. Pero el estar hospitalizada no ayudaba.
Cada hora transcurrida era una tortura, sentía que ya llevaba años ahí, postrada en la cama, y si pasaba mucho más tiempo pronto enloqueceria. Aunque Lucy hacía que ese sentimiento se aligere un poco al estar presente, pese que Alicia trata de negar eso.