El Fantasma Encadenado-Tomo 2

20-Los Carrigan y los Swan

A pocos días del fin de año Laiyon había tomado una decisión, comenzaría el dos mil uno con dos nuevos amigos que le enseñaran a ser un chico normal, sus candidatos eran claros: Vincen Carrigan le recordaba a Vandarec, deslenguado y curioso, Belinda Swan le recordaba a Margo, dulce pero con una marcada vena luchadora, en ambos parecía a ver causado una buena primera impresión y esperaba podérselos ganar.

 

Comenzaría con Vincen, por lo que había podido ver hasta entonces era más receptivo, preparo media docena de pastelillos con ayuda de Ana, los puso en una canastita y se fue con estos al departamento veinticinco, llamo a la puerta.

 

-¡Keyla!-escucho una potente voz de mujer adentro-¡Abre la puerta, por favor!

-¡Vincen!-replico otra voz de mujer, más joven.

-¡Te dije a ti!

-¡Bueno, ya voy!

 

Laiyon se aliso el cabello y se cuadro, preparándose para ser recibido por una dama, pero al verla se quedo por completo sin habla; Keyla Carrigan era la hermana mayor de Vincen, una morena espectacular con el cuerpo de una supermodelo, tenia dieciséis pero era tan alta y bien provista que parecía de diecinueve, nunca había visto a una mujer así.

 

-¿Te puedo ayudar?-le pregunto, el otro no dijo nada-hola, ¿hay alguien allí?

-¿Eh?-parpadeo-que pena, perdone, ¿Vincen se encuentra?

-¡Vincen!-grito hacia el interior-¡Te buscan!

-¡Anda, Luxember!-el chico de la gabardina verde aparto a su hermana sin miramientos-pasa, pasa.

 

El apartamento de los Carrigan no era muy diferente al de los Luxember, solo que su cocina estaba al fondo en lugar de a la derecha y la sala tenía un estilo diferente, los muebles eran cafés, negros u ocres que daban una sensación de cabaña calentita y confortable, en comparación su departamento tenia la sala pintada de blanco y pocos muebles para dar una sensación de limpieza y espacio en general.

 

-Bienvenido, ya viste a mi hermana y esa es mi mamá.

-Es un placer-se inclino-solo pasaba de visita, traje pastelillos.

 

En comparación con su hija la señora Carrigan era baja, gruesa y siempre tenía en el rostro una sonrisa cariñosa, recibió felizmente los pastelillos y de una se puso a preparar café para invitarlo, Vincen se apresuro a llevárselo a su cuarto, no más entrar una alarma se activo.

 

-¿¡Que es eso!?-Vincen se apresuro a apagarla.

-Perdona, la tengo que revisar, tiene un censor de baja temperaturas.

-¿Cómo para detectar…fantasmas?

-Aah, ya te fueron con el chisme-dijo serio.

-Calma, no vine a juzgar a nadie-y agrego-a mí me gusta limpiar el desorden de los demás.

-¿Y entonces que te trajo aquí?

-Oh, solo pensé que podríamos conocernos mejor-se retorció las manos-honestamente soy como nuevo en esto de hacer amigos, ¿me estoy excediendo?

-Depende, ¿quieres limpiar mi desorden?

-Si, por favor.

-Date gusto.

 

Definitivamente ese cuarto necesitaba una buena arreglada, parecía un taller de electrónicos, y Laiyon estuvo más que feliz de poder dársela, Vincen llevo el peso de la conversación entonces; así se supo que su padre era mecánico y electricista, lo que le daba acceso a mucho equipo, y aunque no era un prodigio como Vandarec si era muy listo y utilizaba todos su recursos en su pasatiempo de detectar fenómenos paranormales, fantasmas en particular, le fascinaban desde muy pequeño.

 

-Pero también me interesan otras cosas, ovnis, vampiros, zombis, los Mets.

-¿Quiénes?

-Los Mets de New York, juegan beisbol-Laiyon desconocía el deporte-es igual, he querido preguntarte, ¿Qué onda con la cadena?, ¿están de moda en tu país?

-Exacto…es una moda, ¿demasiado?

-No, luce genial, oye, ¿es cierto que tu familia es recontrarchimillonaria?

-…No me es familiar el termino…

-Que tienen un dineral.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.