El Fantasma Encadenado-Tomo 2

22-Calle Velvet

-¡Buenos días!, ¡Ya vine!

-¡Dal!-Laiyon fue el primero en recibirle con un fuerte abrazo.

-¡Hola!, aquí me tienes, de una pieza, ¿me tienes confianza ahora o te tengo que llevar a patrullar?

-No hace falta-le dijo con una gran sonrisa-confió en ti, en tu compañera y en toda la fuerza policial, ¿quieres desayunar?

-Ahora solo quiero darme un baño e irme a dormir, fue una noche pesada.

                                                

Una buena pregunta para hacerle en aquel momento era como sabía que su compañera era mujer pero venia cansadísimo y supuso que Ana le habría dicho, no es que fuera secreto.

 

A decir verdad Laiyon estaba de un increíble buen humor, realmente resulto que solo necesitaba ver lo que Dal hacia para estar tranquilo y todo lo demás…bueno, aun tenía que pensar en ello, unas horas antes la respuesta a ser un carcelero habría sido un rotundo ¡Jamás!, pero tras la noche pasada en compañía de Hesperian y su equipo miraba las cosas bajo otra luz, una más tolerante.

 

-¿Qué sabes de la compañera de Dal?-le pregunto a Ana cuando este se fue a dormir.

-¿Evelyn?, es encantadora, han trabajado juntos por dos años, Dal se alegro mucho de poder seguir con ella cuando regreso.

-¿Es soltera?-no más preguntar se dio cuenta de que era algo impropio pero Ana se rio.

-¡Ojala!, tenía un novio antes de que Dal se fuera a Inglaterra, no sé si sigue con este, pero deberías verlos, hacen una linda pareja.

-Te creo, deberíamos invitarla a cenar.

-¡Esa es una gran idea!-sonrió picara-óyenos, parecemos un par de conspiradores.

-Yo solo quiero verle feliz.

-¿Sabes cual es otra buena idea?-dijo entonces-mañana es su día libre y no ha hecho otra cosa que discutir conmigo sobre si podemos ir a conocer la dichosa Calle Velvet, la del libro que te dieron.

-También me gustaría conocerla…pero antes debo asegurarme de que puedo hacer eso.

-No quisiera que lo hicieras pero, ¿Puedes contactar a ese sujeto?-Ana llamaba a su carcelero “ese sujeto” según ella para que sonara menos temible.

 

De hecho podía, Hesperian le había dado un número para llamarle en caso de necesitarlo aunque no imagino que le daría uso tan pronto, fue a buscarla y llamo desde el teléfono del departamento, cada timbrazo le llenaba de nervios, era increíble que estuviese llamando a un carcelero.

 

-¿Hola?-a la cuarta llamada respondió una suave voz, por un momento no la reconoció.

-¿Hablo con…el carcelero Hesperian?

-¡Luxember!-ahora si lo reconoció, la voz se le reforzó de golpe-tu no pierdes el tiempo, ¿Voy por el uniforme o te llevo un contrato de reclutamiento?

-No señor, ninguno, solo necesito hacerle una consulta.

-Te escucho.

-Sí, bueno…estaba viendo los libros que me dejo, quisiera ir a la Calle Velvet mañana pero no estoy seguro de si me está permitido.

-¿Y para que te permito saber de esos lugares si no puedes ir?, amigo, tienes que dejar de moverte como si caminaras al filo de un abismo, creí que te habían explicado bien todo esto-Laiyon no dijo nada-ok, al grano: tienes dos perímetros de movimiento, el primero es el edificio donde viven tus tutores, puedes ir a cualquier parte dentro de este, el segundo es junto a tus tutores asique puedes ir a cualquier parte de la ciudad, a cualquier parte del mundo si te da la gana, siempre que te acompañe al menos unos de tus tutores, ¿entendido?

-Sí, señor.

-Entonces si puedes ir a la Calle Velvet, es un punto de conjunción para fantasmas y vivos, has que te lleven y no habrá problemas.

-Ya entiendo, gracias señor.

-Una cosita más-dijo entonces-sucede que tengo “mi refugio” en la calle Velvet, andaré de encubierto asique tal vez te vea, pero tú no me veras, pórtate bien, ¿está claro?

-Como diga, señor, gracias otra vez-colgaron.

-Bueno…-dijo Ana, que le había estado mirando todo el rato-parece que eso salió bien.




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