El Fantasma Encadenado-Tomo 2

24-La Brigada p.2

Eran casi las dos de la mañana cuando regresaron a la azotea del edificio.

 

-¿Cuánto tardaras en poner al tanto a tus tutores?

-Supongo que se los diré hoy mismo.

-Yo tengo que registrarte oficialmente como cadete, entre eso y acomodarte en mi horario…necesitare dos días, ya me pondré en contacto.

-Alban, es decir, señor… ¿usted que saca de todo esto?

-Buena preguntas, ¿crees en el destino?

-Jamás me lo pregunte-admitió.

-Yo sí creo y si tengo razón tú debes tener un gran destino aguardándote-se elevo-cuídate, novato.

-Lo hare, capitán, gracias.

 

Después de esa noche, ¿tendría problemas contándole a Dal y Ana todo lo que estaba pasando?...más de los que pudo a ver imaginado.

 

-¿Cómo pudiste ocultarnos todo eso?-Ana estaba al borde del llanto.

-Sabia que estabas preocupado por mi-Dal simplemente estaba furioso-¿Pero a este grado?, ¿en serio crees que no puedo cuidarme solo?

-Se que fue imprudente…-busco defenderse pero Ana le corto en el acto.

-¿Imprudente?, no, Laiyon, fue increíblemente irresponsable, ¿Y si te descubrían?

-No puedo creer que fingieras ser un carcelero, menos que ahora quieras ser uno.

-¡No quiero ser un carcelero!, es una pantalla para entrar a La Brigada sin arriesgar la condicional.

-Y luego eso, ese grupito de rebeldes, no me gusta para nada como te estás dejando manipular.

-¿De qué hablas?

-Tu amigo Vandarec te dio la opción de escapar con él pero lo rechazaste porque deseabas hacer las cosas bien, ahora parece que te descontrolaste.

-¡Bueno!, ¿Qué esperaban?-últimamente no tenia paciencia para nada-todo esto es nuevo para mí y hago mi mejor esfuerzo para adaptarme pero nada de lo que haga borrara el hecho de que estoy muerto-sintió una punzada-no puedo tener una vida normal…no puedo tener una vida, punto.

-Creí que eras feliz-sollozo Ana.

-Ana…no quería…-le partía el corazón verla triste-claro que soy feliz con ustedes, solo intento hacer lo que creo correcto pero…

-¿Te sientes bien?-pregunto Dal.

-Me duele la cabeza…-y se estaba sintiendo mareado-oigan, decidan ustedes, si quieren que me aleje del peligro yo… ¡Aah!

 

¿Qué estaba pasando?, escuchaba un pitido estridente y las muñecas le ardían tanto que creía se le iban a desprender las manos pero entonces, en el paroxismo del dolor, comenzó a recordar...

 

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Lo que creyó era un cuarto tras la sala de juicios en realidad era un pasillo angosto y que descendía hasta lo que solo podría describir como una cámara de torturas, además de la Alto Mando de los ojos verdes había allí otra persona, una figura baja oculta en la sombras; en cuanto bajo con Karma pisándole los talones, la carcelero le agarro y sujeto sus esposas a un gancho en el techo.

 

-¿Estas cien por ciento seguro de que es este?-pregunto el Juez al sujeto misterioso.

-Apuesto mi alma, Karma, es el fantasma que por siglos buscaste.

-Lleva cinco siglos bajo condena, ¿Por qué no lo note antes?

-Eso yo no lo puedo decir…pobrecillo, esta aterrorizado.

-¿Hará lo que le ordene?

-No en su actual estado, tiene un buen corazón.

-Entonces veamos de qué lado late.

 

Laiyon retrocedió hasta donde lo permitía el gancho, Karma se dirigía a él con el gigantesco martillo en ristre, lo levanto apuntándole con el lado afínalo y cerró los ojos antes de que lo descargara sobre su cabeza.

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-¡Laiyon!, ¡Laiyon, despierta!

 

Al volver en si estaba sobre el sofá, Dal y Ana le miraban con preocupación.




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